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Los Santos Apóstoles Felipe y Santiago

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Los Santos Apóstoles Felipe y Santiago

La liturgia católica celebra la Fiesta de los Apóstoles San Felipe y Santiago el Menor juntos, el 3 de mayo. Sobre ellos hay algunas referencias en el Evangelio que demuestran su carácter y rectitud, aún antes de la venida de Pentecostés.

Ambos no podrían haber tenido un destino más diferente: uno fue encargado de evangelizar a los griegos (Felipe), el otro de preservar lo que había de bueno en los hebreos (Santiago). Pero la fiesta es de los dos. Felipe y Santiago son festejados el mismo día, para darnos testimonio de que, en la gran viña del Señor toda obra cuenta, todo aporte por pequeño que sea tiene su importancia. Ambos murieron de igual manera como mártires, apedreado

Felipe que nació en Betsaida de Galilea, era discípulo de Juan Bautista. San Juan habla de él varias veces en el Evangelio. Narra que fue Felipe uno de los primeros que lamo el Señor Jesús, lo que hizo al día siguiente de las vocaciones de San Pedro y San Andrés. En la Vocación de San Pedro y San Andrés se representa el momento en el que Cristo, caminando junto al mar de Galilea, llamó a los pescadores Pedro y Andrés y les pidió que le siguieran para convertirse en «pescadores de hombres». En este sentido, Vocación se entiende como el llamado de Dios para realizar alguna tarea o simplemente para predicar su palabra


Así, Felipe fue llamado po
r el Señor para que le siguiera. De los Evangelios se deduce que Felipe respondió al llamado del Señor. Felipe demostró gran fidelidad, pues en seguida lo dejó todo, casa, mujer, hijas pequeñas, todo lo abandonó por seguir a Jesús. Y Jesús lo aceptó en su compañía; pero sin manifestarle predilección especial.

San Clemente de Alejandría afirma que San Felipe es aquel al que Jesucristo dijo: “Dejad que los muertos entierren a los muertos…”. Podría ser, por tanto, el patrono de quienes siguen con fidelidad su vocación.

El Señor le preguntó a Felipe antes de la multiplicación de los panes, para ponerlo a prueba: “¿Dónde compraremos pan para darles de comer a la multitud?”, a lo que San Felipe respondió: “Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan”. (Juan 6, 5-7) Es decir, no había esa gran cantidad de dinero para alimentar a la multitud que había seguido el maestro, por lo que para ello es necesario una acción sobrenatural

Era también el apóstol Felipe quien en la Última Cena le pidió a Jesús que le “muestre al Padre”, recibiendo la respuesta trinitaria del Señor: “Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: ‘Muéstranos al Padre’?” (Juan 14, 8-9).

Rápidamente San Felipe se entusiasmó por Jesús, pues en el encuentro con Nataniel – el apóstol del que Jesús afirmó que en él no había engaño – , le dijo: “Ese del que escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de Nazaret” (Juan 1:45). Fue por su intermedio que los griegos dijeron que querían conocer al Señor.

san felipe apostol 3 de mayo

Hay quienes afirman que Felipe predicó el Evangelio en Frigia. En los campos de Frigia, Grecia donde pasó Felipe los últimos años de su vida. Allí predicaba y bautizaba, ayudado por sus dos hijas, que habían consagrado su virginidad a Cristo y habían seguido a su padre en su misión. Felipe murió en Hierápolis, Grecia. A Felipe se le atribuía el milagro de la resurrección de un muerto. Murió como un mártir pues fue apedreado y enterrado por sus perseguidores, quienes odiaban la fe cristiana y sus maravillas.

A Santiago se le llama «el Menor» para diferenciarlo del otro apóstol, Santiago el Mayor (que fue martirizado poco después de la muerte de Cristo). Por su parte, Santiago, considerado en Occidente como el pariente del Señor, fue el primero que rigió la Iglesia de Jerusalén. El evangelio dice que era de Caná de Galilea, que su padre se llamaba Alfeo y que era familiar de Nuestro Señor. Es llamado «el hermano de Jesús», no porque fuera hijo de la Virgen María (Tuvo sino un solo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo), sino porque en la Biblia se le llaman «hermanos» a los que provienen de un mismo abuelo: a los primos, tíos y sobrinos (y probablemente Santiago era «primo» de Jesús, hijo de alguna hermana de la Santísima. Virgen).

