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La situación en la frontera entre Israel y el Líbano es cada vez más tensa. Ambos bandos se amenazan mutuamente, pero intentan evitar una guerra abierta. ¿Tendrán éxito?Un fin de la intensa fase de combates en la Franja de Gaza, sí, pero no el fin de la guerra. Así lo anunció el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, el domingo, en la televisión israelí. La guerra solo podría terminar con la destrucción final de la organización terrorista Hamás, que gobierna en Gaza. Sin embargo, el final de los intensos combates posibilitaría trasladar algunas tropas al norte, a la zona fronteriza con el Líbano, previó.
El Ejército israelí y la milicia de Hezbolá han estado involucrados en enfrentamientos limitados allí durante meses. Poco después del 7 de octubre de 2023, cuando Hamás avanzó desde la Franja de Gaza hacia territorio israelí, asesinó a unas 1.200 personas y secuestró a unas 240, Hezbolá comenzó a bombardear.
Israel ha dicho que intensificará sus esfuerzos para resolver el conflicto en las próximas semanas. Para esto, se prefieren los medios diplomáticos, dijo esta semana el asesor de seguridad nacional israelí, Tzachi Hanegbi, según informaron varios medios. Pero si no se consigue, “todo el mundo entenderá que habrá que llegar a un acuerdo por otros medios”, añadió.
“Una escalada gradual”
Hace unos días, Hezbolá publicó un video que mostraría objetivos potenciales en Israel. Las imágenes, tomadas con un dron, muestran instalaciones militares y civiles, algunas en la ciudad portuaria israelí de Haifa. El ministro de Exteriores israelí, Israel Katz, advirtió a Hezbolá contra una “guerra total” en la frontera entre Israel y el Líbano, en la que serían “destruidos”.
“Estamos registrando una escalada gradual que se ha vuelto más intensa en las últimas semanas”, afirma a DW Michael Bauer, director de la oficina en Beirut de la Fundación Konrad Adenauer. Y observa, por parte de Hezbolá, una retórica más radical y la demostración de sistemas de armas cada vez más sofisticados: armas de precisión y sistemas cada vez más potentes, ahora también antitanques.
“Algo puede salir mal fácilmente”
Hezbolá cuenta con unos 30.000 combatientes activos y hasta 20.000 reservistas, según un análisis del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington, de marzo de 2024. Operan con jerarquías horizontales con alta autoridad para tomar decisiones, incluso entre comandantes subordinados.
En la guerra de 2006 entre Hezbolá e Israel, la milicia necesitó menos de 28 segundos para montar una plataforma de lanzamiento, disparar cohetes y retirarse nuevamente. Desde entonces, han ampliado sus capacidades.
“Incluso si se supone que ambos bandos no aspiran a una guerra a gran escala, el nivel de escalada es muy alto. Algo puede salir mal fácilmente”, alerta Bauer. En eso coincide Peter Lintl, experto en el conflicto en Oriente Medio, de la Fundación Ciencia y Política (SWP), de Berlín, pues los enfrentamientos son cada vez más frecuentes y más intensos, aunque no hayan alcanzado, hasta ahora, el nivel de una guerra regular.
No se puede descartar una escalada, dice Lintl a DW. “Los constantes intentos de disuadirse mutuamente, así como las respectivas contramedidas, pueden provocar, por supuesto, que en algún momento se alcance una especie de punto de no retorno, de modo que una de las partes entienda que tiene que reaccionar con más fuerza, lo que motivaría entonces al otro bando a golpear más fuerte”, explica.
Preocupaciones israelíes
Los israelíes son conscientes del peligro de guerra, afirma, por su parte, Heiko Wimmen, responsable de investigaciones sobre el Líbano en la ONG International Crisis Group. Wimmen ha mantenido conversaciones recientes con israelíes cercanos al Ejército, incluidas personas que apenas habían concluido sus servicios para la institución, por ejemplo.
“Desde su punto de vista, es extremadamente peligroso atacar a un oponente que se ha estado preparando exactamente para esto durante 20 años. También dudan de la idea de atacar a la milicia con un Ejército relativamente agotado por varios meses de guerra con Hamás”, dice. Se podría intentar no cruzar las líneas rojas de Hezbolá en la lucha en su contra. “Pero simplemente no se sabe dónde están. Y cuando se sabe, ya casi es demasiado tarde”.
Posición de Hezbolá
Hezbolá tampoco quiere necesariamente una gran guerra con Israel, opina Michael Bauer. Por eso, está mostrando su potencial disuasorio. “Pero hay también un mensaje para sus propios seguidores. Desde octubre del año pasado, alrededor de 400 de sus combatientes han muerto, más que en la guerra de 2006. Así que la dirección también quiere demostrar su fuerza internamente. Al mismo tiempo, quiere colocarse en una buena posición para posibles negociaciones”.
Preocupación internacional
Si se sigue al periódico palestino Al Quds, publicado en Londres, el régimen de Teherán, que se ha propuesto destruir a Israel, también trata de impedir esta guerra abierta en Oriente Medio. Por eso, ha dado instrucciones a sus aliados no estatales, en particular a las milicias hutíes de Yemen, para que incrementen ligeramente la escalada en su territorio.
Los hutíes han intensificado algo sus ataques contra el transporte marítimo internacional en los últimos días, afirma Al Quds, con el objetivo de Teherán de alertar a Israel y a Occidente sobre las posibles consecuencias de un conflicto mayor.
Pero lo más importante es la actitud de Estados Unidos, afirma Heiko Wimmen. “Aún no han dado luz verde a Israel para un ataque. Y esto es un prerrequisito militar para que Israel tenga éxito en el conflicto. “El flujo de armas de Estados Unidos a Israel debe ser ilimitado. Sin esto, Israel es incapaz de librar una guerra así”, advierte.
Las tensiones actuales también son vistas con preocupación en la vecindad regional. “Una guerra así podría desestabilizar a Egipto y Jordania”, apunta Peter Lintl. En Jordania, en particular, los islamistas fundamentalistas han ganado apoyo como resultado de la guerra de Gaza. “Otros Estados, como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, intentan, por supuesto, evitar una guerra así en la medida de sus posibilidades. Pero son bastante limitadas. Esto hace que su preocupación sea aún mayor. Porque, también para ellos, una guerra sería un desastre”.
(rml/ers)