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Cómo las deportaciones de afganos ponen en peligro la seguridad de Pakistán

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La expulsión de los inmigrantes afganos de Pakistán ha enfurecido al régimen talibán de Kabul y podría empujar a los islamistas radicales a acercarse a sus aliados ideológicos al otro lado de la frontera.Islamabad está efectuando una deportación masiva de afganos y, desde que comenzó la campaña, a comienzos del mes de noviembre de 2023, ya ha expulsado a unos 200.000 inmigrantes. Y esto es solo el comienzo: las autoridades pakistaníes estiman que cuatro millones de afganos viven en Pakistán, de los cuales 1,7 millones son indocumentados. El Gobierno ya advirtió que quien permanezca de forma ilegal en el país después del 1 de noviembre será arrestado y se le confiscarán sus bienes.

Los talibanes afganos están furiosos

Las deportaciones, así como reportes de afganos hostigados y humillados, han desatado la indignación de Kabul. El régimen talibán pidió al Gobierno de Pakistán abstenerse de lo que calificaron como actos de crueldad contra los deportados.

«Los dirigentes paquistaníes, el actual gobierno interino y los generales, deben adherir a los principios islámicos y priorizar el futuro, absteniéndose de maltratar a los refugiados afganos y de confiscar sus propiedades», dijo el líder del Gobierno de los talibanes, Mohammad Hassan Akhund.

Hermanos ideológicos

Los talibanes gobiernan Afganistán desde agosto de 2021. Ningún país del mundo, y tampoco Pakistán, ha reconocido la legitimidad del régimen. Pero las relaciones, siempre complicadas y problemáticas, entre Afganistán y Pakistán van mucho más allá de lo meramente diplomático.

En los años que siguieron a la invasión estadounidense de Afganistán, en 2001, varios grupos militantes formaron en Pakistán el grupo Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), una rama local de los talibanes, quienes declararon que, como Islamabad se había puesto del lado de Washington, el Ejército paquistaní se había convertido en una «fuerza apóstata» y que luchar contra ellos estaba justificado.

Desde entonces, los talibanes paquistaníes han llevado a cabo cientos de ataques. Cuando Kabul acabó en manos de los talibanes afganos en 2021, estos ataques comenzaron a hacerse aun más comunes. Este mes, el primer ministro interino de Pakistán, Anwaar-ul-Haq Kakar, dijo que su país ha registrado un aumento del 60 por ciento en los ataques terroristas desde que los talibanes tomaron el poder en Afganistán y que los ataques suicidas se han multiplicado por 5.

Un desafío de seguridad

Afganistán atraviesa una severa crisis económica y millones de personas en el país dependen de la ayuda humanitaria. El analista paquistaní Faizullah Jan piensa que el retorno de los afganos deportados podría abrumar al régimen de Kabul. Esto podría avivar el sentimiento antipaquistaní, lo que podría llevar a los talibanes afganos a adoptar una línea dura en sus relaciones con Islamabad.

Noreen Naseer, académico de la Universidad de Peshawar, teme que esto podría derivar en un apoyo generalizado de los talibanes afganos a los militantes radicales instalados en Pakistán. El experto sostiene que Kabul ya ha sido acusado de apoyar de forma encubierta a los talibanes paquistaníes, pero en el nuevo escenario Kabul podría firmar un acuerdo abierto con sus aliados ideológicos, lo que significaría un desastre para Pakistán.

Desde la perspectiva de los talibanes afganos, parece ser que Pakistán lanzó esta campaña de deportaciones para presionar a Kabul para que haga mayores esfuerzos para frenar al TTP, dice Ihsanullah Tipu Mehsud, experto en insurgencia. «Pero existe el temor de que, en cambio, los soldados rasos talibanes se unan al TTP en sus ataques en Pakistán, lo que supondría un serio problema de seguridad» para Islamabad, añade.

(dzc/ms)

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