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Alemania, diez años después del histórico 7-1 en Brasil 2014

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El 8 de julio de 2014, Alemania celebró una victoria histórica en el Mundial contra Brasil. El 7-1 en semifinales sigue siendo inolvidable diez años después, pero ahí comienzó un largo declive. ¿Se remonta?Ningún aficionado al fútbol olvidará fácilmente lo que ocurrió en Belo Horizonte la tarde del 8 de julio de 2014. Lágrimas por un lado, vítores de incredulidad por el otro. Fue un partido de fútbol para los anales de historia. Alemania venció a Brasil por 7-1 en las semifinales del Mundial y propinó una derrota histórica a la Seleção. En 29 minutos, la Federación Alemana de Fútbol, DFB, ya había marcado cinco goles y había sumido a los anfitriones del campeonato en un valle de lágrimas.

Los goles de Thomas Müller y Miroslav Klose, el doblete de Toni Kroos, luego Sami Khedira y los dos goles de André Schürrle completaron el 7-1. El brasileño Oscar marcó el gol del honor, cuyo valor es apenas estadístico. «Esta es la peor derrota de la historia, pero la vida continúa», dijo entonces el seleccionador brasileño Luiz Felipe Scolari. «Cuando miro hacia atrás en mi vida como futbolista y entrenador, ése fue el peor día de mi vida».

Aquel éxito despejó el camino a la final para la selección alemana que, cinco días después, se proclamó campeona del mundo por cuarta vez en el Maracaná, contra Argentina, gracias a un solitario gol de Mario Götze. Fue la cumbre del fútbol alemán, pero no podía garantizar la continuidad del éxito para la DFB.

Löw en 2018: «No nos hemos merecido pasar»

No pocos expertos predijeron que Alemania tendría más años de éxito tras su título del Mundial de Fútbol, como España, que marcó el fútbol internacional de 2008 a 2012. El éxito en el Mundial de Brasil también fue resultado de las reformas que se habían introducido en el fútbol alemán años antes. En la temporada 2002/2003, la Federación Alemana de Fútbol inició el proyecto «Promoción del talento». Se pusieron las bases: los clubes tuvieron que establecer centros de entrenamiento juvenil y se introdujeron las ligas nacionales juveniles. El resultado: el título del Mundial de 2014.

Las condiciones para una nueva era exitosa para la DFB parecían idóneas. Pero las cosas resultaron diferentes: apenas cuatro años después, el fútbol alemán estaba en ruinas. En el Mundial de Rusia 2018, el entonces vigente campeón del mundo fue eliminado en la ronda preliminar. Hasta ese momento, Alemania sólo se había quedado tres veces en la fase de grupos.

El entonces seleccionador nacional, Joachim Löw, lo dejó claro tras el bochorno: «Simplemente, no nos hemos merecido pasar en este grupo». Según Löw, a su equipo le faltaba soltura y clase.

La ineficaz máquina de relaciones públicas de la DFB

Además del doloroso revés deportivo, la gigantesca campaña de marketing en torno al equipo también fracasó estrepitosamente. El entonces director deportivo, Oliver Bierhoff, quiso aprovechar el revuelo que rodeaba a los campeones del mundo de 2014 y convirtió al equipo de la DFB en una máquina de relaciones públicas. Las etiquetas y la invención del nombre Die Mannschaft (La Selección, en alemán) fueron el resultado, y fueron fuertemente criticados, especialmente por los más aficionados. El mayor fracaso, sin embargo, fue responsabilidad del entonces seleccionador nacional.

Löw no logró reestructurar la plantilla, algo que debería haber abordado tras la deslucida participación en la Eurocopa de 2016, en Francia. A muchos jugadores se les había pasado su mejor momento, se habían acomodado y se habían hecho propensos a cometer errores. Se había perdido el hambre de victoria y la determinación incondicional que había caracterizado al equipo en 2014.

