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Tras la eliminación de Alemania en la fase de grupos del Mundial de Qatar, el papel de veteranos históricos parece quedar en el aire.La enorme decepción era visible en los rostros de los jugadores alemanes luego de la victoria 4-2 contra Costa Rica, que no fue suficiente para avanzar a los octavos de final en la Copa del Mundo de Qatar. Pese a los breves momentos transcurridos desde el silbatazo final, los jugadores alemanes parecían tener en claro lo que se avecinaba: el inicio de discusiones sobre reformas de fondo en el fútbol germano. En cierto sentido, era el fin de una era y el comienzo de otra, en medio de la incertidumbre.
En ese torbellino de emociones, Thomas Müller compareció ante las cámaras y, con el gesto desencajado, soltó palabras que sorprendieron. «En caso de que este sea mi último partido con la selección, quiero dar las gracias. Fue un gusto enorme. Juntos vivimos momentos increíbles», dijo el mediapunta del Bayern Múnich, fuertemente cuestionado por su bajo desempeño en Qatar. En medios alemanes, la declaración fue interpretada como posible anticipo de la despedida de Thomas Müller de la selección alemana.
Müller recula y Neuer se aferra
El debate al respecto cobró tan vertiginosa intensidad, que el propio Müller debió salir poco después al paso, aclarando que «debo hablar con mi esposa antes de tomar una decisión». El tema es delicado desde la perspectiva de la selección alemana. Por su estilo bonachón y su bromista, Müller es consentido del vestidor tanto del Bayern como de la selección alemana, así como de la hinchada y la prensa.
En su tiempo, Joachim Löw sintió en carne propia los fríos efectos de una pugna con Müller. Luego de una fase en la que decidió apartarlo de la selección germana junto con Mats Hummels, Löw prácticamente se vio obligado a dar marcha atrás, orillado por el entonces gran desempeño del ofensivo y por el permanente debate sobre la ausencia de Müller. Hoy, la renuncia o empecinamiento de Thomas Müller a continuar serán cruciales para el futuro entorno de la selección alemana.
Caso similar es el de Manuel Neuer, capitán de la selección alemana y autoridad moral en el equipo. Con 36 años de edad y una reciente y larga lesión en el hombro, Neuer apenas llegó en activo al Mundial de Qatar. Y si bien en los tres partidos de la fase de grupos mostró grandes momentos, el último gol de Costa Rica también lo exhibió en forma indigna de su carrera deportiva.
Tormenta anunciada
Vista con lente amplio, la incondicionalidad de Neuer en la portería alemana ha sido puesta en tela de juicio por otra gran presencia en esa posición: la de Marc-André ter Stegen, arquero del FC Barcelona, quien reclama desde hace tiempo más oportunidades bajo los palos en la selección. Indiferente a todo, Neuer definió claramente su rumbo: dijo que «si me llaman, y si tengo el rendimiento adecuado, quisiera continuar» en el equipo nacional alemán.
Apartar o no a estas dos grandes leyendas de la selección alemana -y quizá a otras- será una de las decisiones más importantes en el futuro inmediato del conjunto, en su nuevo intento por regresar a la elite del fútbol internacional. Para tomarla, el entrenador está obligado a contar con suficiente legitimidad y respaldo a fin de soportar tormentas como la que vivió Joachim Löw en su pugna con Michael Ballack y, de manera silenciosa, con el propio Müller. Por el momento, debido a la eliminación en Qatar y a sus propios errores, Hansi Flick parece no contar ni con una cosa ni con la otra.