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Desaparición forzada en América Latina: el crimen que no cesa

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En América Latina, las desapariciones siguen siendo realidad. La incapacidad estatal para evitarlas se convierte en “aquiescencia”, un acto de complicidad, dice a DW el relator de la ONU contra la Desaparición Forzada.Este crimen no prescribe. Así lo disponen normas de tratados internacionales, como la Convención Interamericana sobre la Desaparición Forzada o la Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzosas. De ahí se deriva también que la obligación de búsqueda es permanente, siempre bajo la presunción de vida de los desaparecidos. “No estamos buscando cadáveres, buscamos personas vivas”, afirma Juan Pablo Albán Alencastro, docente de la Universidad San Francisco de Quito y relator del Comité de las Naciones Unidas contra la Desaparición Forzada.

Se estima que entre 1966 y 1986 tuvieron lugar más de 90 mil desapariciones forzadas en México, El Salvador, Chile, Uruguay, Argentina, Brasil, Colombia, Perú, Honduras, Bolivia y Haití. Pero este es un horror que dista de haber quedado en el pasado. El drama se sigue viviendo en diversos lugares de la región, como Colombia, que sigue buscando a sus desaparecidos.

El drama de México

“Es un fenómeno muy fuerte, especialmente en ciertos países, como México, que en el mundo es probablemente el que presenta la peor problemática de desapariciones”, afirma Albán. Y subraya que ahora, “si bien, en su gran mayoría, no se trata de desapariciones directamente perpetradas por agentes estatales, sino por la delincuencia organizada, finalmente, el que el Estado no haya podido dar una respuesta adecuada, termina convirtiéndose en una especie de aquiescencia, y, por ende, el hecho es atribuible al Estado”. La impunidad es un factor clave, que sigue alentando a los perpetradores.

“No ha habido ninguna mejoría en México, al contrario. Es ya una situación de lesa humanidad”, considera por su parte José Ugalde. Su hijo salió de casa un 14 de septiembre de 2015 y ya no regresó. El 18 de diciembre de ese año, le avisaron que sus restos habían sido encontrados.

“Hasta el momento no hemos tenido ni verdad, ni justicia ni reparación. Tal parece que todo el sistema está en contra de nosotros y tenemos que luchar con todo esto”, dice a DW este padre, que dejó su antiguo trabajo de carpintero para dedicarse a ayudar a las familias que sufren un dolor como el que conoció en carne propia.

“Es un sufrimiento enorme. Tenemos compañeras que hace más de 10 años que están buscando a sus seres queridos, que no tienen idea de qué sucedió con ellos. Y esto es vivir en una tortura psicológica diaria, se nos está yendo la vida de dolor; y vemos que las autoridades no han sido competentes” para dar respuesta, dice.

José Ugalde integra hoy el colectivo Desaparecidos Justicia AC Querétaro y es vocero de la comisión de comunicación del Movimiento Nacional por Nuestros Desaparecidos en México, al que pertenecen más de 80 colectivos de 25 estados de la república.

Según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas —una relación oficial de los casos acumulados desde 1964— hay más de 100.000 personas que son buscadas en México. “Nosotros creemos que todavía hay más. Y esa cantidad es increíble”, dice Ugalde. Para graficarla, pone el ejemplo del Estadio Azteca, que tiene una capacidad de 110.000 personas: “Es todo un estadio de jóvenes, mujeres, niñas, padres, mujeres, hermanos, que no están en casa. Que no sabemos dónde están”.

Además, llama la atención sobre los graves problemas de identificación forense en el país: “Hay más de 52 mil cuerpos que tiene el Gobierno y ni les ha podido dar el nombre y regresarlos a casa”.

Los migrantes desaparecidos

México también se ve afectado por el fenómeno migratorio, junto a gran parte de América Central. Más de 6.700 muertes o desapariciones de personas migrantes ha registrado el proyecto Migrantes Desaparecidos, de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Centroamérica, Norteamérica y el Caribe, desde 2014.

“Esa cifra es un subregistro, porque no todas las personas desaparecidas en las rutas migratorias son reportadas”, estima el relator del Comité Contra la Desaparición Forzada, que está en el proceso de diseñar parámetros de intervención frente a casos de desaparición de personas migrantes. “El migrante es víctima de redes de estafa migratoria, de tráfico de personas y, a veces, de otras redes de delincuentes, que los captan para cometer otro tipo de ilícitos y luego los desaparecen”, explica Albán.

Este fin de semana, familiares de desaparecidos de El Salvador, Guatemala, Honduras y México se reunieron por primera vez para intercambiar experiencias de sus procesos de búsqueda. El encuentro fue convocado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), en el marco del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, que se conmemora cada 30 de agosto.

En México, también hay actividades especiales en esta jornada. Y ahí esta José Ugalde. “Mandamos simbólicamente el mensaje de que buscamos por tierra, mar y aire, a nuestros seres queridos”, dice. Los familiares siguen buscando y pidiendo justicia, porque tampoco el dolor prescribe.

(rml)

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