Santiago el menor era muy parecido a Jesús, de forma tal que era el parecido de este Santiago el Menor con Jesús, que por eso Judas debía, en su traición, besar a Cristo, para que no fuera confundido con su primo Santiago.

San Pablo afirmó que fue a Santiago una de las apariciones de Jesús Resucitado. Y el libro de Los Hechos de los Apóstoles narra cómo era de estimado en la Iglesia de Jerusalén (Lo llamaban “el obispo de Jerusalén”). El Libro Santo refiere que la última vez que San Pablo fue a Jerusalén, antes que todo para visitar a Santiago, y allí en casa de él se reunieron todos los jefes de la Iglesia de Jerusalén (Hechos. 21:15). San Pablo en la carta que escribió a los Gálatas afirma: “Santiago es, junto con Juan y Pedro, una de las columnas principales de la Iglesia”. (Por todo esto se deduce que era muy venerado entre los cristianos). Escribió una de las Epístolas Católicas que lleva su nombre(1)

Santiago era llamado “El Santo”, pues aseguraban que nunca había cometido un pecado grave. Jamás comía carne, ni tomaba licor. Rezaba muchas horas adorando a Dios y pidiendo perdón al Señor por los pecados del pueblo. Muchísimos judíos creyeron en Jesús, movidos por las palabras y el buen ejemplo de Santiago. Incluso para los gentiles convertidos, Santiago era una autoridad. San Pablo le llamaba «Columna de la Iglesia», aunque su espíritu era muy diferente que el del obispo de Jerusalén. Las obras legales que Pablo rechazaba eran sagradas para Santiago. 

 santiago apostol 3 de mayo

Como primer obispo de Jerusalén, Santiago el Menor fue determinante en el primer concilio, el Concilio de Jerusalén: “Al suscitarse la controversia sobre la circuncisión, se apartó del criterio de Pedro, a fin de que no se impusiese a los discípulos venidos de la gentilidad aquel antiguo yugo”, según dice el elogio de la celebración.

Por eso el Sumo Sacerdote Anás II y los jefes de los judíos, un día de gran fiesta y de mucha concurrencia le dijeron: “Te rogamos que, ya que el pueblo siente por ti grande admiración, te presentes ante la multitud y les digas que Jesús no es el Mesías o Redentor”. Y Santiago se presentó ante el gentío y les dijo: “Jesús es el enviado de Dios para salvación de los que quieran salvarse. Y lo veremos un día sobre las nubes, sentado a la derecha de Dios”. Al oír esto, los jefes de los sacerdotes se llenaron de ira y decían: “Si este hombre sigue hablando, todos los judíos se van a hacer seguidores de Jesús”. Y lo llevaron a la parte más alta del templo y desde allá lo lanzaron hacia el precipicio. Santiago no murió de golpe, sino que rezaba de rodillas diciendo: “Padre Dios, te ruego que los perdones porque no saben lo que hacen”.

Todavía vivo, Santiago el Menor fue martirizado por los judíos quienes se arremolinaron sobre él y lo apedrearon hasta matarlo. Esto aconteció en el año 62 D.C. Tenía 96 años de edad.

Así como Jesús, su Divino Primo, Santiago también dijo antes de morir: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Ocho años después de su muerte tuvo lugar el Sitio de Jerusalén por el emperador romano Tito donde se destruyó toda la ciudad incluyendo templos, por lo que muchas personas se dieron cuenta de que tan horrible evento había sido un castigo por la muerte del santo obispo.

Evangelio de la Fiesta de San Felipe y Santiago Apóstoles

  • Juan 14:6-14

6 Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.

7 Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto.»

8 Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»

9 Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: «Muéstranos al Padre»?

10¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras.

11 Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras.

12 En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre.

13 Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

14 Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.

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  1. Epístolas católicas (también llamadas Epístolas universales) son libros en el Nuevo Testamento en forma de cartas. Su denominación más habitual es “católicas” ya que su público objetivo son los católicos en general, más que personas individuales o congregaciones

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