Luego de la vergonzosa eliminación en la ronda preliminar del Mundial de Rusia 2018, como muy tarde, debería haberse empezado la necesaria refundación. Pero la DFB volvió a confiar en Löw y su equipo para el siguiente Campeonato de Europa en 2021, se abstuvo de hacer grandes cambios… y volvió a fracasar. Alemania cayó merecidamente eliminada ante Inglaterra en los octavos de final de la Eurocopa.

Los recuerdos del glorioso 7-1 se fueron desvaneciendo cada vez más, el equipo alemán sólo tuvo algunos destellos que emularon ese 2014. El equipo de la DFB tuvo resultados deportivos cada vez más pobres. De esta manera, tras la eliminación de la Eurocopa en 2016, el mandato de Joachim Löw terminó, después de 15 años y 198 partidos internacionales. El seleccionador nacional se despidió en su última rueda de prensa con emotivas palabras: «Mi corazón sigue latiendo negro, rojo, oro».

Falta de calidad en defensa y en ataque

El nuevo fracaso prematuro en un torneo importante reveló los puntos más sorprendentes donde fallaba Alemania y con los que Löw llevaba años luchando: el ataque y la defensa alemanas no tenían la calidad necesaria para medirse con los mejores del mundo. Desde que Miroslav Klose, máximo goleador del Mundial, anunció su retirada en 2014, la DFB no ha podido conseguir un verdadero delantero para la selección nacional.

El problema también era evidente en la Bundesliga, donde escaseaban auténticos delanteros. Hansi Flick, que reemplazó a Löw como seleccionador nacional, probó una y otra vez nuevos jugadores en ataque, pero tampoco encontró una solución.

Además, la defensa alemana siguió tambaleándose y facilitó que equipos supuestamente pequeños marcaran goles contra el portero nacional, Manuel Neuer. En el Mundial de Qatar 2022, la DFB encajó cinco goles en tres partidos; los rivales fueron Costa Rica, Japón y España.

En el éxito, se cometen los errores

Las razones de la segunda eliminación consecutiva en la ronda preliminar de un Mundial se remontan a 2014. Los responsables de la asociación quedaron cegados por el histórico partido contra Brasil y la conquista del título mundial; por un equipo bueno y sólido que, con esfuerzo y compromiso, se convirtió en campeón del mundo, en un equipo fuera de serie. Y como todos sabemos, es cegados por el éxito cuando se cometen los mayores errores.

A Alemania ya le faltaban jugadores destacados en el Mundial 2014, pero supo suplir sus carencias con mentalidad ganadora y trabajo. Otro problema también estuvo en el entrenamiento, donde en los últimos años se prestaba más atención a los detalles tácticos que al entusiasmo por el juego y las habilidades individuales. Esta es también la razón por la que la selección nacional careció de jugadores de primer nivel en los años posteriores a 2014.

La DFB vuelve al ruedo

El torneo de Qatar fue el punto más bajo de un largo declive. La selección alemana tocó fondo… y reaccionó. El sucesor de Hansi Flick, Julian Nagelsmann, cambió algunas cosas y se centró claramente en el rendimiento a la hora de formar su equipo. En la plantilla para la Eurocopa local tiene a dos verdaderos delanteros, Niclas Füllkrug y Deniz Undav. En defensa, cuenta con, probablemente, los dos mejores centrales del momento: Jonathan Tah y Antonio Rüdiger.

En la plantilla, también hay jugadores como Robert Andrich, Undav y Füllkrug, que nunca han visto por dentro ninguno de esos centros de jóvenes talentos de la DFB (los centros de rendimiento NLZ para formar jóvenes promesas) y aportan un toque diferente, lúdico y humano. Jamal Musiala, Florian Wirtz, Kai Havertz y el retornado Toni Kroos pueden ser jugadores que marcan la diferencia y que le han faltado a la DFB en los últimos años.

Aunque fueron necesarios muchos años y algunas experiencias dolorosas en torneos, la DFB hizo muchas cosas bien con sus últimas decisiones y devolvió a la selección nacional al camino del éxito. Al igual que hace diez años con la victoria por 7-1, la DFB vuelve a inspirar a la gente y actualmente no tiene nada que envidiar a ningún otro equipo.

(lgc/rml)

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