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Expertos advierten de la «cocainización» de Paraguay

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El reciente asesinato del fiscal Marcelo Pecci llama la atención sobre el problema del narcotráfico en Paraguay. DW consultó a expertos que dan un diagnóstico inquietante de la situación y su impacto político.La violencia sacude a Paraguay. Este domingo (22.05.2022) fue sepultado el alcalde de la norteña ciudad de Pedro Juan Caballero, que es considerada un foco de contrabando y narcotráfico. Había sido baleado el 17 de mayo, solo siete días después del asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci.

Si bien, en el primero de los casos, no está tan claro el trasfondo del crimen, en el segundo, las principales hipótesis que se barajan tienen todas relación con el narcotráfico o el lavado de dinero, que eran las principales materias que había investigado el fiscal.

«Ecosistema del crimen»

«Pecci no era un fiscal cualquiera. Era probablemente el mejor fiscal de lavado de dinero que tenía el país», afirma el sociólogo Carlos Peris, profesor de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), especializado en la investigación del tema del narcotráfico. En conversación con DW, se muestra escéptico en cuanto a que el caso se aclare.

«Eso va a quedar en la impunidad. Aquí hay investigaciones, hay sospechas, hay hipótesis, pero nada se resuelve», lamenta. Y habla de un «ecosistema del crimen», porque el país tiene muchas ventajas para los negocios ilícitos. «Fronteras laxas, un territorio que no tiene radares, autoridades cómplices en todos los niveles, pobreza», son algunas de las que menciona.

«Paraguay ocupa hoy una zona que funciona como bisagra en un corredor criminal», por el que se trafican drogas y armas, entre otras cosas, explica José Amarilla, especialista en inteligencia estratégica y consultor en materia de seguridad.

Paraguay se ha convertido también en un centro de distribución de cocaína en los últimos años.

«Es un punto importante logístico en el cual estas mercancías son dirigidas hacia territorio brasileño o hacia la costa atlántica, en la parte norte del continente sudamericano; o hacia la hidrovía de los ríos Paraná y Paraguay, que es un corredor hacia el océano que incluye a Bolivia, Paraguay, Argentina, Brasil y Uruguay», dice el experto en crimen organizado. Y acota que «los ríos Paraguay y Paraná tienen hoy la segunda flota en importancia en materia de barcazas de contenedores fluviales, cuyo tráfico es sumamente intenso», lo cual dificulta el control.

De la marihuana a la cocaína

El inicio de las actividades de narcotráfico en Paraguay está asociado a la dictadura de Alfredo Stroessner. Pero en la década de 2000, desde Brasil, comenzaron a entrar al país bandas internacionales. Primero fue el «Comando Rojo» y luego el «Primer Comando Capital», que estableció «una nueva lógica del crimen», según Peris. «Esa lógica sigue teniendo su centro en la frontera seca con Brasil. No existe control policial alguno allí», explica, y subraya que «entonces Paraguay entra a lo que llamamos en nuestros estudios la ‘cocainización’”.

Paraguay, históricamente, fue un país productor de marihuana. Pero estos grupos buscaban el mayor rédito, que se logra con la cocaína.

«Las hojas de coca vienen de los países andinos, se montan laboratorios clandestinos en la zona del Bajo Chaco, en Paraguay, y aquí se termina de producir. Hay pruebas de que Paraguay se está ‘cocainizando’, hay informes de la UNODC (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito), que dicen que el Paraguay ya no es solo un país de tránsito», asegura el profesor de la UNA.

El negocio del narcotráfico, en todo caso, prospera sin que el Estado paraguayo logre detenerlo. «El Primer Comando Capital opera muy libremente en la frontera seca con Brasil. Se estima que este grupo tiene unos 50 mil miembros; Paraguay en total tiene 26 mil policías», subraya Amarilla. Y agrega que la organización criminal hace «el trabajo sucio regional. El trabajo gerencial comercial internacional lo articulan mafias que son de origen europeo. Fundamentalmente, se ha detectado actividad de la mafia calabresa, la ‘Ndrangheta, en los últimos años, en territorio argentino, brasileño y paraguayo».

Los lazos de la narcopolítica

Las sumas que se manejan son cuantiosas. «La marihuana, por ejemplo, mueve entre 1.000 y 4.000 millones de dólares anuales solamente dentro de territorio paraguayo, y mucho más en los lugares de destino», ilustra Amarilla, destacando que las ganancias de la cocaína son mucho mayores.

Mientras tanto, el dinero ilícito comienza a socavar al Estado. «El fortalecimiento económico de estas organizaciones permite la infiltración de instituciones que están dedicadas a la aplicación de la ley. Estas organizaciones tienen una capacidad logística y de corrupción mucho mayores que hace un par de décadas atrás», asegura el asesor de seguridad.

El sociólogo Peris destaca otro factor clave, que apunta a la esfera política y al sistema electoral: «Los políticos, cada vez más, necesitan financiación extra, porque al dejar de haber listas cerradas (de candidatos), cada uno tiene que llevar su campaña y muchos de ellos recurren al narcotráfico. Es lo que se conoce como narcopolítica».

El profesor de la UNA augura, pen consecuencia, un futuro sombrío. «Yo creo que en la próxima campaña electoral va a haber más asesinatos políticos. El crimen organizado se está extendiendo cada vez más. Eso va a traer una mayor virulencia en todo. Cada vez van a aparecer más lazos de la narcopolítica, que ya existen en todos los sectores de la política paraguaya, sin importar que sea el partido Colorado o el Liberal». Y cada vez harán más falta fiscales como Marcelo Pecci, dispuestos a enfrentarse a semejante «ecosistema» criminal.

(rml)

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