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Esquí alpino: Mundial en el Matterhorn se convierte en farsa

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Atletas hombres y mujeres se quedaron con las ganas en Zermatt-Cervinia. El clima obligó a cancelar el prestigioso evento, organizado por el controvertido director de la Federación Mundial de Esquí, Johan Eliasch.El prestigioso proyecto de Johan Eliasch no consigue despegar. El empresario sueco-británico, presidente de la Federación Internacional de Esquí (FIS) desde 2021, impuso su idea celebrar carreras de descenso con el impresionante telón de fondo del Matterhorn, la cumbre símbolo de Suiza, a inicios del invierno.

Pero las condiciones meteorológicas no han permitido estrenar finalmente la Copa del Mundo en la pista «Gran Becca» de la zona de esquí de Zermatt-Cervinia, en la frontera entre Suiza e Italia. Con una semana de diferencia, fuertes nevadas y viento frustraron tanto las carreras de descenso masculinas como las femeninas previstas.

Atletas, entrenadores y otros expertos han criticado el calendario de los eventos desde que se agregaron las carreras del Matterhorn al calendario de la Copa. La salida del circuito se encuentra a unos 3.700 metros de altitud, muy expuesta al viento. Además, el clima en noviembre es inestable. Ocho carreras de descenso alpino deberían haberse celebrado junto al Matterhorn desde 2022; todas han sido canceladas.

Mal momento, corta preparación

«Es muy frustrante», se quejó el entrenador alemán Christian Schwaiger. «Estábamos motivados». Sin embargo, las cancelaciones no fueron una sorpresa. Las previsiones meteorológicas las adelantaban. Los atletas no habían podido completar dos sesiones de entrenamiento.

Otra razón para trasladar las carreras al final del invierno es el nivel de dificultad del Matterhorn. Hay que estar entrenado para bajar la «Gran Becca”, una ruta larga y agotadora de 3,7 kilómetros. Para hacerlo a principios o mediados de noviembre, «los atletas tienen que hacer un esfuerzo increíble por adelantado», explicó el excorredor de esquí y actual comentarista especializado Felix Neureuther en la televisión pública alemana.

Esto significa que los esquiadores tienen que recorrer largas distancias para entrenar antes de la temporada. Algunos aprovechan el invierno del hemisferio sur en Nueva Zelanda, otros entrenan en Argentina o Chile.

Críticas a la FIS y a su presidente

El calentamiento climático también juega un papel: «Los organizadores tuvieron que hacer un gran esfuerzo para dejar las pistas en las condiciones necesarias», según Neureuther. «Es un descenso brillante y con un gran telón de fondo», pero en el glaciar hay grietas. Y, a mediados de noviembre, no hay suficiente nieve natural que las cubra. Por eso, se pide que el descenso se posponga hasta la primavera, cuando las condiciones sí estarían creadas.

«Nos hemos posicionado muy claramente sobre nuestra idea de dónde y cómo comenzar la Copa del Mundo», dijo Wolfgang Maier, director de la Federación Alemana de Esquí alpino (DSV), a medios alemanes, apuntando a Levi, Finlandia, al norte del Círculo Polar Ártico: «Allí es pleno invierno».

En Levi se disputaron dos slaloms femeninos, paralelamente a las carreras masculinas previstas en el Matterhorn, en las mejores condiciones y con un hermoso telón de fondo invernal, los días 11 y 12 de noviembre.

¿Es posible cambiar el calendario de citas?

Eliasch, presidente de la FIS -que además es director general de la empresa de esquí Head y multimillonario- conoce los argumentos de sus críticos, pero asegura que el apretado calendario no permite aplazamientos: sólo habría 15 fines de semana disponibles, que no serían suficientes para las carreras programadas para mujeres y hombres (45 en cada caso).

«He estado en la Copa del Mundo desde 1992 y siempre hemos tenido alrededor de 44 o 45 carreras», lo contradice Maier. Más allá de excepciones, siempre se arranca a finales de noviembre, dice.

Turismo, ambientalistas, clima y deporte exigen cambios

Maier y muchos otros protagonistas del esquí alpino se sienten como peones en el conflicto entre sus propios intereses deportivos y lo que exigen los activistas climáticos, los políticos, las asociaciones de turismo y su propia asociación mundial.

«Como en el siglo XX, el desarrollo turístico sigue teniendo prioridad sobre la conservación de nuestro medio ambiente”, se quejan los ambientalistas del cantón suizo de Valais. Imágenes de trabajos de dragado en el glaciar Theodul, bajo el Matterhorn, causaron indignación. Greenpeace Suiza sospecha que parte del trabajo se realizó fuera de la zona deportiva autorizada.

Ni Johan Eliasch ni la FIS pueden permitirse que estos «inconvenientes» dañen su producto. «Es un deporte maravilloso, no sólo para los atletas, los niños y los jóvenes, sino también para los espectadores y los amantes del esquí», afirma Felix Neureuther. «Pero creo que en un momento como este hay que adaptarse».​

(rml/cp)

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