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En el segundo día de su viaje a Israel, el presidente alemán Steinmeier visitó el kibutz Beeri, destruido por la organización terrorista Hamás. Ese kibutz fue fundado por judíos alemanes tras la Segunda Guerra Mundial.Poco antes de entrar al kibutz Beeri, en el sur de Israel, la caravana del presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, se detuvo. Era preciso bajar y colocarse chalecos antibalas, según le indicaron los soldados israelíes. Luego de siete semanas del brutal ataque terrorista de Hamás contra varios lugares en Israel, entre ellos el kibutz Beeri, que fue fundado en 1946, continúa el estado de alerta máxima y el Ejército está presente en todas partes. Además de los medios, que informan sobre lo sucedido en el kibutz, ahora acuden allí dos presidentes, el de Alemania y el de Israel.
Visita a uno de los lugares del horror
El presidente alemán es el primer jefe de Estado extranjero que se hizo presente donde la organización terrorista palestina Hamás perpetró la masacre del 7 de octubre. En el kibutz de Beeri vivían más de 1.000 personas. Hoy está vacío. Ese sábado, terroristas de Hamás irrumpieron en el complejo, matando a uno de cada diez residentes y secuestrando a unas 50 personas. No hay casa que no esté marcada por la destrucción, el asesinato, la tortura y el fuego. La magnitud de la masacre se puede sentir en cada puerta de entrada, en cada habitación.
«Teníamos una idea de la brutalidad con la que actuó Hamás. Pero estar aquí es algo completamente diferente», dijo Frank-Walter Steinmeier. «Donde las mujeres han sido violadas, la gente ha sido quemada en los refugios, los niños han sido decapitados, algunos han sido secuestrados… Debo confesarles que, con todo lo que hemos oído, yo también me quedo sin palabras”, señaló Steinmeier en una corta rueda de prensa en el lugar.
El invitado alemán recorrió algunas de las viviendas y escuchó testimonios sobre los habitantes asesinados. Por ejemplo, sobre una pareja de jubilados que fueron masacrados en su casa con un pequeño jardín, donde ahora solo los árboles frutales totalmente quemados dan testimonio del horror.
También escucha acerca de Vivienne Silver, de 74 años, que llegó al kibutz desde Canadá hace años y que, según dijo el soldado israelí a la delegación alemana presente en el lugar, era una «verdadera trabajadora por la paz». Conducía hasta la frontera varias veces a la semana para recoger a niños palestinos que padecían cáncer, y luego los llevaba a Israel para que recibieran tratamiento. Miles de personas fueron tratadas en Jerusalén Este, hasta el 7 de octubre, en el Hospital Augusta Victoria, en el Monte de los Olivos, en Jerusalén.
No olvidar a las personas en Gaza
Justamente hacia allí se dirigó el presidente alemán después de su visita a Beeri, a la sala de oncología infantil del tradicional hospital que atiende a los palestinos en Cisjordania y la Franja de Gaza. La admisión de pacientes de Gaza está suspendida alli desde el 7 de octubre. Steinmeier promete un millón de euros de Alemania para apoyar la atención de los pacientes en el hospital. Alemania está dispuesta a ayudar a evacuar a los enfermos y a los niños, afirmó en el lugar.
Steinmeier subrayó una y otra vez durante su estadía en Israel que, para una solución duradera de dos Estados, no se debe olvidar lo siguiente: «Más seguridad para Israel y, al mismo tiempo, más perspectivas de futuro para los palestinos”. Es otra forma de decir que Alemania está a favor de una solución de dos Estados. Alemania «no solo se solidariza con el Israel que es víctima del terrorismo, sino también con el Israel que se defiende”, aclaró el presidente alemán.
«Un día volveremos a casa”
Cuando Frank-Walter Steinmeier, luego de la visita guiada junto a su colega israelí, Isaac Herzog, y las esposas de ambos, ofreció una corta declaración a la prensa, se notaba que todos ellos estaban afectados por lo que vieron y por los relatos de testigos que pudieron escuchar. En silencio y con el rostro demudado llegaron al lugar que hace poco era el centro cultural del kibutz. Hoy aquí todo está lleno de escombros y cenizas. Todo está destruido, solo la construcción de metal sigue en pie.
Junto al presidente estaba Sofie Berzon MacKie, la directora de una galería de arte incendiada. El lugar era conocido en todo Israel por su concepto abierto y por su diversidad cultural. Era una especie de centro de la cultura que reflejaba el espíritu del kibutz. Sofie Berzon MacKie sobrevivió en un escondite con sus tres hijos y su esposo al ataque de los terroristas de Hamás. Fue pura suerte, dijo: «Muchos aquí estaban preparados para ataques con misiles. En la mayoría de las viviendas había búnkeres. Pero nadie estaba preparado para que, en un día pacífico, terroristas palestinos atacaran bestialmente a las personas de manera indiscriminada y las asesinaran en sus propias casas”.
Así como la mayoría de los habitantes de Beeri, desde la masacre, Sofie Berzon MacKie vive ahora con su familia en otro lugar. Todos fueron trasladados a un lugar cerca del mar Muerto por unos meses. Luego se mudarán temporalmente a otro kibutz. «Mientras no nos sintamos seguros aquí, nos quedamos en otra parte. Pero la mayoría queremos volver, recuperar nuestra vida y nuestra tierra”, explica la directora de la galería devastada, de 37 años. La mayoría de los miembros de la comunidad del kibutz espera, según dice, que Beeri pueda volver a ser su hogar dentro de unos tres años.
(cp/ers)
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