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Las ‘vacunas’, como se llama popularmente a las extorsiones de baja cuantía, son un fenómeno extendido en el país. Grupos criminales exigen dinero bajo el argumento de «prestar seguridad» en sus zonas de influencia.»Vinieron a pedir 500 mil pesos [unos 110 dólares N. de la Red.] para los juguetes de los niños del sector, y un cerdo para ellos, porque habían cuidado el barrio todo el año”. Esto, explica Juan Camilo Pérez (nombre cambiado por petición de la fuente), tuvo lugar antes del pasado 24 de diciembre, cuando un miembro del ‘combo’ -como se les denomina a los grupos de delincuencia urbana en Medellín, Colombia- fue a pedir la ‘vacuna’ semanal al supermercado de su papá.
En el país se conoce popularmente como ‘vacunas’ a las microextorsiones, casi siempre periódicas y de bajas cuantías, que exigen los integrantes de organizaciones delictivas a comerciantes y residentes de las zonas de la ciudad donde ejercen control.
Según Juan Camilo, su familia ha vivido siempre en el mismo barrio, y algunos de los «muchachos” del combo le tienen cierta «estima”, por lo que no insistieron en exigirle la cuota a su papá cuando se negó a pagar. De todos modos, no se libró de entregar los 20.000 pesos [algo más de 4 dólares] que cada semana le cobran para la «seguridad del barrio”.
Según Ariel Ávila, politólogo especialista en temas de seguridad y conflicto, y hoy senador de la República, el secuestro y la extorsión a gran escala eran más comunes en el pasado, pero han venido mutando en microextorsiones , que son más fáciles de ejecutar y menos perseguidas. El senador dice que es un fenómeno que afecta a todo el país, pero que las regiones más golpeadas son Medellín, Cali, y ciudades del Pacífico, como Tumaco y Buenaventura.
Un negocio subrepticio que toca a todos
Cada día del 2022 se presentaron 24 denuncias por extorsión, según estadísticas de la Policía colombiana, en promedio, una denuncia por hora. Sin embargo, expertos coinciden en que la cifra podría ser decenas de veces mayor si se tiene en cuenta que las ‘vacunas’ casi nunca se denuncian porque se trata de sumas pequeñas.
Fernando Quijano, investigador y director de la agencia de prensa Análisis Urbano, recuerda que, en el 2014, el entonces director de la Federación de Comerciantes de Antioquia, Sergio Soto, aseguró que el 90 % de los tenderos de Medellín y su área Metropolitana estaban siendo ‘vacunados’, y que eso representaba una renta aproximada de 50.000 millones de pesos anuales (unos 10,6 millones de dólares) solo en esa región del país.
Pero las estimaciones de Fenalco solo tenían en cuenta al comercio formal, lo que quiere decir, según Quijano, que la cifra para ese momento era muy superior, y lo es ahora, ya que, estima el experto, solo en el área metropolitana de Medellín, unos 50.000 vendedores ambulantes pagan actualmente ‘vacunas’.
Modus Operandi
Entre las modalidades de ‘vacunas’ se cuentan las extorsiones de goteo, de entre 2.000 y 5.000 pesos diarios, (0,43 centavos y 1,07 dólares) a vendedores ambulantes, pasando por porcentajes de ingresos mensuales a comerciantes y funcionarios públicos, hasta el pago por el cuidado de vehículos y bienes, detalla Ariel Ávila.
Al describir la situación de su barrio en la Comuna 2 de Medellín, Juan Camilo afirma que los ‘combos’, que también se dedican al microtráfico de drogas, piden una cuota semanal que oscila entre los 5.000 y los 200.000 pesos, dependiendo del tipo de negocio. «Para el Día del Niño o para el Día de la Madre piden una cuota especial con el discurso de que ‘es para la comunidad’, y aunque una parte la invierten en lo que dicen, buscando ganar legitimidad y aceptación, también se quedan con otra parte”, explica.
Para lavar dinero, los ‘combos’ también imponen proveedores a los comerciantes de los barrios. Por ejemplo, en el supermercado de la familia Pérez solo pueden comprar los huevos, las arepas y los productos lácteos a una empresa del ‘combo’, luego de que el distribuidor habitual fue amenazado de muerte, relata. También quitaron una máquina tragamonedas que tenían en el local, cuando les pidieron un ‘impuesto’ de 500.000 pesos (110 dólares). Un conocido del barrio fue asesinado por negarse a pagar.
Los negocios de barrio no son los únicos afectados. El gremio de la construcción, pasando por el del transporte y hasta el de la vigilancia están ‘vacunados’. Por cada ladrillo o bulto de arena que la gente compra para construir una casa, tiene que pagar, y los conductores de ómnibus tienen que entregar cuotas diarias sobre sus ganancias.
Impunidad
La solución al problema que azota a gran cantidad de colombianos no parece cercana. Según Ávila, la impunidad es protagonista en estas conductas, gracias a que «no se denuncian, no hay estrategia clara para perseguirlas y las autoridades no le prestan atención porque no se trata de grandes extorsiones”. Para el senador, «un plan efectivo” contra el delito tiene que incluir mejores acciones de inteligencia y el fortalecimiento de las denuncias anónimas porque no hay suficiente confianza en las autoridades.
Un informe de la Alcaldia de Medellín sobre las extorsiones en la capital antioqueña concluía que la intervención estatal debe no solo fisurar las estructuras criminales sino removerlas del poder en el que se han instalado.
(cp)