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Hasta la segunda vuelta electoral, la nueva alianza de izquierda NFP estaba unida en su objetivo principal de derrotar a la derecha. Ahora que ha tenido éxito, es probable que los objetivos comunes sean más difíciles.Inmediatamente después de las elecciones europeas del 9 de junio, Francia experimentó dos grandes sorpresas políticas: esa misma noche, el anuncio del castigado presidente Emmanuel Macron de que disolvería la Asamblea Nacional y convocaría nuevas elecciones. Y al día siguiente, la izquierda francesa, dividida en numerosos partidos, sorprendió a todos forjando una alianza común: como Nuevo Frente Popular (NFP) querían trabajar juntos para evitar una victoria electoral de la Agrupación Nacional (RN), de ultraderecha, de Marine Le Pen.
La alianza de izquierda logró su objetivo: sorprendentemente se alzó como la más fuerte en la segunda vuelta electoral del 7 de julio y ahora está en camino hacia el poder. “El Nuevo Frente Popular está listo para gobernar”, afirmó el líder del partido de izquierda La Francia Insumisa (LFI), Jean-Luc Mélenchon. “Hemos ganado y ahora vamos a gobernar”, explicó la secretaria general de los Verdes, Marine Tondelier, considerada la iniciadora clave de dicha alianza de izquierda.
Por su parte, el líder de los socialistas, Olivier Faure, afirmó que “el Nuevo Frente Popular debe tomar las riendas de esta nueva página de nuestra historia”. En su discurso quedó claro el conflicto para el futuro inmediato: Faure no quiere trabajar junto al partido liberal Juntos (Ensemble), liderado por el presidente Emmanuel Macron.
¿Quiénes forman parte de la alianza de izquierda?
Los socialistas son el único grupo dentro de esta alianza que puede demostrar experiencia de gobierno. De ese partido surgieron dos presidentes franceses, François Mitterrand (1981-1995) y François Hollande (2012-2017). Además, tiene experiencia con la llamada “cohabitación”; es decir, una situación en la que el partido del presidente no tiene mayoría en el Parlamento, donde tiene que trabajar junto con diferentes sectores políticos. De 1997 a 2002, los socialistas aportaron con el primer ministro Lionel Jospin, durante el gobierno del presidente conservador Jacques Chirac.
Sin embargo, son solo el segundo grupo más fuerte en la actual alianza de izquierda: la impopularidad de Hollande favoreció el ascenso de su excolega de partido Jean-Luc Mélenchon en 2017, cuyo partido La Francia Insumisa (LFI) está más centrado en el populismo de izquierda y el euroescepticismo. El propio Mélenchon ha hecho declaraciones antisemitas en el pasado, ha expresado regularmente una gran simpatía por el Kremlin y la invasión rusa de Ucrania, y sigue pidiendo que Francia abandone la OTAN.
El tercer socio más importante son los Verdes, pero también están representados en la alianza el Partido Comunista Francés (PCF) y toda una gama de partidos pequeños o diminutos, como, por ejemplo, un grupo que aboga por la independencia en el lejano territorio de ultramar de la Polinesia Francesa.
¿Está amenazada esta alianza en correr la misma suerte que sus predecesoras?
La alianza de izquierda NFP sigue la tradición directa de una cooperación anterior considerada ahora fallida: ya cuando Macron y Le Pen se enfrentaron en el año electoral regular de 2022, Mélenchon pidió a la izquierda francesa que uniera fuerzas bajo su liderazgo. Su alianza, el Nuevo Frente Popular Ecológico y Social (NUPES), acabó convirtiéndose en la segunda mayor fuerza en el Parlamento, pero no pudo convertir ese éxito electoral en poder político: la formación de una fracción común en la Asamblea Nacional fracasó, debido a que socialistas, comunistas y verdes no quisieron diluir sus respectivos perfiles en una alianza de oposición de este tipo con el euroescéptico Mélenchon.
A diferencia del NUPES, la nueva alianza de izquierda NFP dio un giro clave: en lugar de Mélenchon como figura del líder, los altos cargos de los partidos más grandes actúan como un liderazgo colectivo, y, por lo tanto, sin un candidato principal, que, basándose en los últimos resultados electorales, sería el candidato lógico para el puesto de jefe de gobierno.
Según la politóloga Sophie Pornschlegel, del think tank Europe Jacques Delors, con sede en Bruselas, esta nueva alianza tiene más posibilidades de éxito: “Tienen mejores razones para permanecer juntos, porque podrían formar un gobierno y ejercer el poder ejecutivo; esa es una gran motivación para conseguirlo”. Además, los socialistas tienen más peso dentro de la alianza después de las recientes elecciones y una nueva generación de políticos menos egocéntricos en los partidos está marcando el rumbo, opina Pornschlegel.
(ct/cp)