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La visita del presidente Steinmeier es un símbolo importante luego de años de silencio, consideran expertos. Sin embargo, hay temas espinosos en el ambiente, y no se esperan resultados concretos.Con la visita de Estado del presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, las relaciones entre México y Alemania despiertan de un período de letargo. Expertos consultados por DW destacan el “simbolismo” de la visita de Steinmeier, que pisará suelo mexicano este lunes (19.09.2022) por la noche.
El martes, se reúne con su contraparte, el presidente Andrés Manuel López Obrador, y con la alcaldesa de la capital y aspirante presidencial, Claudia Sheinbaum. Luego hablará ante el Senado. Según fuentes diplomáticas, no está previsto una reunión con el canciller Marcelo Ebrard.
Ojos en otra parte
“Hubo mucho silencio en la relación bilateral últimamente”, constata Hans Blomeier, representante de la fundación demócrata-cristiana Konrad-Adenauer en México. Un silencio que atribuye en parte a la pandemia, pero también a otros temas que capturaron la agenda político-mediática como la invasión rusa a Ucrania y sus consecuencias dramáticas para Alemania.
“Es bueno que se retomen las reuniones personales”, considera Blomeier. “La visita es una señal política que México es importante para Alemania y la Unión Europea”, agrega.
Pero no solamente Alemania ha tenido los ojos en otra parte, advierte Lorena Ruano, del Centro de Investigación y Docencia Económica. “Tampoco México tiene entre sus prioridades la relación con Alemania o Europa”, según Ruano, quien vive actualmente en Madrid como investigadora visitante en la Fundación Carolina.
Erosión de fundamentos
Sin embargo, hay algo más que olvido. En Alemania, existe cierto estupor ante un gobierno mexicano que, con la llegada de López Obrador al poder en 2018, ha sacudido las bases de las relaciones bilaterales y ha girado hacia un nacional-populismo de izquierda. El medio ambiente, por ejemplo, que fue durante muchos años un tema estrella de la cooperación bilateral, ha sido relegado por este gobierno que apuesta por los megaproyectos y las energías fósiles, y ha recortado el presupuesto ambiental. Ese giro ha afectado también inversiones alemanes en energías renovables.
Ruano recuerda, además, algunos “encontronazos verbales” entre México y sus contrapartes europeos. A España por ejemplo, López Obrador le exigió una disculpa por la Conquista, y a los parlamentarios europeos, los tildó de “borregos” cuando expresaron preocupación por el asesinato de periodistas que ha alcanzado niveles récord. Nada más en este año, han muerto 15 periodistas, y la mayoría de estos asesinatos no han sido aclarados.
“La relación entre Europa y América Latina estaba basada en valores liberales y diálogos institucionalizados”, comenta Ruano. “Y todo eso va para atrás. Los valores europeos están en retroceso en los dos grandes países de América Latina: Brasil y México”, indica.
El renovado TLCUEM, el elefante en la sala
A esto se añade un elefante en la sala que es el renovado tratado de libre comercio entre Europa y México (TLCUEM). Las negociaciones terminaron en abril del 2020, pero el acuerdo sigue sin ser firmado ni ratificado. Ambas partes se echan la culpa por el estancamiento. Blomeier lamenta el impasse. “Si nosotros no nos comprometemos, dejamos el campo libre a China”, advierte. “Sería una lástima, porque el tratado contribuiría mucho a la revitalización de las relaciones”, recuerda Blomeier.
Con tantos puntos de roce, Ruano, por su parte, no espera resultados concretos de la visita: “Yo creo que la visita es protocolaria, tiene poca sustancia política, pero es un gesto simbólico”. (ct)