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El conflicto armado entre Israel y el grupo terrorista Hamás cambió significativamente el panorama político en Medio Oriente. Por ahora, un mayor acercamiento árabe-israelí está en suspenso.En los últimos años los palestinos parecieron ser dejados de lado por el mundo árabe. Sus intereses, en especial el establecimiento de un estado propio, no contaban en los cálculos de muchos gobernantes. Tras décadas de conflicto parecía como si la proclamada solidaridad con el pueblo que habita la Franja de Gaza y Cisjordania se hubiera agotado. Incluso muchos optaron por alejarse de los palestinos para acercarse a Israel.
Países tan diversos como Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Marruecos y Sudán cerraron en 2020 acuerdos de normalización con Israel, los llamados Acuerdos de Abraham. Según Benjamin Netanyahu, esto marcaba el comienzo de una “era de paz”. Hasta que llegó el 7 de octubre de 2023. Hamás, grupo considerado terrorista por la Unión Europea, lanzó un ataque sin precedentes contra territorio israelí.
Netanyahu declaró el estado de guerra poco después y movilizó a unos 300.000 reservistas. Israel comenzó sus ataques aéreos contra la Franja de Gaza y a fines de octubre lanzó una ofensiva terrestre, en el marco de la cual han muerto, además de miembros de Hamás, numerosos civiles. El Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás, cifra al 25 de diciembre en poco menos de 21.000 los muertos, un número que no ha podido verificarse de forma independiente.
Poco después del inicio de los combates, cada vez más estados del mundo árabe mostraron su solidaridad con los ciudadanos de la franja. El ministro de Exteriores de Jordania, Aiman Safadi, fue muy claro: la guerra de Israel contra Hamás es “una agresión flagrante” contra los civiles palestinos y una amenaza para la estabilidad de Medio Oriente. Al detener el suministro de alimentos, medicinas y combustible, Israel está cometiendo “crímenes” de guerra, apuntó Safadi en noviembre.
Los palestinos, de vuelta en la agenda
El terrorismo de Hamás ha logrado una cosa: los palestinos y sus demandas han vuelto a la agenda internacional este 2023. Esto plantea la pregunta de qué sucederá a largo plazo con el conflicto en Medio Oriente, que lleva más de 70 años sin resolverse.
La pregunta afecta también de forma directa a varios estados árabes, algunos de los cuales suelen dejarse llevar por sus propias preocupaciones sobre la estabilidad, explica a DW André Bank, experto en Medio Oriente del Instituto Alemán de Estudios Globales y de Área (GIGA) en Hamburgo. Jordania y Egipto, por ejemplo, temen que una nueva escalada en Gaza o Cisjordania provoque un mayor desplazamiento de la población palestina y, como resultado, afecten la estabilidad propia.
Intereses comunes
De momento, los expertos no creen que el acercamiento entre Israel y el mundo árabe quede estancado debido al conflicto. Muchos sostienen que los gobernantes árabes han sido vehementes con sus discursos porque el sentimiento antiisraelí está muy asentado en la población local. El experto en Medio Oriente Johannes Becke, de la Universidad de Estudios Judíos de Heidelberg, da un ejemplo: “Tengo la impresión de que la cumbre de estados árabes de noviembre en Riad apliçó una retórica muy dura, pero no pasó de ello”.
Esto se debe a que los intereses económicos y geoestratégicos de varios países árabes respecto a Israel apenas han cambiado. En general, se considera a Israel un socio potencialmente muy atractivo en áreas como los negocios y la tecnología. Acercarse a ese país también reporta ventajas en las relaciones con Estados Unidos. Además, Israel es también un socio geoestratégico para aquellos estados del Golfo que quieren limitar la influencia de Irán en la región.
Entretanto, Arabia Saudita ha mejorado, gracias a la mediación china, sus relaciones con Teherán, menciona Becke. Al mismo tiempo, el acercamiento entre Arabia Saudita e Israel parece haberse frenado desde que comenzó el conflicto.
Pero cuando los rebeldes hutíes, apoyados por Irán, empezaron a disparar cohetes hacia Israel a comienzos de diciembre, Arabia Saudita interceptó los proyectiles. “Hasta hace poco, estos misiles se disparaban contra la propia Arabia Saudita y algún día volverán a apuntar al reino”, argumenta Becke. “En este sentido, los argumentos geopolíticos para propiciar un acercamiento árabe-israelí no han cambiado tras el ataque de Hamás. Al contrario, puede que incluso se hayan fortalecido”.
Sin embargo, las manifestaciones propalestinas en el mundo árabe e islámico muestran que el potencial de movilización de este conflicto es alto. Precisamente por eso, es probable que un número importante de gobiernos árabes esté interesado en poner fin a la guerra de forma rápida y, ojalá, permanente, antes de que las protestas amenacen su propia estabilidad.
(dz/ct)