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Las atroces cifras de homicidios contra menores en México

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Un reciente informe cuantifica el número de víctimas de homicidios entre menores en el primer semestre de 2022 en México. Son números que reflejan una dolorosa realidad de la que poco se habla.Algunos dan el salto a los medios de comunicación, provocando conmoción en la sociedad. Sucedió con el homicidio de Jorge Luis Juárez López, de 13 años, asesinado en marzo de 2022 en su casa del municipio de Xochitlán, en Puebla. El menor se encontraba solo, esperando a que sus papás volvieran del trabajo en la taquería. Al llegar, lo encontraron tendido en el suelo, sin vida y sobre un charco de su propia sangre.

Otro ocurrió a finales de junio de 2022: un niño de 10 años fue asesinado por hombres armados que entraron a su domicilio en la colonia La Villita, en el municipio de Apaseo el Grande, Guanajuato. Las autoridades encontraron el cuerpo del niño con diversas heridas producidas por proyectiles de arma de fuego. Junto a él, yacía el cadáver de su mascota, un perro.

Hacer visible la violencia contra los niños

Pero la gran mayoría quedan en el más estricto silencio, y solo las cifras reflejan la dramática realidad: solo en los primeros seis meses de 2022, se produjeron en México 1.272 homicidios contra menores de entre 0 y 17 años. Son cifras oficiales, nadie puede decir que maneja otros datos. La Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) ha recopilado la información documentándose en los distintos estados federados del país.

El objetivo es visibilizar la atroz situación de violencia que sufren los menores en México: “Aunque niños, niñas y adolescentes son un tercio de la población, más de 33 millones de seres humanos en este numeroso país, pues no pareciera haber una conciencia respecto a esta realidad que está sucediendo en los barrios, en las rancherías, en los municipios, en las calles… Por eso digo que este hecho es un ‘inobservado social'”, afirma a DW Tania Ramírez, directora de Redim.

Más transparencia en un contexto de mayor violencia

Cierto es que los datos se conocen porque las propias autoridades los hacen públicos. En términos de evolución democrática, la tendencia es hacia una mayor transparencia de la información. Pero documentar los homicidios contra niños y adolescentes no significa tener la situación bajo control. De hecho, la violencia contra este grupo poblacional repuntó un 4,8 por ciento en 2022. “Hemos analizado un periodo relativamente corto de tiempo, dos semestres en el mismo plazo en 2021 y 2022, con la misma administración, con las mismas personas en los cargos públicos. Es así como podemos decir que la violencia sigue persistiendo e incrementándose”, dice Tania Ramírez.

En el contexto de un repunte de la situación general de violencia en México, AMLO anunció recientemente que la Guardia Nacional pasará a formar parte de la Secretaría de la Defensa nacional. De esta forma, se militariza el combate a la violencia, una estrategia de seguridad criticada por diversos organismos internacionales de derechos humanos. También Ramírez observa con preocupación el anuncio: “Estamos dando pasos en el sentido opuesto a la idea de una Guardia Nacional civil, que no esté viciada por los peligros del poder de instituciones absolutas, como pueden ser el Ejército”.

Más víctimas hombres, más violencia en algunos estados

Las cifras de los homicidios infantiles y adolescentes en los primeros meses de 2022 llevan nombre de varón. De los 1.272 fallecidos, 950 eran hombres y 322 mujeres, un hecho que no es casualidad, sino que esta asociado a roles y estereotipos de género, ya que si las niñas son víctimas de determinadas violencias, los niños lo son de otras.

A ellos “se les espera insensibles, crueles, fuertes físicamente… Y todos estos estereotipos, cargados sobre los hombros de un niño o de un adolescente, les están haciendo también ser víctimas de manera diferenciada de determinadas prácticas y violencias”, afirma la directora de Redim.

Los datos sitúan los estados de Michoacán, Guanajuato y Zacatecas como los peores en cuanto a este tipo de delito. Uno de cada cuatro homicidios de niñas, niños y adolescentes tuvo lugar en estos tres estados. Esto tiene que ver con “disputas por el territorio, cómo los grupos de la criminalidad, grupos delincuenciales en general y también de crimen organizado van cambiando su nivel de operación, determinando los territorios”, explica Ramírez. Pero también con las condiciones que el crimen organizado encuentra por parte de las instituciones y de los estados, donde, “a menudo, la coyuntura política facilita o dificulta la expansión de la violencia”, concluye la experta. (ers)

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