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Aún no está claro quién está exactamente detrás de los ataques contra Belgorod. Pero la acción ha sorprendido al Kremlin. ¿Hasta qué punto son vulnerables las fronteras rusas?Hombres armados procedentes de Ucrania invaden territorio ruso y capturan una aldea tras otra. Una mujer muere y varias personas resultan heridas. Se declara el estado de emergencia en la capital regional. Cientos de personas son evacuadas.Toda la región está en estado de alerta, y poco después es escenario de una operación antiterrorista de las fuerzas armadas y especiales rusas. Setenta atacantes habrían muerto, según Moscú. Kiev, por su parte, dice no tener nada que ver con todo esto. Dice que se trata de ciudadanos rusos que luchan contra el presidente Vladimir Putin y su política. Por una Rusia nueva y libre.
Lo que parece material perfecto para un policial político habría ocurrido así, o al menos de forma parecida, cerca de la frontera ruso-ucraniana, en la región rusa de Belgorod. Y aunque el estado de excepción se levantó solo un día después, muchas preguntas siguen sin respuesta.
¿Todo bajo control?
El Kremlin mantiene un perfil bajo, al menos al principio. El portavoz de Putin, Dmitry Peskov, se escuda en frases generales, hablando de «profunda preocupación» por los últimos acontecimientos. La televisión estatal rusa se hace eco de ello. Se habla de terroristas ucranianos, fascistas, cómplices de Occidente y otros saboteadores. Pero -este es el leitmotiv- los rusos lo tienen todo bajo control. Vyacheslav Gladkov, gobernador de Belgorod, tranquiliza: «Las autoridades están tomando todas las medidas necesarias». Pero, ¿es eso realmente así?
El experto militar ucraniano Jan Matveyev se muestra escéptico. No se puede hablar de una reacción rápida del Ejército ruso, dice a Deutsche Welle: «Incluso después de que aparecieran muchos videos y fotos en internet de acceso público, pasó no menos de una hora y media antes de que las Fuerzas Armadas rusas empezaran siquiera a reaccionar». Matveyev encuentra extraña esa indecisión.
En entrevista con DW, el politólogo ruso Dmitry Oreshkin sospecha que el Kremlin se ha visto sorprendido por la acción. Para él, sin embargo, no es de extrañar: «La guerra es la guerra. Y en la guerra gana el más rápido. En este caso, fue la parte ucraniana, que, contrariamente a lo que pensaba el Kremlin, no se queda sentada en silencio al otro lado de la frontera sin atreverse a cruzarla». El Kremlin no había contado, dijo Oreshkin, con que, no solo Rusia, sino también otros Estados, podrían violar las fronteras internacionalmente reconocidas. Las élites rusas sacarían sus conclusiones de ello, afirma Oreshkin: «Por supuesto que saben muy bien que uno de ellos ha fracasado. Rodarán cabezas, claro, pero la televisión no mostrará eso».
¿Protección de fronteras en lugar de operaciones en el frente bélico?
Si Rusia desplazara allí algunas de sus tropas tras el ataque a Belgorod, sería una clara reacción. Pero también sería exactamente lo que los atacantes quieren conseguir, opina el experto militar Matveyev.
Dmitry Oreshkin advierte de que todo lo ocurrido en la frontera con Ucrania podría ser utilizado por el Kremlin para sus fines propagandísticos y no haría sino reforzar la narrativa de Putin: «Miren, nos invadieron de verdad. Putin tenía razón cuando dijo que había lanzado un ataque preventivo».
Sin embargo, en lo que muchos expertos parecen estar de acuerdo es en que la intrusión de hombres armados desde Ucrania en territorio ruso no provocará cambios masivos en las tácticas militares. Mucho más importante es el efecto propagandístico, en ambos bandos.
(gg/cp)