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Rudi Völler ha sido nombrado nuevo director deportivo de la selección alemana. El legendario exdelantero será una solución práctica a corto plazo, pero no es un visionario ni un reformador, opina Andreas Sten-Ziemons.»Es gibt nur einen Rudi Völler!» reza un popular canto futbolístico alemán que resuena en los estadios del país desde hace más de dos décadas: «¡Solo hay un Rudi Völler!».
Rudi Völler es una figura popular en el fútbol alemán, célebre por su prolífico registro goleador como jugador (47 goles en 90 partidos con Alemania, incluida la gloria en la Copa Mundial con Alemania occidental en 1990), y por sus logros desde que colgó las botas. Llevó a Alemania a la final de la Copa Mundial de 2002 como seleccionador y, desde entonces, ha pasado 18 años como director deportivo del Bayer Leverkusen.
Rudi cae bien a todo el mundo. Tal vez por eso, Völler ha sido nombrado ahora sucesor de Oliver Bierhoff como director deportivo de la selección alemana, con la misión principal de garantizar que Alemania no decepcione en casa en la Eurocopa 2024 dentro de 18 meses, como ha hecho en sus tres últimos grandes torneos.
«Queremos volver a formar una verdadera comunidad», declaró Bernd Neuendorf, presidente de la Asociación Alemana de Fútbol (DFB). «Queremos una selección con fuerza de voluntad y afable, con el claro objetivo de recuperar el apoyo incondicional de los aficionados».
Völler, el hombre que no sabe decir «nein»
Tras dimitir de su cargo en el Leverkusen el año pasado, Völler tenía la intención inicial de alejarse de la rutina diaria del fútbol profesional. Pero ahora ha vuelto, no solo porque se le necesita, sino porque no hay disponible nadie más adecuado que él. Pero, sobre todo, porque no sabe decir «no». Está en el carácter de Völler ayudar cuando se le requiere.
El primer cargo que ocupó en la DFB no estaba realmente planeado. Tras la decepcionante actuación de Alemania en la Eurocopa 2000, Völler solo debía sustituir al seleccionador Erich Ribbeck de forma interina durante un año, hasta que Christoph Daum asumiera el cargo. Pero, después de que Daum se viera envuelto en un asunto de cocaína, Völler asumió el cargo de forma permanente y, sorprendentemente, llevó a Alemania a la final de la Copa Mundial de 2002, donde perdió contra Brasil en Yokohama (Japón).
Como Daum también perdió su puesto como entrenador del Bayer Leverkusen, Völler lo sustituyó durante un mes. Y, cuando el Roma, el antiguo club de Völler, se quedó sin entrenador en 2004, Völler respondió a la llamada y ayudó en el estadio Olímpico, aunque solo fuera durante 26 días.
Desde entonces, Völler ha estado manejando los hilos del Bayer Leverkusen, posiblemente uno de los puestos más cómodos del fútbol alemán, en un club en el que el dinero no es problema, pero del que no se esperan grandes éxitos. El Leverkusen sigue avanzando a duras penas, entre los cuatro primeros de la Bundesliga, pero rara vez hace sudar al Bayern de Múnich.
Völler, el diplomático
Tal vez sea esta otra de las razones por las que la DFB se decantó por él frente a sus candidatos inicialmente preferidos, Fredi Bobic y Matthias Sammer. Mientras que el primero parece contento con su trabajo en el Hertha de Berlín, el segundo es el polo opuesto a Völler, y rehusó la propuesta con un «nein».
Matthias Sammer, actualmente asesor externo del Borussia Dortmund, es difícil, exigente, nunca está satisfecho y busca constantemente la mejora, Völler es diplomático, más inclinado a apartar a un jugador en apuros para charlar tranquilamente que a criticar abiertamente, más propenso a situarse frente a un equipo de bajo rendimiento y cargar con las culpas en su nombre.
Al parecer, eso es lo que quiere la DFB, al menos durante los próximos 18 meses. De hecho, Völler no asumirá ninguna de las responsabilidades más amplias que tenía Bierhoff: desarrollo juvenil, fútbol femenino, marketing y gestión general y de redes. Simplemente, se espera que colabore estrechamente con el seleccionador, Hansi Flick, muy cerca del equipo, aportando su experiencia y contribuyendo a crear un ambiente positivo.
«Solo hay un Rudi Völler», y eso es todo lo que se espera de él.
Se retrasan las reformas
A corto plazo, Völler no es un mal fichaje. Al fin y al cabo, la Eurocopa está a la vuelta de la esquina y no es factible solucionar para entonces la multitud de problemas a los que se enfrenta la DFB. Cualquier intento de hacerlo ahora podría resultar en una nueva humillación sobre el terreno de juego, y esta vez en casa.
No, eso no es responsabilidad de Völler. Völler no es un visionario, ni un reformador. Eso vendrá después. La DFB ha ganado tiempo con el nombramiento de Völler, pero siguen existiendo los mismos problemas.
(gg/ms)