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A principios de febrero, un terremoto sacudió amplias zonas de Turquía. También los habitantes de esta región votarán. Pero, ¿por quién? En dos de las ciudades afectadas prevalecen posiciones políticas muy diferentes.El 6 de febrero, un fuerte terremoto sacudió amplias regiones del sur de Turquía y el norte de Siria. Según cifras oficiales, más de 50.000 personas perdieron la vida sólo en Turquía. Incluso tres meses después de la catástrofe, sigue faltando alojamiento en muchos lugares; a menudo aún no se ha restablecido el suministro de agua y electricidad. No obstante, los afectados en la zona del terremoto deben acudir a votar.
Kahramanmarash: «Erdogan siempre marca el camino»
La ciudad de Kahramanmarash, en el sureste de Turquía, se encuentra en el epicentro del terremoto de febrero y es considerada uno de los bastiones más importantes del partido AKP en el país. En las últimas elecciones presidenciales de 2018, Erdogan obtuvo aquí el 74% de todos los votos. Casi nadie cree que pueda perder apoyo aquí el 14 de mayo a causa del terremoto.
«En absoluto. Nuestro líder Erdogan siempre va por delante», afirma Fatma Topaktas. «No hay nada de lo que no estar satisfecho». Tras el terremoto, cuenta esta vendedora de flores, tuvo que dormir en su coche durante cuatro días. Pero nunca le faltaron alimentos ni medicinas, dice. Erdogan habría actuado inmediatamente después del terremoto. «Ayudó a todo el mundo. ¿Quién envió toda esta comida aquí? Estamos donde estamos gracias a nuestro presidente», dice Topaktas.
Hatay: decepción, ira y frustración
La situación es muy diferente en Hatay, una ciudad cercana a la frontera con Siria. Tras el terremoto, se criticó duramente al gobierno por presuntamente haber dado prioridad a algunas ciudades en el reparto de la ayuda. El centro de la ciudad de Hatay parece desierto. Las calles han sido despejadas, pero aún no ha comenzado la demolición de muchos de los edificios gravemente dañados. Apenas hay excavadoras en las calles.
El hecho de que el domingo se celebren elecciones aquí apenas se nota. Aparte de un puñado de carteles electorales en el paisaje urbano, nada lo indica. Oficialmente, 1,62 millones de personas están registradas para votar aquí. Pero unas 700.000 personas abandonaron Hatay tras el terremoto, afirma Hikmet Cincin, presidente de la Cámara de Comercio e Industria local. Ahora muchos quieren volver para votar.
«No queremos oír hablar de las elecciones»
En Hatay, casi nadie habla de las elecciones. Aquí la gente lucha contra las difíciles condiciones de vida. Faltan agua potable, ropa y artículos de higiene. A Gülcan Durur, una enfermera que sobrevivió al terremoto, le cuesta ocultar su rabia y desesperación. «Aquí es difícil respirar. Nuestra casa ha desaparecido, nuestra vida ha desaparecido, nuestro nivel de vida ha desaparecido», dice Durur. No tiene esperanzas en las elecciones del domingo. «Estoy relativamente segura de que aquí no se hará nada ni siquiera después de las elecciones».
Tampoco está claro que la gente de Hatay vaya a votar, dice Mehmet Durur, el marido de Gülcan. «Hemos perdido nuestra casa, nuestra familia, calles, recuerdos, vecinos… lo hemos perdido todo. Luego vienen estas promesas electorales… Pero no queremos oír hablar de las elecciones. Mientras nosotros sufrimos aquí, los demás sólo piensan en sus propios intereses», critica el profesor. Durur dice que su voto «cambió definitivamente» tras el terremoto, aunque no aclara qué significa eso con precisión.
(ies/ers)