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Stolpersteine: piedras de la memoria para las víctimas del nazismo

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En Núremberg, se colocó la «Stolperstein» número 100.000 en memoria de las víctimas del régimen nazi. El proyecto del artista Gunter Demnig es el mayor monumento descentralizado del mundo que recuerda el Holocausto.Las «Stolpersteine» (o piedras de tropiezo, en su traducción literal) son cubos de hormigón de 10 centímetros que llevan incrustada una placa pulida de latón, una aleación de cobre y zinc, en la que están grabados los nombres y los datos esenciales de personas que fueron perseguidas, deportadas, asesinadas o empujadas al suicidio por los nazis. Se trata de un proyecto del artista alemán Gunter Demnig para honrar la memoria de las víctimas del régimen de la Alemania nazi. En varias ciudades europeas podemos «tropezarnos» con esas piedras de la memoria del Holocausto, colocadas en las calles y aceras.

La piedra número 100.000 acaba de colocarse en Núremberg y recuerda lo sucedido a Johann Wild, ejecutado por los nazis en 1941 por denunciar los crímenes del régimen nazi en sus cartas. Demnig y sus colaboradores colocan las piedras en las calles donde vivieron víctimas de los nazis. Hasta el momento, se han colocado estas 100.000 Stopersteine en 27 países de Europa.

Un hecho artístico, que al comienzo fue ilegal

El proyecto artístico de Demnig comenzó hace 31 años, al principio, como un hecho artístico ilegal, en Colonia, ya que no contaba con un permiso de las autoridades. Fue iniciado con motivo del 50 aniversario del llamado Decreto de Auschwitz, de Heinrich Himmler, uno de los principales responsables del Holocausto. Con el decreto, el líder del Tercer Reich ordenó la deportación de todos los sinti y romaníes que vivían en territorio del Reich Alemán. Con sus «Stolpersteine», Demnig recurre a una forma personal del recuerdo, más allá de la cultura de la memoria oficial de Alemania.

«Las Stolpersteine son mi obra de vida», dice el escultor, de 75 años. Con su esposa, Katja, vive en Alsfeld-Elbenrod, en el estado de Hesse. Su atuendo característico está marcado por un sombrero de ala ancha. Al comienzo, colocaba él mismo los adoquines con placas conmemorativas, y luego empezaron a hacerlo otros.

Más eficaz que los libros de historia

El artista recuerda muchas anécdotas. «Una vez, durante una colocación, llegaron dos hermanas», cuenta a DW. «Una era colombiana, la otra, escocesa, y ambas habían sido rescatadas gracias a un transporte de niños. Los padres fueron asesinados. No se habían visto durante 60 años, y dijeron: ‘Ahora estamos unidas otra vez con nuestros padres'». Demnig trata de contener las lágrimas: «Entonces uno sabe por qué hace lo que hace».

La iniciativa de colocar las placas fue asumida, entretanto, por asociaciones cuyo objetivo es mantener viva la historia de Alemania, por grupos de ciudadanos, por familiares de víctimas y también por escuelas que solicitan a Gunter Demnig la realización de proyectos. Cada baldosa con su placa cuesta 132 euros, colocación inclusive.

Cualquiera que se encuentre con una de las piedras mientras camina no puede más que detenerse. Y ahí surgen las preguntas: ¿Quién es la persona a la que alude? ¿Qué le sucedió? Demnig está satisfecho con ese efecto: «Es diferente si los jóvenes abren un libro y leen sobre seis millones de judíos asesinados, que si aprenden sobre lo que le ocurrió a una persona o familia que vivía en el vecindario», explica.

Críticas contra las «Stolpersteine»

Sin embargo, representantes de organizaciones judías critican las «Stolpersteine». Los destinos de las víctimas son literalmente pisoteados, dice, por ejemplo, Charlotte Knobloch, presidenta de la Comunidad de Culto Israelita de Múnich y Alta Baviera. Demnig llama a esto un «contraargumento indecible» y lo rechaza. Según el escultor, con esas declaraciones, los críticos restarían importancia a las atrocidades de los nazis y se burlarían de las víctimas: «Los nazis no se conformaron con pisotear a las víctimas. Tenían un programa de exterminio sistemático», subraya Gunter Demnig.

El creador de las «Stolpersteine» incluso ha recibido amenazas, pero no deja que eso lo aparte de su misión. Dondequiera que los nazis han dejado su estela de muerte y horror, él quiere que sus crímenes no sean olvidados. Y le gustaría devolverles a las víctimas del Holocausto sus nombres y su dignidad. Pero quienes se detienen a mirar los nombres en las placas no saben nada, sin embargo, de la historia de vida que esconden. Por eso, una agencia de marketing de Colonia está apoyando el proyecto «Stolpersteine» durante un año con una aplicación para teléfonos inteligentes. Eso no solo facilita encontrar las piedras en las diferentes calles, sino que ahora también se pueden conocer las historias personales que representan.

(cp/rml)

ari b ilustraciones
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