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Bitcoin en El Salvador: doce meses no son suficientes

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Hace un año El Salvador se convirtió en el primer país del mundo en adoptar el bitcoin como moneda de curso legal. La opacidad que ha caracterizado el proceso hace que sea difícil evaluar el éxito o fracaso del proyecto.Desde el 7 de septiembre de 2021, los comerciantes en El Salvador están obligados por la conocida como Ley Bitcoin a aceptar esta criptomoneda como forma de pago. Fue así el primer país del mundo en adoptar esta criptodivisa como moneda de curso legal. Pasada la euforia inicial, la medida no ha revolucionado la economía salvadoreña como esperaban sus promotores, principalmente el gobierno del presidente Nayib Bukele.

“Es muy pronto para sacar conclusiones sobre la situación. Ser el primer país en adoptar Bitcoin implica riesgos”, admite Alexander Higuera, experto en criptomonedas y miembro de la Fundación Blockchain Colombia. “Sin embargo, la apuesta de Nayid Bukele es de largo plazo”, afirma. En este tiempo, el presidente salvadoreño creó la billetera electrónica Chivo Wallet y dio el equivalente a 30 dólares a quienes la descargaran; anunció la creación de Bitcoin City y gastó, hasta julio, según cálculos de Moody’s, 375 millones de dólares en promover el uso del bitcoin. Sin embargo, este está lejos de generalizarse.

Ocho de cada diez usuarios dejó de utilizar Chivo Wallet tras gastar el bono. “La aplicación ha presentado muchos problemas, es un punto muy importante de mejora”, afirma Higuera, para quien, sin embargo, “la labor pedagógica que ha impulsado el gobierno de Bukele ha sido crucial para que la gente común, lejana a la tecnología, se anime a usarla”. Y es que un alto porcentaje de la población desconfía de las criptomonedas.

El economista José Luis Magaña, consultado por Efe, coincide en que es difícil hablar todavía de éxito o fracaso de la medida. Todo “alrededor de la implementación de la Ley Bitcoin ha estado lleno de opacidad, hay muchas incógnitas que, a un año de entrar en vigencia la ley, todavía desconocemos”, critica. Y señala que “el gobierno todavía no ha sido capaz de decir claramente cuáles son los objetivos que perseguía al implementar esta ley”. Y, sin conocer estos objetivos, “es muy difícil poder evaluar, poder decir si ha tenido éxito o no”.

De la euforia al hastío

El impacto en la economía salvadoreña de la adopción del bitcoin ha sido, en cualquier caso, ínfimo, según las proyecciones de crecimiento del Banco Central de Reserva. El expresidente de esta entidad, Carlos Acevedo, afirma además a AFP que “menos del 2% de las remesas están llegando a través de billeteras digitales, lo cual significa que por ese lado tampoco hubo beneficios”. La atracción de inversiones relacionadas con la economía digital no es tampoco la esperada, aunque sí ha aumentado el turismo de fanáticos de las criptomonedas y la perspectiva de un posible turismo fiscal empieza a despuntar.

Sin embargo, las oscilaciones de la cotización de la criptomoneda han sido la principal preocupación incluso de sus más entusiastas partidarios.

Volatilidad del Bitcoin

Al momento de escribir esta línea (nótese el singular), un bitcoin se cambia a 18.818 dólares, aunque, cuando usted lo lea, la cifra ya habrá cambiado. Esto es cierto también para cualquier otra divisa, pero desde que El Salvador lo convirtió en moneda de curso legal, el precio del Bitcoin ha oscilado entre los 64.400 dólares de noviembre de 2021 y los actuales apenas 19.000 dólares. En ese período, la horquilla en la que se ha movido el precio del Euro, por ejemplo, va de 1,19 a 0,99 dólares, mucho menos de lo que ha cambiado el precio de bitcoin antes de acabar el párrafo: ya ha subido 27 dólares.

“¿Puede eso afectar a las finanzas de El Salvador? Pues, sinceramente, el país tampoco tiene tanto dinero en bitcoins”, afirma Alejandro Palomar. Él trabajaba en banca privada en Panamá hasta que hace ocho años se empezó a dedicar en exclusiva al bitcoin. Ahora asesora a las autoridades panameñas, que tantean, tímidamente de momento, la posible implantación de un sistema similar al salvadoreño en Panamá. Algo a lo que, en todo el mundo solo se ha atrevido a hacer República Centroafricana en este tiempo.

Palomar está precisamente especializado “en el cálculo de la volatilidad de las criptomonedas y otros ‘activos con factor beta’, como las comodities”, explica. “La estrategia más adecuada para tomar posiciones en un activo de alta volatilidad suele ser entrando en diferentes momentos en el precio, que es lo que ha venido haciendo El Salvador”, defiende. Con un producto interior bruto de 25.428 millones de dólares en 2021 y un presupuesto estatal de casi 8.000 millones, el gobierno de El Salvador ha anunciado compras de Bitcoin por valor de casi 104 millones de dólares. No es, efectivamente, una exposición muy grande al riesgo de cambio de esta divisa digital.

“La paciencia es la clave”

El ministro salvadoreño de Hacienda, Alejandro Zelaya, ha venido insistiendo en que el país “no ha tenido pérdidas” por la implantación del bitcoin y afirmando que el riesgo fiscal es “extremadamente mínimo”. Efectivamente, la bajada de la cotización produce lo que se conoce como minusvalías latentes, que no se convierten en pérdidas reales mientras no se venda el activo. Si el gobierno de El Salvador vendiera hoy todos sus btcoins, la operación sí que tendría unas pérdidas de más de la mitad de esos 104 millones de dólares invertidos. Pero sus partidarios confían en que el precio vuelva a subir.

El presidente, Nayid Bukele, pidió “paciencia” en el último tuit en que hizo referencia al bitcoin. De eso hace ya dos meses. Realmente, lo que sostiene la cotización de una moneda es la confianza de los agentes económicos. De momento, esa confianza no es tan grande como hace un año, cuando el bitcoin llegó a cotizar a 68.000 dólares. Pero todavía es demasiado pronto para decir también que la implantación de la moneda virtual en el país sea un fracaso. Habrá que esperar. Pero, ¿cuánto tiempo? Un año, desde luego, no ha sido suficiente.

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