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El archivo mexicano de Walter Reuter: medio siglo de historia en imágenes

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La Unesco reconoció como “Memoria del Mundo” 97 mil obras del fotógrafo alemán, la mayoría captadas desde su arribo a México en 1942 y que dan cuenta de la transformación y diversidad del país.En su juventud, Walter Reuter no tenía contemplado abandonar Alemania. Tampoco hacerse enemigo personal de Adolf Hitler por los reportajes antinazis hechos con sus fotos. Presa de las circunstancias, deambuló penosamente por diversos destinos de Europa y el norte de África.

Hasta que logró embarcarse desde Casablanca rumbo a México y la libertad. Le acompañaban su primera esposa, la judía Sulamith Siliava, y su primogénito Jasmín, nacido en 1934 en España, donde Reuter retrató completa la guerra civil (1936-1939).

“Llegó a México en 1942, hablando el español aprendido en España. México fue todo (para él). Quedó cautivado por los pueblos indígenas, viajó, le iba bien aquí. A Alemania iba de visita, pero nunca quiso volver a vivir”, contó a DW su hija menor Hely Reuter, fruto de un segundo matrimonio.

En ese país latinoamericano Reuter vivió 63 años hasta su muerte en 2005 en Cuernavaca. En él nació su segunda hija, Almuth; plasmó instantáneas de un sinfín de temas e incursionó en el cine. Tras enviudar, formó una nueva familia con Ana María Araujo, con quien procreó tres hijas.

En 2006, ocho instituciones germanas crearon en México el Premio Alemán de Periodismo Walter Reuter. De este modo, se rinde homenaje a una figura que plasmó por décadas el acontecer en ambos lados del Atlántico.

Una memoria para México y el mundo

Como fotoperiodista, Walter Reuter dejó huella en Alemania, Francia, España y México. Aunque nunca vivió en Rusia, hay presencia de su obra en aquel país. En Argelia, donde estuvo cautivo, tomó fotos personales.

Nació en Berlín en 1906. A los 25 años se ganó el odio nazi. En 1931 hubo un juicio -en el que Hitler fue humillado- contra la Sturmabteilung (SA). Las imágenes de Reuter de esos ataques a grupos minoritarios y de izquierda se usaron como prueba. Apenas se hizo canciller, Hitler ordenó su captura.

Más de 97 mil piezas conforman el episodio mexicano. “Entre ellas hay imágenes, negativos, guiones de cine, documentos y 52 publicaciones donde colaboró como fotógrafo”, explicó a DW Catherine Bloch, presidenta del Comité Mexicano de Memoria del Mundo, que reconoce la importancia de obras o archivos fílmicos, sonoros, fotográficos o en papel.

Arqueología, paisajes, industria, retratos, arte colonial, danza, reportajes e indígenas son los temas captados por su lente en ese país, al cual llegó sin más pertenencias que unos rollos ocultos en su abrigo.

Son sus trabajos en México “desde 1942 hasta 1995, cuando dejó de tomar fotos por su edad. También tenemos una pequeña cantidad de impresos de la Guerra Civil española y otros 60 de su cautiverio en un campo de concentración en Argelia”, detalló Hely Reuter, responsable del archivo.

El reconocimiento de la Unesco, además, incluye sus documentales y películas, en resguardo de la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Modernización y pueblos originarios de México

Para Hely Reuter, el archivo no solo es “patrimonio histórico y cultural de México”, sino “el legado de un extranjero con una manera muy peculiar de mirar. Es un tesoro para el país, sobre todo de los pueblos originarios”.

En su última voluntad, Walter Reuter pidió esparcir la mitad de sus cenizas en Chicahuaxtla, donde habitan los triquis -grupo étnico del estado de Oaxaca- a los que tanto amó y admiró.

Decía ser “un indígena que vino del otro lado del mar”. La serie “El viento limpia el alma”, captada en esa localidad, era de sus obras favoritas.

Gilberto Chen, otro de los custodios del archivo, ahora reconocido como Memoria del Mundo, dijo a DW que contiene “más de 8 mil negativos sobre pueblos indígenas, de industria son unas 15 mil”.

Son trascendentes porque muestran, por ejemplo, “la electrificación de Oaxaca, cuando ahí no llegaba la luz eléctrica, o la transportación en pangas” (embarcaciones muy simples). Es decir, dan cuenta de “cómo se fue modernizando el país, cómo van evolucionando civilización, cultura y sociedad”.

Cultura y cotidianidad

El momento en que Diego Rivera pinta uno de sus murales o un montaje mexicano de “La casa de Bernarda Alba”, de Federico García Lorca -a quien Reuter visitó en Granada, un mes antes de ser fusilado el poeta-, son algunas instantáneas del archivo mexicano.

También hay obras de danza, exposiciones y fotos aéreas. Una de ellas retrata el desfile del 16 de septiembre en Ciudad de México para conmemorar la Independencia de la Corona española, hecha a bordo de un avión a inicios de los años 50 del siglo pasado.

Son retratos de una época. “Ese conocimiento es aprovechable en todo el mundo. Podemos entender cómo es una sociedad, sus tradiciones, su ropa, sus artesanías. Todo eso está en el archivo y a partir de él podemos sacar conclusiones o aprendizajes y educar”, relató Chen, fotógrafo de profesión.

En tanto, Hely Reuter espera que esta distinción contribuya a propiciar una mayor valoración del trabajo de su padre, quien pese a su amor a México jamás se nacionalizó y pese a su dura experiencia en Alemania nunca perdió el orgullo hacia su origen.

(dz)

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