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La película alemana “Sin novedad en el frente”, nueva adaptación al cine de la clásica novela homónima sobre la Primera Guerra Mundial, ganó el Óscar a la mejor película internacional con su mensaje antibelicista.El film alemán “Sin novedad en el frente”, nueva adaptación al cine de la clásica novela homónima sobre la Primera Guerra Mundial, ganó el domingo (12.3.2023) el Óscar a la mejor película extranjera. “Esto significa mucho para nosotros”, dijo el director suizo Edward Berger, de 52 años, al recibir la estatuilla, que fue anunciada por Salma Hayek y Antonio Banderas.
Casi un siglo después de la publicación del libro de Erich Maria Remarque, una de las obras más influyentes de la literatura alemana, “Sin novedad en el frente” cierra con el Óscar su marcha triunfal por la temporada de premios cinematográficos.
El canciller alemán, Olaf Scholz, ha felicitado a los responsables del film por su “enorme éxito”. “Especialmente en estos tiempos difíciles, muestra de manera inequívoca cuán terrible e inhumana es la guerra”, valoró el canciller. Por su parte, el portavoz del Ejecutivo germano, Steffen Hebestreit, aseguró que el triunfo de “Sin novedad en el frente” supone un “mensaje político contra la guerra de agresión rusa” en Ucrania.
“Sin novedad en el frente” se ha convertido en el primer film en idioma alemán en la historia de la Academia de Hollywood en competir por el codiciado Óscar a mejor película, entre un total de nueve nominaciones. Además de la estatuilla a mejor película extranjera, se llevó otros tres Óscar: mejor fotografía, mejor diseño de producción y mejor banda sonora.
Edward Berger: “Más actual que nunca”
La novela de Erich Maria Remarque, publicada en 1929, muestra el retrato de una generación que pasó del pupitre escolar al frente de batalla, y al final muere en la maquinaria bélica asesina de la I Guerra Mundial.
Para Edward Berger, director del film, el tema es tan actual un siglo después como cuando fue escrita Incluso más actual que nunca, en tiempos de creciente populismo y nacionalismo. En una entrevista, a fines de enero, Berger contó a DW que hace tres años, cuando comenzó el trabajo, lo inquietaban algunos fenómenos políticos en Europa y el mundo. “Era el momento de hacer una película que nos recuerde que la situación previa a la Ia Guerra Mundial (1914-1918) quizás no era tan diferente, que hemos vuelto a llegar a donde ya estuvimos, aunque pensáramos que esos tiempos jamás volverían”.
La visión alemana
“Cada decisión se ve influida por sentimientos. Dado que yo crecí en Alemania, un país en el que las historias de guerra no hablan de orgullo y honor -como quizás sea el caso en Inglaterra o Estados Unidos- sino de culpa, vergüenza y responsabilidad frente a la historia, es natural que esta versión de “Sin novedad en el frente” sea totalmente distinta de las precedentes, hechas en Estados Unidos e Inglaterra”, aseguró Berger.
En las películas de guerra estadounidenses, se podía matar a un alemán, porque representaba el mal. En cintas de guerra alemanas, “cada muerte es mala”, agregó.
Ante la crítica de que su película no se ciñe estrictamente a la novela, Berger replica que “el propio Remarque dijo una vez: ‘Un libro es un libro. Y cuando se filma, es un nuevo medio’”. A su juicio, los cineastas deben tomarse esa libertad. Naturalmente, el director y su equipo intentaron orientarse en lo posible por la trama y los personajes. Pero lo que más le interesó fue enfocarse en el conflicto interno del protagonista, Paul Bäumer.
Perder el alma
“El joven Paul Bäumer partió entusiasmado a la guerra. Creía, debido a su inocencia y su juventud, que sería un héroe. Pero rápidamente comprendió que todo lo que había aprendido como niño socializado en Alemania no tenía valor alguno en el lodo de la contienda. Perdió su alma y se transformó en una máquina de matar. Y no había para él manera alguna de regresar jamás al lugar de donde venía”. Así resume Berger el tema fundamental de la novela.
En el curso de la película, el protagonista se transforma. De entusiasta recluta, pasa a ser un soldado traumatizado. “En la guerra, si uno no pierde la vida, sí pierde su alma”, considera también Berger.
(ers/ms)