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La oposición y el gobierno de Venezuela han abierto la posibilidad de negociar unas elecciones en 2024, con garantías y apoyo internacional. «Va a ser arduo y difícil», dice a DW un analista de Crisis Group.A juzgar por los ecos del Foro de la Paz, las conversaciones sostenidas esta semana en París entre la oposición venezolana y el gobierno de Nicolás Maduro abren la posibilidad, aunque sin fecha, de que se reanuden las negociaciones suspendidas en 2021. Estas tendrían como objetivo unas elecciones generales, con garantías, en 2024.
«El proceso será muy duro», dice a DW Mariano de Alba, analista del think tank Crisis Group. «Si la oposición quiere avanzar en condiciones electorales, Maduro quiere levantamiento de sanciones para una mejora económica sustancial que le permita desplegar programas para demostrar a la población que sí esta haciendo cosas por la gente. Y de ese modo tener una oportunidad en las elecciones presidenciales», explica el analista del centro de estudios internacional, con base en Bruselas.
Esas negociaciones serán difíciles también porque «quien tiene la otra palanca para que caminen es el gobierno de Washington, que a su vez se enfrenta en el Congreso a reticencias a hacer concesiones a Caracas», agrega De Alba. Cabe recordar que las concesiones pasan por resolver la disputa por los activos externos de Venezuela y levantar su bloqueo.
Sanciones de Estados Unidos y de la UE
¿Levantar las sanciones que impuso la Unión Europea hace seis años y que acaban de ser renovadas por un año más favorecerían una distensión económica? Escasamente: «Las sanciones de la UE, impuestas en 2017, son embargo de armas y equipos que puedan utilizarse para la represión y la congelación de activos y prohibición de entrar en territorio de la UE a 36 miembros del gobierno causantes de violaciones a los derechos humanos», recuerda De Alba.
No obstante, la renovación de esas sanciones ha vuelto a ocasionar declaraciones airadas de Caracas que mantiene con Bruselas una tensa relación. Cabe recordar que si bien permitió una Misión de Observación Electoral (MOE) de la UE a las elecciones regionales en 2021, no autorizó la presentación del informe.
Esfuerzos de la Misión de Observación Electoral
Con todo, las recomendaciones de la MOE para modificar el sistema electoral en aras de las garantías y la transparencia son la base de las exigencias de la oposición para una elecciones en 2024. Y si bien esParís, no Bruselas, la que impulsó el encuentro en el Foro de la Paz, «apoyamos los esfuerzos que hagan los venezolanos para encontrar una salida a la situación actual», afirmó Peter Stano, portavoz de la diplomacia europea.
En cualquier caso, los tres mandatarios que auspiciaron este primer contacto en París -Francia, Colombia y Argentina- aseguran su «apoyo a la reanudación del proceso de negociación intervenezolano como única forma de permitir la salida de una profunda crisis que ha llevado a millones de venezolanos a abandonar el país».
Migrantes venezolanos, impacto internacional
El momento internacional para reabrir las negociaciones es importante: por un lado el cambio en el panorama político en América Latina. «Aunque la migración venezolana a Francia es minúscula en comparación a la que llega a España, el tema es muy relevante internacionalmente, pero para América Latina, especialmente para Colombia, es de interés nacional», apunta De Alba. Una vuelta de Caracas a los organismos multilaterales regionales, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sería una de las monedas de cambio del apoyo .
Por otro lado, el gobierno de Washington no esconde que los hidrocarburos venezolanos podrían ser útiles en el mercado internacional en plena crisis energética. ¿Es eso también un motivo para el apoyo al diálogo de los europeos? Mariano De Alba no lo cree. «Hasta que los hidrocarburos venezolanos puedan marcar un cambio en el mercado mundial pasará mucho tiempo, pues la industria venezolana no tiene capacidad de extraerlos. Para ello se requiere de inversiones que necesitan estabilidad», puntualiza.
Ambos bandos desacreditados
En cualquier caso, de haber una reanudación del diálogo, la oposición estaría liderada por un Juan Guaidó debilitado. «No es Guiadó, es toda la oposición la que está desacreditada», explica De Alba. «La fallida estrategia de una supuesta presidencia interina llevó a una decepción colectiva. Por otro lado, por apostar por la presión internacional descuidaron tender puentes internos, como hacia los sectores militares, que serían decisivos de haber una transición política», agrega.
Con todo, y aunque con la crisis económica, política y social el gobierno de Caracas tampoco goza de crédito entre su población, «en esta negociación entre dos fuerzas descreditadas quien juega con ventaja es quien tiene la fuerza -porque es un gobierno autoritario- es decir, el gobierno de Maduro», subraya . Aún en el caso de quelas negociaciones lleguen, con auspicio internacional, a buen puerto, De Alba ve escaso el tiempo para que la oposición pueda rearmarse. «El 2024 empieza a verse bastante cerca. Va a ser arduo y difícil», concluye.
(lgc)