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La prensa alemana sigue con interés la formación de Gobierno en una España crispada, tras las concesiones que Pedro Sánchez hizo al independentismo catalán para ser investido nuevamente como presidente.El periódico Süddeutsche Zeitung, de Múnich, plantea en un editorial que la política española está más polarizada que antes de las elecciones, y apunta:
«No, España no está amenazada por una dictadura, como sostienen algunos políticos conservadores después de que eljefe de gobierno, el socialista Pedro Sánchez, sellara un acuerdo con los separatistas de Cataluña. Ciertamente, hay muchas cosas discutibles en este asunto. (…)
Sánchez no es partidario de la independencia de Cataluña. Y Puigdemont no es socialista. Es la aritmética de los escaños parlamentarios lo que ha unido a estos dos hombres con afán de poder. Ambos han visto su oportunidad: uno, la de rehabilitarse, y el otro, la de gobernar cuatro años más. (…)
Si a Puigdemont sólo le interesara volver a vivir con su familia en Barcelona, una amnistía sería más fácil de aceptar para muchos españoles. Pero la demanda de un referéndum de independencia flota ya en el aire, y en España eso es dinamita política”.
Malos perdedores
La versión en línea del semanario Der Spiegel ve signos de alerta para la democracia y comenta:
«Hace mucho tiempo que la sociedad española no estaba tan polarizada como por estos días. A algunos observadores les recuerda la transición a la democracia tras la larga dictadura franquista. Un motivo de ello son las concesiones de Pedro Sánchez a Carles Puigdemont, que han sacudido a una parte de la población. La amnistía para sus separatistas catalanes es impopular. Y el pacto político entre ambos partidos contiene frases que llevan incluso a socialistas a llevarse las manos a la cabeza.
Pero la mayor responsabilidad -y ese es un patrón que puede observarse en muchos otros países occidentales- la tienen los conservadores: ellos copian una y otra vez la retórica de la extrema derecha; en días malos, sus diatribas apenas se diferencian de las de los radicales.
Ya durante la campaña electoral, antes del pacto con Puigdemont, consideraban traidor a Sánchez. Ahora lo llaman el ‘Viktor Orbán del sur’ y hablan falsamente de una dictadura. (…) La democracia es un sistema que posibilita el traspaso pacífico del poder. Se basa en la idea de que el perdedor de las elecciones y sus partidarios reconozcan la derrota. Si se tambalea ese consenso básico, peligra.
Feijoó reconoció al menos su derrota en una breve frase. Dijo que la elección de Sánchez se basa en una ‘mayoría legítima’, para afirmar acto seguido que el socialista había engañado a los electores. Estrechó la mano de Sánchez a regañadientes. El reconocimiento de Feijoó y su gesto -en realidad obvio- fueron una sorpresa tras días de furor. Y eso es una señal de alerta para la democracia de España”.
«Una decepción” para Europa
El rotativo Rhein-Neckar Zeitung, de Heidelberg, plantea la inquietud que causa la situación española a nivel europeo:
«El verdadero quid radica en la incompatibilidad de conservadores y socialistas. A diferencia de lo que ocurre en Alemania, en España sería impensable una coalición entre los grandes partidos. Pero, ¿cuál es el precio? Si Sánchez no hace todo lo que digan los vascos, catalanes y gallegos, el asunto derivará en nuevas elecciones, cuyo desenlace bien podría ser una alianza entre los conservadores y los antieuropeístas de Vox.
Sería una elección entre la peste y el cólera. (…) En suma, la Unión Europea se ve confrontada cada vez más con países que pierden su sentido comunitario. ¿Será el caso de España, otrora un modelo? Eso es, desde ya, una decepción”.
(ms)