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Una fragata alemana atravesará el Indo-Pacífico, y quizás también el estrecho de Taiwán. Si el gobierno alemán da el visto bueno, estará enviando la señal correcta, afirma Alexander Görlach.Al mandar a la fragata «Baden-Württemberg» al Indo-Pacífico, el gobierno alemán está subrayando la primacía del derecho marítimo internacional. Las aguas por las que va a navegar la fragata son aguas internacionales. Esto también se aplica al estrecho de Taiwán, que discurre entre Chinacontinental y la república insular democrática. Aunque todavía no se sabe si la fragata atravesará realmente el estrecho, la postura del gobierno alemán es que no es necesario obtener permiso ni anunciar la ruta de antemano en aguas internacionales.
Pekín, sin embargo, reivindica Taiwán como territorio de la República Popular China. Los dirigentes comunistas también han iniciado una disputa con Filipinas sobre partes del Mar de China Meridional, a pesar de que un tribunal de arbitraje de La Haya ha subrayado que China no tiene ninguna reivindicación sobre esas aguas.
Pero a China no le importa. Bajo el gobierno de Xi Jinping, se han construido allí varias islas artificiales y se han convertido en bases militares. Xi Jinping reivindica territorios de los países ribereños del mar de China Meridional a lo largo de la ruta marítima habitual, que va desde el estrecho de Malaca hasta Japón, pasando por el estrecho de Taiwán. Su objetivo es claro: si China hace suyo territorio extranjero, el mar en ese punto dejaría de ser agua internacional para pertenecer a China.
El ansia de poder sobre las rutas marítimas
No es ningún secreto que Xi Jinping, que ha convertido a la Armada china en la mayor del mundo, está trabajando en el dominio hegemónico de la República Popular sobre los países de Asia. Si esta parte del Pacífico Occidental fuera territorio chino, Xi llevaría todas las riendas de esta supremacía. Para ello, sin embargo, primero debe quebrar la influencia de EE.UU. y sus aliados en esta región del mundo, sobre todo Japón, Francia, Inglaterra y Alemania.
Pekín condena regularmente el paso legal de fragatas militares por el estrecho de Taiwán. La última vez que Berlín envió un buque de guerra a través del estrecho, a la fragata no se le permitió atracar en Shanghái, como castigo. Es de esperar que la República Popular reaccione con recelo también esta vez.
El Indo-Pacífico también concierne a Europa
Son sobre todo los japoneses quienes están recordando estos días a los europeos que tienen una responsabilidad en lo que es, desde la perspectiva de Europa, una región remota del mundo. El recientemente dimitido primer ministro japonés, Fumio Kishida, viajó a Kiev específicamente para asegurar a los europeos la solidaridad de Japón en la guerra de agresión rusa contra Ucrania. A la inversa, el político japonés exigió que Europa se tomara en serio los peligros en el estrecho de Taiwán y, junto con los actores de la región, disuadiera a Pekín de atacar al Estado insular.
Japón y Corea del Sur son ahora invitados a las reuniones de la OTAN, y Seúl se está posicionando también como exportador de armas. En sus propias palabras, China teme una «OTAN asiática». Sin embargo, no habrá tal alianza formal. EE.UU. es ahora socio en muchos acuerdos menores y ayuda a todos los países con entrenamiento militar y armas.
Desde la perspectiva de Washington, éste es el futuro de la implicación estadounidense en Asia. Los países de la región deben hacer su parte para unirse contra una China prepotente. Filipinas ha pedido a EE.UU. que establezca cuatro nuevas bases en su territorio. En caso de emergencia, los socios de Washington cuentan con que EE.UU. les ayude a defenderse.
Para evitar que tales escenarios se produzcan, el viaje de la fragata alemana «Baden-Württemberg» y del barco de suministros que la acompaña, el «Frankfurt am Main», a través del estrecho de Taiwán es la señal adecuada de apoyo al orden internacional existente.
(gg/ers)