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¿Por qué un hombre hace el papel de “doncella” en el triunvirato que preside el carnaval de Colonia? ¿Desde cuándo participan mujeres en el desfile de carros alegóricos? Un vistazo a la historia.En sus orígenes, el carnaval se celebraba de forma bastante anárquica y desenfrenada en Colonia. Hasta que, en el siglo XIX, algunos coloneses influyentes decidieron «reglamentarlo”.
Unos cuantos señores de la élite ilustrada fundaron en 1823 un comité para poner orden en la fiesta e inventaron la figura del «Héroe del Carnaval”, que había de exhibir un «carácter caballeroso”, contrapuesto al desenfreno de las callejuelas. En 1872, el personaje se transformó finalmente en el «Príncipe” del carnaval. Le acompañaban otras dos figuras: el «Campesino”, que simboliza la resistencia de Colonia, y la «Doncella”, que representa a la fundadora y protectora de la ciudad, Colonia Agrippina. Ese triunvirato encabeza el carnaval.
Cosa de hombres
El carnaval que se reorganizó hace 200 años, era exclusivamente masculino. En consecuencia, todas sus figuras relevantes eran representadas por hombres. Disfrazados de mujeres del mercado o lavanderas, se presentaban en los escenarios y pronunciaban discursos socarrones. La «Doncella” que acompañaba al «Príncipe” y las bailarinas conocidas como «Tanzmariechen” eran también varones. Estas «Mariítas» representan a las mujeres que ya en la Guerra de los 30 Años (1618-1648) acompañaban a las tropas de soldados y los «entretenían”.
Junto a sus parejas de baile, llamados «oficiales”, brindaban en los escenarios un espectáculo más divertido que elegante.
La época nazi
Eso no les agradaba en lo más mínimo a los nazis, que llegaron al poder en 1933. Hombres con maquillajes llamativos, en ropa de mujer: eso era algo demasiado cercano a la homosexualidad, que el régimen nacionalsocialista perseguía y castigaba. Se ordenó pues a las organizaciones carnavalescas que las bailarinas fueran mujeres, para «combatir el travestismo”.
A partir de 1936, solo se permitió presentarse a parejas de baile mixtas, si bien imperaba sotto voce la convicción de que las mujeres no eran físicamente aptas para desempeñar tal tarea. Además, en ese entonces se creía que los chistes contados en las fiestas carnavaleras eran demasiado fuertes y subidos de tono para las sensibilidades femeninas.
Los caballeros estaban equivocados. Las damas se lucieron como bailarinas y no sufrieron perjuicios psicológicos. Y a todas luces resultó tan grata su presencia que, al terminar la era nazi, los papeles femeninos siguieron asignándose a mujeres. Con una excepción: la «Doncella”.
El carnaval después de la II Guerra Mundial
Durante la II Guerra Mundial no se celebró el carnaval de Colonia, salvo un festejo que realizó un reducido grupo, a escondidas, en un bar, en 1940. Pero en 1949, volvió a llevarse a cabo el desfile de carros alegóricos del Lunes de las Rosas, con su triunvirato. El papel de la «Doncella” lo representó nuevamente un hombre. En primer lugar, porque era la tradición y, en segundo, porque nadie quería tener nada que ver ya con las reglas impuestas por los nazis.
Por lo demás, el carnaval de Colonia siguió siendo, en gran medida, un reducto masculino. Hasta la década de 1970, las mujeres prácticamente no tuvieron participación en el desfile principal. Los argumentos eran absurdos: que el desfile sería demasiado largo si ellas se sumaban, que las mujeres podían resultar heridas con los caramelos lanzados desde los carruajes y que no tenían tanta resistencia al alcohol. También se argumentó que en los roperos del Comité de Carnaval solo había atuendos en tallas para hombres.
Las cosas cambian
Las bailarinas y las mujeres integrantes de bandas de música eran las únicas que podían desfilar entonces el Lunes de las Rosas, aunque hubo excepciones.
Solo en 1978 se incorporaron al desfile comparsas femeninas.
Los hombres también predominan en el terreno de la música carnavalera. Hasta el día de hoy. De las diez bandas más populares de ese género en Colonia, ninguna tiene integrantes femeninas. Sin embargo, cada vez aparecen más bandas musicales de mujeres jóvenes, que entusiasman al público y luchan por mayor visibilidad. Cuesta superar viejas costumbres, pero los tiempos han cambiado. Y tampoco no está dicho que la «Doncella” tenga que ser eternamente interpretada por un hombre.
(ers/ms)