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Feminicidios: las mujeres necesitan más protección en Alemania

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En Alemania, una mujer es asesinada cada dos o tres días por su pareja o expareja hombre. Diana encontró protección en un refugio para mujeres con sus hijos, pero esto no siempre sucede.¿Quién es peligroso para una mujer? ¿El extraño que aparece en un paraje oscuro? En realidad, a menudo los más peligrosos son los hombres que una mujer conoce: su pareja o expareja, un hombre que llega a maltratarla, agredirla y hasta a matarla. En Alemania, cada día un hombre intenta matar a su pareja o expareja mujer, y a menudo lo logra. Una mujer es asesinada por su pareja o expareja cada dos o tres días en el país. Según la Oficina Federal de Policía Criminal (BKA), en 2023, 155 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o exparejas masculinas.

Su marido la amenazaba siempre con matarla, cuenta Diana B. (nombre ficticio) a DW. Su verdadero nombre y su paradero deben permanecer ocultos. Aunque el juzgado en lo familiar prohibió a su marido todo tipo de contacto con ella, Diana quiere asegurarse de que él no la encuentre. La golpeó durante años, la estrangulaba y la hería de gravedad. Como nadie lo denunció antes, el tribunal consideró que el hombre lo hacía por primera vez, y le impuso una pena de libertad condicional.

Luego de ocho meses, y con el apoyo de la Casa de la Mujer (Frauenhaus) de Coblenza, en Renania-Palatinado, Diana B. logró dejar el refugio y pudo empezar una nueva vida en otro lugar. Y logró sobrevivir. Pero cientos de mujeres han muerto.

“Definir los feminicidios como lo que son”

“Cuando se mata a las mujeres solo por el hecho de ser mujeres, tenemos que definir esos crímenes como lo que son, es decir, feminicidios”, advirtió la ministra alemana del Interior, Nancy Faeser. La socialdemócrata subrayó: “Estos feminicidios no deben ser banalizados llamándolos ‘tragedia familiar’, o ‘drama por celos’”. En Alemania, el feminicidio no es un delito tipificado por sí mismo, y los perpetradores pueden ser condenados por asesinato u homicidio involuntario.

La ministra alemana de Familia, Lisa Pau, dijo recientemente: “Dos feminicidios en Berlín en una semana. Cada dos días, una mujer es asesinada por su compañero o excompañero. Esto me afecta y me enoja mucho”. La política de Los Verdes exige: “No sólo necesitamos un paquete de seguridad contra los terroristas que apuñalan gente, sino también para la prevención y protección de las mujeres contra la violencia”.

Sin la Ley de Protección contra la Violencia, la gente muere

Miles de mujeres en Alemania participan bailando en la jornada de denuncia contra la violencia de género “Miles de millones se levantan” (“One Billion-Rising”), el 14 de febrero; protestan en la campaña de la ONU “Pinta el mundo de naranja” (“Orange the World”) del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (25 de noviembre) y también en el Día de los Derechos Humanos (10 de diciembre).

¿Y qué hace el Gobierno alemán? En una apremiante carta abierta, asociaciones y más de 30.000 personas pidieron ayuda: “En el acuerdo de coalición, ustedes anunciaron que crearían una ley que protegería mejor a los afectados por la violencia”. La ministra Paus ha elaborado una Ley de Protección Contra la Violencia, pero esa legislación está estancada en la coordinación entre los ministerios.

Los firmantes advierten: “Sin la Ley de Protección Contra la Violencia, seguirán muriendo personas y se seguirán destruyendo vidas humanas, ¡porque se les negará la protección que tan urgentemente necesitan!”

Refugios para mujeres: pocos lugares y poco dinero

Según el Convenio de Estambul del Consejo de Europa para la protección de las mujeres contra la violencia, en Alemania faltan unas 14.000 plazas para mujeres y niños en centros de acogida. Un estudio demuestra que se invierte demasiado poco: 300 millones de euros en lugar del gasto recomendado en prevención y protección contra la violencia, de hasta 1.600 millones de euros al año.

Cada estado federado y cada municipio de Alemania decide individualmente sobre la financiación voluntaria de dichos refugios. Alexandra Neisius dirige el refugio para mujeres de Coblenza, donde Diana B. y sus hijos encontraron ayuda. Con 115.000 habitantes, esa ciudad necesitaría entre once y doce refugios, critica. Pero solo hay siete, y muchas mujeres tienen que ser rechazadas. Si se informa de una plaza libre en el portal “Búsqueda de refugios para mujeres” (“Frauenhaussuche”), el lugar se ocupará en una o dos horas, afirma Neisius.

