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La presencia de Roman Polanski desató la polémica. Mientras, mujeres directoras ofrecieron algunas de las películas más significativas. DW analiza lo mejor y lo peor del Festival de Cine de Venecia de este año.La 80ª edición del Festival de Cine de Venecia ha vuelto a estar repleta de brillo y glamour. A pesar de las huelgas en Hollywood, estrellas como Adam Driver, Priscilla Presley, Fanny Ardant y Mads Mikkelsen posaron para los paparazzi en la alfombra roja del Lido. Pero el certamen de este año también cuenta con una gran carga política: manifestaciones contra la violencia gubernamental en Irán o contra la guerra en Ucrania. Una de las protestas critica también al propio festival, por la decisión de nominar a tres directores polémicos: Roman Polanski por “The Palace”, Woody Allen por “Coup de Chance” y Luc Besson por “Dogman”. Los tres directores han sido acusados de agresión sexual en el pasado.
Sin embargo, todo eso no ha sido más que ruido de fondo comparado con lo que ocurría en los cines. El verdadero espectáculo está en las pantalla y a ratos parece realmente fantástico, aunque otras ha sido más bien ridículo o francamente pésimo.
Sobre el legado del racismo en Estados Unidos
Algunas de las películas más importantes de Venecia este año han sido dirigidas por mujeres. Ava DuVernay, la primera cineasta afroamericana que compite en el festival, ha convertido el libro “Caste: The Origins of Our Discontents”, de Isabel Wilkerson, sobre las raíces y el legado perdurable del racismo en la sociedad estadounidense, en “Origen”, una historia de amor poderosa y profundamente conmovedora.
La cineasta lo hace vinculando la historia y los temas explorados en el libro -que establecen vínculos entre las teorías de la raza y la supremacía blanca en Estados Unidos con las de la Alemania nazi y más allá- con la propia historia de Wilkerson al escribirlo: enfrentó la tragedia de la pérdida repentina de su marido, su madre y una prima cercana en unos pocos meses.
Una llamada de atención a Europa
“The Green Border”, de Agnieszka Holland, es una llamada de atención para todos aquellos que han olvidado los horrores en los confines de Europa.
La cineasta polaca dramatiza la difícil situación de los migrantes del norte de África y Oriente Próximo, que fueron atraídos a la frontera bielorrusa-polaca por la propaganda del gobierno bielorruso que prometía un paso fácil a la Unión Europea y, en su lugar, se encontraron como peones en un juego geopolítico. Luego quedaron abandonados a su suerte, luchando y muriendo de hambre en los bosques pantanosos y traicioneros que separan ambos países.
Holland es uno de los testigos históricos más inquebrantables del cine europeo, que ha explorado el legado del Holocausto en las nominadas al Oscar “Europa Europa” (1990) y “In Darkness” (2011) y, en “Mr. Jones” (2019), la hambruna impuesta por los soviéticos en Ucrania a principios de los años 30.
El fracaso de Roman Polanski
Mientras tanto, algunos directores consagrados protagonizaron grandes fracasos.
“The Palace”, de Polanski, es un conflicto de clases sin gracia: el escenario es un enfrentamiento entre los ricos y el personal de servicio en una celebración de Nochevieja en un lujoso hotel suizo. Si ésta va a ser la última película del director de 90 años de “Chinatown”, “Rosemary’s Baby” y “Frantic”, sin duda ha decidido marcharse por la puerta de atrás.
El disparatado regreso de Luc Besson
Luc Besson dominó la era de acción de los 90 con películas como “The Fifth Element” y “Leon: The Professional”, aunque luego tuviera un fracaso galáctico con “Valerian and the City of a Thousand Planets”. Múltiples acusaciones de #MeToo lo mantuvieron apartado de Hollywood, a pesar de que fue absuelto de una acusación de agresión y niega cualquier delito. Con “Dogman”, Besson busca su oportunidad de redimirse en taquilla.
La película de Besson parece una mezcla de tres o cuatro películas: parte thriller de acción, parte drama sobre la identidad sexual en la madurez y parte “Solo en casa” con perros. A mí me encantó.
La nueva propuesta de Yorgos Lanthimos
Pero lo verdaderamente fantástico ha sido “Poor Things”, de Yorgos Lanthimos. Emma Stone interpreta a Bella Baxter, un ama de casa victoriana desesperada que vuelve del suicidio y es reanimada como una criatura a lo Frankenstein con el cuerpo de una mujer adulta y la mente de una niña, aunque es feminista. Basta con decir que su viaje para salir del patriarcado será accidentado. Y divertidísimo.
Experimental y sin argumento
En cambio, es poco probable que “Aggro Dr1ft”, de Harmony Korine, gane mucho en la próxima temporada de premios. Según sus propias declaraciones, su nueva película pretende reinventar el cine. Pero más bien lo destruye. La película experimental se rodó íntegramente con cámaras de infrarrojos, creando una estética de videojuego plana y triposa. Sus actores y actrices hablan de forma monótona y sirven repetidamente clichés. Sueltan citas como: “Soy el mejor asesino del mundo”, “Estoy aquí por mi dinero”.
Aun así, merece la pena. Los que hemos tenido la suerte de verla en Venecia este año no podremos olvidarla tan fácilmente.
(aa/ers)