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Un grito de libertad: el legado del 17 de junio de 1953

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¿Qué tiene que ver la actual guerra de agresión de Rusia contra Ucrania con el fallido levantamiento popular en la comunista República Democrática Alemana (RDA) el 17 de junio de 1953? En estricto sentido, nada. Pero si uno amplía la perspectiva, se pueden atisbar motivos similares, a pesar de las diferencias en las circunstancias históricas.

Después de la Segunda Guerra Mundial, que terminó en 1945, hubo a grandes rasgos dos bandos enfrentados: las democracias capitalistas y las dictaduras comunistas. En la cima, las dos superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética. Ambas, junto a Reino Unido y Francia, habían derrotado a la Alemania nazi.

Moscú, viejo y nuevo centro de poder

Tras el éxito militar, la alianza de conveniencia forjada contra Adolf Hitler volvió a disolverse. La Unión Soviética expandió su esfera de poder e influencia: gran parte de Europa se volvió comunista, incluyendo Alemania del Este, la RDA. El centro de poder de este bloque estaba en Moscú, la entonces capital soviética y actual capital rusa.

Durante ese tiempo, se estableció el término Guerra Fría para definir la relación más o menos tensa entre las dos superpotencias y sus respectivos aliados. La línea divisoria, política e ideológica que partía en dos Europa pasaba directamente por Alemania y por Berlín, una ciudad que también estaba dividida.

Economía de mercado en Occidente, economía planificada en el este

Las consecuencias del enfrentamiento, con crecientes rearmes militares y gestos amenazantes, fueron particularmente visibles aquí: mientras que la República Federal, con su economía de libre mercado, se recuperó materialmente de las consecuencias de la guerra con bastante rapidez, la economía planificada controlada por el estado en la RDA condujo a problemas de aprovisionamiento y de suministro, ante los que muchos huyeron al oeste.

La situación se tensó el 17 de junio de 1953: después de protestas aisladas contra la creciente mala gestión, estalló la frustración en toda Alemania Oriental. En un hito de rebeldía, se estima que un millón de personas participaron en el levantamiento popular, exigiendo elecciones libres y la reunificación alemana. Pero su grito de libertad quedó sin respuesta.

Los tanques soviéticos acabaron con el sueño de la libertad

Los gobernantes de Moscú aplastaron el levantamiento popular con sus tanques y soldados estacionados en la RDA. Más de 100 personas murieron en enfrentamientos callejeros o fueron posteriormente condenadas a muerte. Muchos terminaron en prisión durante años.

Los movimientos de liberación de Hungría (1956), Checoslovaquia (en 1968 con la Primavera de Praga) y Polonia (1980) sufrieron destinos similares. Todos los intentos de liberarse de las cadenas de Moscú fracasaron. Sólo a través de las políticas reformistas del posterior líder comunista Mijaíl Gorbachov en Moscú, la gente de los países del bloque del este ganó un nuevo coraje. En Alemania, la Revolución Pacífica provocó la caída del Muro de Berlín en 1989 y la reunificación un año después.

Putin niega a Ucrania su derecho a existir

La Unión Soviética, fundada en 1917, también estaba llegando a su fin y se disolvió en 1991. Entre los 15 Estados independientes a que dio lugar su disolución estaba Ucrania, un país al que el actual gobernante ruso Vladimir Putin niega el propio derecho a existir. Por eso lo atacó el 24 de febrero de 2022, violando el derecho internacional, después de haber anexionado la península de Crimea en 2014, también contra el derecho internacional.

Hace 70 años, el 17 de junio de 1953, las democracias occidentales, encabezadas por Estados Unidos, rehusaron apoyar el levantamiento popular en la RDA. El miedo a una tercera guerra mundial librada con armas nucleares era demasiado grande. Una preocupación que persiste con la invasión rusa de Ucrania.

Promesas de libertad: la OTAN y la UE

Sin embargo, muchos Estados y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) decidieron apoyar a Ucrania, que lucha por su libertad e independencia. Militarmente, con entregas de armas, y políticamente, con la perspectiva de convertirse en miembro de la Unión Europea. Ambas son promesas de un futuro mejor que, sin embargo, nadie puede garantizar.

Cuando el pueblo de la RDA se rebeló contra su gobierno y al mismo tiempo contra el poder ocupante soviético el 17 de junio de 1953, la Alemania Occidental libre se limitó a brindar apoyo moral. Geopolíticamente, probablemente no había otra opción en ese momento. El poder de decisión recaía en la Unión Soviética y Estados Unidos. El duelo entre el capitalismo y el comunismo se basó en el llamado equilibrio del terror.

Sin valentía no hay libertad e independencia

Esto significó un estancamiento en el que ninguna de las partes tenía una perspectiva realista de victoria militar. Hay opiniones divergentes sobre si 2023, el segundo año de la guerra de Ucrania, será diferente. Sin embargo, la comunidad de países occidentales nunca dudó esta vez en apoyar a Ucrania en su lucha por la libertad contra el agresor ruso, con armas y la acogida de refugiados. Son otros tiempos: las dictaduras comunistas son cosa del pasado y la libertad triunfó pacíficamente.

A pesar de su fracaso, el levantamiento popular del 17 de junio de 1953 tiene su lugar en la historia como modelo para todos los intentos posteriores alcanzar la libertad e independencia. Setenta años después, la Alemania reunificada recuerda el trágico final con numerosos actos conmemorativos y exposiciones, pero sobre todo con el coraje del pueblo. Al hacerlo, el homenaje y el vínculo con la lucha por la libertad en Ucrania resulta evidente.

(lgc/rr)

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