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El primer observatorio del idioma español en Europa está en la Universidad de Heidelberg e investiga las diversas influencias de este idioma en países como Alemania, Suiza y Rumania, entre otros.En la casa del filólogo español Óscar Loureda Lamas se hablan tres idiomas, y el español es uno de ellos. “Mi hijo mayor sociabiliza en la escuela en alemán, pero con su madre conversa en croata y conmigo en mi lengua materna”, cuenta el académico de la Universidad de Heidelberg en entrevista con DW.
Ese escenario bilingüe o trilingüe, y con presencia del español (o castellano), al que alude el profesor Loureda, se replica en otros hogares de Europa, especialmente en países donde la concentración de migración hispanohablante es alta, como Francia, Italia, Alemania y Reino Unido.
En Alemania, por ejemplo, más de seis millones de personas hablan español, representando cerca del siete por ciento de la población total. “Esto se debe a dinámicas como la oferta educativa y especialmente a los flujos migratorios, pues Europa es un destino prioritario para la comunidad hispanohablante, después de Estados Unidos e Iberoamérica”, explica Óscar Loureda a DW.
El español tiene un gran alcance, siendo el cuarto idioma más hablado del mundo, después del inglés, el chino mandarín y el hindi. Según datos del Instituto Cervantes, hay casi 90 millones de hablantes de español en Europa; de ese total, más de un tercio son personas que lo han aprendido como segunda o tercera lengua.
Enfoque social: procesos migratorios
El interés por el español tiene una larga trayectoria en el Centro de Estudios Iberoamericanos de la Universidad de Heidelberg, donde en 2023 se creó el primer Observatorio del Idioma Español de Europa. Esta iniciativa ha ganado reconocimiento, recibiendo el Premio de Hispanismo Internacional Fundación Duques de Soria por ser el mejor grupo de investigación activo en los últimos años.
El observatorio analiza la lengua desde tres áreas principales: movilidad, educación y comunicación (incluyendo las comunidades que se forman en internet, como las redes sociales). Como señala Loureda, el objetivo es “captar una fotografía del uso y el conocimiento del español en Europa, considerando la geografía y los marcos sociales presentes”.
“Queríamos conocer el estado de la lengua en todos los países europeos, pues el español está más arraigado de lo que se cree en Europa. Buena parte del continente perteneció a las coronas de España y Castilla, y hasta el siglo XVIII los Países Bajos y el sur de Italia eran territorio español, por ende, existió una gran vinculación, más militar que popular, entre el idioma y estas regiones”, explica Francisco Moreno Fernández a DW.
Francisco Moreno es dialectólogo y sociolingüista español. Llegó a Alemania gracias a un premio de la Fundación Alexander von Humboldt, después de una estancia en la Universidad de Harvard, donde, como director del Instituto Cervantes, fundó el primer observatorio de español dentro de los Estados Unidos, país en el que la comunidad de origen latino representa cerca del 20 por ciento de la población total.
“Más allá del enfoque lingüístico creo que es importante ver la evolución del idioma desde la sociolingüística, porque tanto en Estados Unidos como en Europa la presencia del español se debe a procesos migratorios, que pueden conllevar al mantenimiento de la lengua o a la pérdida de esta”, dice en conversación con DW.
El español como lengua de herencia y lengua adquirida
Una de las líneas que estudia el grupo de investigadores de Heidelberg es justamente la preservación del español en países como Alemania, Italia y Reino Unido. Algunos estudios ya evidencian que los descendientes de hispanohablantes dentro de Europa suelen tener un dominio limitado del español.
“Un 30 por ciento de los hijos de hispanohablantes consigue alcanzar un nivel comparable al de sus padres o abuelos, lo que significa que hay algunas dificultades, como el acceso a cursos de español en edad primaria y un sobreesfuerzo de parte de las familias para mantener el uso de la lengua de herencia”, explica Loureda a DW.
El profesor Moreno, por su parte, agrega: “Nos interesa conocer cómo es la oferta educativa en la enseñanza de lenguas y cómo afecta al conocimiento del uso del español, es decir, porqué una parte de la población abandona su lengua de herencia y otra la mantiene, pero en un nivel mínimo”.
Una constelación que llama la atención de los investigadores son los grupos de personas que no son descienden de hablantes de español, sino que aprendieron el idioma como segunda lengua, así como también los hispanohablantes provenientes de España y Latinoamérica (el 90 por ciento de esta inmigración origina de países como Perú, Colombia, Ecuador, México, Chile y Argentina, entre otros).
“España e Italia muestran una gran recepción de migrantes latinoamericanos por afinidades lingüísticas y culturales, pero esta movilidad va más allá, y, por eso, estamos tendiendo puentes con otros observatorios del mundo para avanzar en un proyecto internacional que mapea a 49 países europeos, como Alemania, Suiza, Portugal, Italia e incluso Rumania, que presenta gran cantidad de hablantes no nativos de español, producto de la migración de rumanos hacia España”, señala Moreno a DW.
Estrategias lingüísticas
Charlotte Blattner habla español, aunque su lengua materna es el alemán, ya que creció en los alrededores de Heidelberg. Su interés por el idioma comenzó en la escuela y, más tarde, en 2015, se profundizó durante un viaje a Madrid, donde vivió con una familia ibérica.
Blattner, quien forma parte del observatorio, investiga cómo las familias en Alemania manejan y transmiten el español a sus hijos. Su trabajo de campo ha revelado varios hallazgos: “Las familias emplean diversas estrategias para mantener el idioma. Algunas establecen reglas estrictas, como hablar únicamente en español en casa, mientras que otras son más flexibles y permiten el uso del alemán, especialmente cuando los niños tienen dificultades para expresarse en español”.
La investigadora alemana destaca la creatividad de las familias biculturales al buscar oportunidades para hablar español. “Algunas utilizan juegos o crean entornos sociales donde se hable el idioma. El apoyo emocional y el refuerzo positivo son cruciales, ya que los niños son más propensos a usar el español si sienten que su esfuerzo es valorado”, señala a DW.
Finalmente, el territorio es otro aspecto relevante, ya que la mayoría de las familias hispanohablantes, o aquellas con un miembro que habla español, tienden a establecerse en grandes ciudades. En Alemania, por ejemplo, se encuentran en Berlín, Fráncfort, Múnich y Colonia, entre otras. “En estos entornos sociales, crean comunidad, lo que facilita el mantenimiento del idioma en comparación con regiones donde son una minoría pequeña. Además, la disponibilidad de recursos en español, como libros y programas educativos, también son cruciales”, concluye Blattner.
(cp)