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La selección de fútbol de Alemania dará la cara a su público por primera vez luego del fiasco de Qatar 2022. Y lo hará ante un duro rival, dirigido por Juan Máximo Reynoso, que en México logró lo que parecía imposible.Cuando se dio a conocer que Alemania sería la sede de la Eurocopa 2024, el 27 de septiembre de 2018, se perfilaba apenas una mínima parte de lo que el torneo europeo representaría para el fútbol alemán. Un par de meses antes, Alemania había dejado de ser campeona del mundo y había tenido un serio descalabro en la Copa del Mundo de Rusia, donde fue eliminada en la fase de grupos. Pero entonces se tenía la esperanza de que sería tan solo un episodio, y que tarde o temprano, como en otras ocasiones en el pasado, Alemania regresaría a su sitio habitual en la élite del fútbol de selecciones. Ni siquiera se consideró necesario remover al técnico Joachim Löw, en una decisión que los federativos, el propio técnico y, sobre todo, la afición, lamentarían profundamente después.
Desde entonces, la selección masculina de Alemania ha saltado de fracaso en fracaso en distintos torneos internacionales. En la Eurocopa 2020, que se disputó en 2021 a causa de la pandemia, Alemania fue eliminada en octavos de final y el torneo selló el fin de la era de Löw al frente de la selección.
No hubo «efecto Flick”
Los «oscuros nubarrones” de los cuales habló el entonces director de las selecciones alemanas de fútbol, Oliver Bierhoff, parecía quedar atrás con el nombramiento de Hansi Flick, que había ganado el sextete con el Bayern Múnich. Pero aunque esporádicamente mostró algunos buenos momentos en la Liga de las Naciones, el conjunto germano tampoco levantó definitivamente al mando de Flick. La crisis de la selección alemana se mostró con toda su furia cuando el equipo fue eliminado de nuevo en la fase de grupos de la Copa del Mundo de Qatar 2022, que finalmente ganó Argentina.
Pese al fiasco de ese torneo, la Federación Alemana de Fútbol decidió mantener a Flick en el banquillo, a cargo de un reto monumental, que va mucho más allá de lo deportivo. La ruta comenzará próximamente, en el estadio de Maguncia.
Un duro rival sudamericano
El 25 de marzo próximo, la selección alemana dará la cara por primera vez a su público tras el fiasco de Qatar. El rival no será fácil: la selección de Perú, dirigida por el experimentado entrenador Juan Máximo Reynoso, conocido por jugar a partir de un bloque defensivo sólido como el granito. Fiel a este esquema, Reynoso sacó campeón en México al Cruz Azul, que llevaba décadas viviendo de sus viejas glorias. El técnico sudamericano parece tener claras sus intenciones: «De acuerdo a nuestras características trataremos de lograr buenos resultados ante Alemania y Marruecos. Perú no está para ir a ver qué pasa, sino que queremos tener un grupo homogéneo que compita bien ante rivales de élite», dijo al publicar su propia convocatoria.
Días después del partido contra Perú, Alemania se medirá en Colonia contra la selección de Bélgica, dirigida por un viejo conocido: Domenico Tedesco, exentrenador del Schalke y el RB Leipzig, entre otros clubes.
Definido el futuro de Flick, que renovó contrato como seleccionador alemán hasta el fin de la Eurocopa 2024, las incógnitas más importantes se irán definiendo en las convocatorias. ¿Se aferrará a su filosofía de juego? ¿Qué hará con el «bloque Bayern”, ausente como tal en Qatar? ¿Llamará a jugadores con base en la trayectoria y el prestigio, o en el desempeño?
Flick anuncia «novedades”
«Nos ocuparemos de que haya uno que otro jugador nuevo. Será interesante poder verlos en este entorno”, afirmó Flick hace unos días. Pero las posibles novedades van acompañadas de otro reto urgente: qué hacer con los veteranos Manuel Neuer, Thomas Müller e Ilkay Gündogan. Ninguno de ellos -ni siquiera el lesionado Neuer- han mostrado intenciones de dejar su lugar en el combinado, y mientras no lo hagan, hay potencial de conflicto interno.
Más allá de las canchas, en el partido contra Perú comenzará el reto más complicado: reconciliar a la selección alemana con su público. El conjunto debe lograr, y pronto, lo que no ha alcanzado desde 2018; es decir, ganar, gustar, convencer e inspirar. Y además, hacerlo de manera constante.
La Eurocopa de 2024, con Alemania como anfitriona, comenzará a definir la imagen del fútbol germano de cara a las nuevas generaciones. La selección alemana puede reivindicarse orientada hacia Jamal Musiala, uno de los grandes fenómenos del fútbol internacional. Pero también puede fracasar, hundida en la nostalgia de lo que alguna vez fueron sus jugadores más veteranos. Algo es seguro: luego de la Euro 2024, para el fútbol alemán no habrá marcha atrás, y tampoco medias tintas.