La Policía: “Tenemos que actuar”

Algunas mujeres llaman a la Policía. En Alemania hay un número de teléfono de ayuda en 18 idiomas (aquí el enlace). Otras acuden directamente a las comisarías con sus hijos y su equipaje porque tienen miedo de su pareja, informa Gabriele Slabenig, responsable de casos de violencia doméstica en la sede de la Policía de Coblenza: “Detrás de esto hay una amenaza real. Tenemos que actuar”, alerta Slabenig, que maneja entre 150 y 200 casos de violencia doméstica contra mujeres por año y monitorea los casos de alto riesgo.

“Cada vez llegan más mujeres que dicen: ‘Necesito protección, no puedo volver a casa, me golpean, me amenazan de muerte'”. Rara vez hay lugares disponibles rápidamente en los refugios para mujeres en las proximidades. La policía de Coblenza lleva a algunas mujeres a otros refugios, por lo que recorren entre 200 y 300 kilómetros. Los expertos examinan los teléfonos móviles de las víctimas de violencia para eliminar programas de seguimiento y espionaje.

Hay mujeres que tienen que pagar un lugar en un refugio

La directora Casa de la Mujer de Coblenza, Alexandra Neisius, critica que las mujeres tengan que pagar ellas mismas su estadía cuando no tienen derecho a recibir ayuda social. Las estadísticas de los refugios para mujeres a nivel nacionalmuestran que sobre todo las mujeres que tienen que pagar su propia estancia, regresan a una situación de violencia en su hogar.

Un borrador de la Ley de Protección contra la Violencia, recibido por DW, habla de un “derecho a protección y asesoramiento jurídico” exigible y gratuito para todos los afectados. Eso obligaría a Alemania a crear y financiar suficientes plazas en los refugios para mujeres.

Una salida del miedo y de la violencia

Diana B. tuvo suerte en la desgracia. Cuando su marido la golpeó brutalmente la última vez, logró escapar, sangrando fuertemente, y se refugió en un comercio cercano, donde otros hombres se pusieron delante de ella para protegerla. Después de una operación que compuso los huesos rotos en su rostro, y de una estadía en el hospital, consiguió una habitación para ella y sus hijos en la Casa de la Mujer de Coblenza. La dirección del lugar es secreta. Luego de un año lleno de violencia y miedo, la madre y sus hijos pudieron encontrar tranquilidad. Aquí se la trata con respeto, cuenta.

Su marido la golpeaba frecuentemente de manera brutal y siempre le prometía no volver a hacerlo nunca. Ella se quedaba con él para mantener unida a la familia, algo típico de muchas madres, dice Alexandra Neisius.

La violencia contra las mujeres existe en todas las capas y sectores sociales. En la Casa de la Mujer hay un gran porcentaje de mujeres inmigrantes, porque estas necesitan más apoyo, explica Neisius: “A menudo no tienen aquí una familia que las ayude, no hablan bien alemán y no conocen las normas legales”.

Luego de la separación viene la escalada de violencia

Antes de que la violencia aumentara, Diana B. todavía esperaba poder liberarse de los abusos y golpes separándose. Para que marido aceptara la separación, retiró una denuncia en su contra. Vivía sola con sus hijos, pero el peligro no había pasado, explica a DW. En la fiesta de cumpleaños de su hijo, su marido reapareció. La llevó al sótano de la vivienda arrastrándola del pelo, y la amenazó con matarla, estrangulándola hasta casi asfixiarla. Su hija los siguió y gritaba llorando: “Papá, por favor, deja a mamá, por favor, no lo hagas”.

Ella, como otras mujeres, están expuestas a un gran peligro. Separación, amenazas de muerte, estrangulamiento: estas características indican un alto riesgo de homicidio, dice Gabriele Slabenig, de la Policía de Coblenza, al igual que ciertos rasgos de carácter: “Cuando los hombres son extremadamente agresivos, impulsivos, controladores, dominantes, celosos”.

“Por favor, váyanse, por los niños”

“Los niños que tienen que ser testigos de la violencia contra su madre viven esa violencia como si fuera contra ellos mismos”, advierte a DW la abogada Corinna Wehran-Itschert. Uno de los peligros es la imitación: “O el hijo empieza a golpear o a comportarse de manera tan machista como el marido, o la hija se convierte en víctima”, señala.

En el centro de acogida para mujeres de Coblenza se enseña a los niños qué es un comportamiento no violento, entre otras cosas, y un pedagogo social acude al refugio para atender a los niños.

Alexandra Neisius hace un llamamiento a las mujeres que quieren quedarse con su marido por los niños: “Por favor, váyanse, por los niños”. Diana B. reconoce que estuvo mal quedarse con su marido por los niños: “Si a mí no me va bien, a mis hijos tampoco les va bien”. Le dijo a su hija que, en el futuro, si un hombre le falta el respeto o intenta golpearla, debe dejarlo inmediatamente. Esperar que un hombre violento mejore no es el camino correcto, confirma Neisius, directora del refugio para mujeres: “Eso no termina por sí solo”.

(cp/ers)

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