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Las bombas rusas siguen cayendo sobre Ucrania. Dmitri Zhuikov sabe la destrucción que causan. El arquitecto de Járkov vive ahora en Múnich, y le gustaría participar en la reconstrucción de una ciudad más moderna.Cuando Dmitri Zhuikov habla de la guerra en su patria, un temblor le quiebra la voz. Entonces surgen en él las imágenes de Járkov (Kharkiv), donde este hombre de 39 años pasó su infancia. Las risas de los amigos, el banco donde besó a una chica por primera vez: todo esto está presente en su mente cuando piensa en Járkov, ubicada en el extremo oriental de Ucrania, y que era la segunda metrópoli del país hasta la invasión rusa. Aquí vivían 1,5 millones de personas, a sólo 40 kilómetros de la frontera con Rusia.
Járkov: “símbolo del sufrimiento del pueblo”
En Járkov, uno de los primeros objetivos de los invasores, la magnitud de la destrucción es particularmente grande. La ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, pudo comprobarlo por sí misma. Durante una visita sorpresa, a principios de enero, calificó a esa ciudad de “símbolo de la locura absoluta de la guerra y del sufrimiento del pueblo”. Al mismo tiempo, Járkov representa el coraje de los ucranianos para resistir la agresión, dijo Baerbock entre casas bombardeadas.
Las tropas rusas habían asediado la ciudad de más de un millón de habitantes durante meses, bombardeándola y disparando artillería contra ella, los soldados rusos habían avanzado hasta las afueras de la ciudad y cientos de civiles habían muerto. Pero al final, los militares ucranianos lograron liberar la región durante el otoño pasado. Sin embargo, el peligro de los bombarderos estratégicos y los misiles de medio alcance sigue acechando.
Barrios arrasados
Mucha gente ha abandonado Járkov, dice Zhuikov. Lo que queda son ruinas: edificios gravemente dañados esparcidos por toda la ciudad. Las zonas residenciales de la periferia noreste de la ciudad, por donde los rusos habían intentado avanzar, fueron especialmente golpeadas. El centro de la ciudad también fue seriamente afectada: el ayuntamiento, el edificio de la administración regional, las instalaciones universitarias, etc.
Cristales rotos, tejados derrumbados, casas completamente calcinadas: el alcalde, Ihor Terejov, contabilizó en julio del año pasado unos 3.500 edificios residenciales dañados, de los cuales unos 500 ya no se podían reparar. “Al menos 150.000 personas han perdido sus casas”, afirma Zhuikov.
El plan maestro de Norman Foster
En diciembre, el arquitecto británico Norman Foster atrajo la atención del mundo hacia Járkov. Foster presentó al alcalde Terejov un plan maestro de reconstrucción de esa ciudad de Ucrania, basado en cinco proyectos piloto: el “Proyecto Patrimonio Cultural”, que creará un nuevo hito arquitectónico en el centro de la ciudad; el “Proyecto Río”, que creará una franja verde de seis kilómetros entre los ríos Járkov y Nemyshlya para peatones y ciclistas.
Para el “Proyecto Industria”, Foster quiere convertir una central eléctrica de carbón en un centro de energía limpia y alimentación. El proyecto piloto de “ciencia” pretende atraer a empresas tecnológicas, de investigación y a empresas emergentes a la ciudad. Y, por último, el “Proyecto Vivienda” de Foster aspira a que los edificios existentes sean más modernos y eficientes energéticamente.
Cuando Dmitri Zhuikov piensa en la reconstrucción de su ciudad natal, literalmente le pican los dedos. Le encantaría estar allí, ayudar a planificar y construir. Y, sobre todo, ve grandes oportunidades: “La reconstrucción podría dar un vuelco energético a Járkov”, cree este arquitecto afincado en Múnich.
Durante la guerra, mucha gente se relacionó más y aprendió a ayudarse mutuamente. Zhuikov está convencido de que Járkov se beneficiará de ello, “porque la participación ciudadana es importante para la reconstrucción”. Pero antes de que pueda ponerse en marcha la reconstrucción debe volver la paz.
En la actualidad, muchos edificios siguen siendo objeto de reparaciones provisionales, y se está restableciendo la infraestructura crítica. “Para Ucrania, la guerra es una tragedia, pero con grandes oportunidades”, dice Dmitri Zhuikov, “espero que se aprovechen”.
(mn/cp)