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El 19 de mayo de 2022, la autora y activista mexicana cumple nueve décadas de vida. Poniatowska aprovecha cada día para “escribir y ganar tiempo para hacer lo que me gusta”, dice la Premio Cervantes 2013 a DW.»Las últimas semanas han sido un trajín. No he parado”, confiesa a DW Elena Poniatowska, interrumpiendo su charla con un mimo que representa a una asociación de artistas ambulantes de Coyoacán. El hombre acude a la escritora porque las autoridades del lugar les impiden trabajar en el turístico barrio de la capital mexicana.
«Voy a escribir de eso en mi columna dominical en (el diario) La Jornada”, promete la periodista, a la que los cánones de la época le negaron el deseo de estudiar medicina. En las redacciones, al inicio, tampoco lo tuvo fácil. «Hubo quien me dijo que donde yo debía estar era en mi casa”.
Elenísima 90 años
La noche del 19 de mayo de 2022, día de su cumpleaños, el Gobierno mexicano la celebrará en el Palacio de Bellas Artes con el homenaje Elenísima 90 años. Antes tuvo otros festejos. Uno en la Universidad Nacional Autónoma de México durante el Día Internacional del Libro y otro hace una semana, entre vivas y mariachis, en la Universidad Autónoma Metropolitana.
Hélène Elizabeth Louise Amelie Paula Dolores Poniatowska -su nombre real- nació en París en 1932. Fue fruto del matrimonio entre la aristócrata mexicana Paula Amor y el príncipe Jean E. Poniatowski, descendiente directo del último rey de Polonia.
La guerra en Europa separó a la familia. Su padre partió a pelear contra nazis y franquistas y envió a su mujer e hijas -Kitzia y Elena- a México, donde la hoy creadora de más de cuarenta libros llegó a los diez años. Ahí aprendió español en la calle, inglés en el colegio y mucho después adoptaría la nacionalidad mexicana.
Periodismo y literatura
En su juventud, Poniatowska rompería la tradición. Se rehusó a ser una mujer sumisa, a un casamiento socialmente convenido. Rebasando los veinte años, se aventuró en el periodismo, en el que lleva más de seis décadas.
«No me arrepiento de ser periodista”, afirma en una entrevista hecha en su hogar, al sur de Ciudad de México, donde en los últimos días han pasado decenas de reporteros y el teléfono suena constantemente en llamadas que atiende ella misma.
No obstante, la llamada «princesa roja” por su apego a la izquierda y su origen real, prefiere la literatura: «Me siento más libre, porque solo tengo que rendir cuentas a mí misma. En el periodismo tengo que ser exacta, tengo un límite de páginas. No puedo contar todo lo que quiero o lo cortan”.
Ha creado reportajes, cuentos, entrevistas, crónicas y artículos. Son parte de una obra inmensa, traducida a diversos idiomas y reconocida con doctorados honoris causa, la Medalla Bellas Artes 2014 de México o premios como el Alfaguara de Novela 2001 y el Rómulo Gallegos 2007.
Fue la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Periodismo en 1978 en México, también la primera mexicana en ser nominada al Príncipe de Asturias de las Letras. En 2013, con 81 años, obtuvo el Premio Cervantes de Literatura, el más destacado de la lengua española.
Un ícono del feminismo
«Soy feminista desde siempre. Con nuestra lucha, cada vez ganamos más paridad”, dice Poniatowska, quien ha dedicado libros a narrar la historia de mujeres ejemplares.
Muestra de ello son Tinísima, sobre la fotógrafa y activista italiana Tina Modotti, Leonora, la biografía de la artista surrealista inglesa Leonora Carrington, La herida de Paulina, el caso de una menor violada a quien se le impidió abortar, o Hasta no verte, Jesús mío, el relato de una humilde soldadera de la Revolución Mexicana.
A lo largo de su vida, la autora, madre de tres hijos y abuela de diez nietos, conoció «mujeres valientes, fuertes, admirables que me enseñaron o introdujeron (en el feminismo)”.
Menciona a la abogada Clementina Batalla Torres (1894-1987), precursora de los derechos de las mujeres en México, además de su gran amiga, recientemente fallecida, Rosario Ibarra de Piedra (1927-2022), pionera de los grupos de madres en busca de hijos desaparecidos y excandidata a la presidencia mexicana.
«Desde joven empecé a valorar a las mujeres, porque yo lo soy. Lo he hecho, sobre todo, a través de libros”. Por eso, le preocupa el alto índice de feminicidios en el país que hizo suyo. «Es una vergüenza, muy doloroso”.
Impotencia ante los asesinatos de periodistas
Contundente, también condena los asesinatos de sus colegas, cifra alarmante que tan solo en 2022 alcanza los once periodistas muertos por su labor: «Cómo no sentir indignación, si es mi profesión», asegura, para luego compartir la impotencia de no tener la solución.
En su opinión, «el buen periodismo y la literatura no deben perderse, porque pueden mover conciencias. Así lo hicieron grandes pensadores que impulsaron revoluciones”.
El 2 de octubre de 1968 presenció la masacre estudiantil en la Plaza de las Tres Culturas de Ciudad de México. De esa triste experiencia surgió La noche de Tlatelolco, obra que en 1971 ganó el Premio Xavier Villaurrutia. En un acto de rebeldía contra el Gobierno culpable, la escritora lo rechazó.
El periodismo, un gran regalo
No solo sus memorias atestiguan su trayectoria. El hogar que compartió con su esposo, el finado astrónomo Guillermo Haro, está lleno de recuerdos: fotos de seres queridos, pinturas y dibujos, sus múltiples reconocimientos y obsequios hechos con el corazón.
Hay cientos de libros, ajenos y propios. La sala y el recibidor son una biblioteca invaluable, aunque también testigo de sorprendentes anécdotas al lado de amistades entrañables, como Elena Garro, Carlos Fuentes, Rosario Castellanos, Sergio Pitol, Gabriel García Márquez y Octavio Paz o de visitantes renombrados, como José Saramago y Günther Grass.
«Mis grandes amigos fueron José Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis. Los tres empezamos en el periodismo cultural”, recuerda con una sonrisa. «Yo soy mayor que ellos y ya se fueron. Tengo que apurarme a escribir, ganar tiempo para hacer lo que me gusta”.
«Una vida plena»
De una novata «sin preparación ni estudios”, Poniatowska pasó a ser una experimentada entrevistadora que tuvo frente a sí a María Félix, Max Aub, Diego Rivera, Frida Kahlo, Henry Moore, Julio Cortázar, Luis Buñuel, Rufino Tamayo y Silvia Pinal. «De ellos aprendí mucho, al escucharlos o entrevistarlos. Casi todos me influyeron. Por ejemplo, aprendí historia antigua de México con Miguel León-Portilla (experto en la cultura mexica).
En sus palabras, «poder acercarme, hablar y conocer a tanta gente interesante fue una gran alegría, un gran regalo que me hizo el periodismo. De otro modo, no hubiera sido posible”.
Sus dos últimas novelas las dedicó a sus antepasados. En dos entregas, bajo el nombre de El amante polaco 1 y 2 (Six Barral), la autora revive a Stanisław Poniatowski, el último monarca polaco.
Debido a su avanzada edad, por el momento no planea una nueva obra, aunque sigue activa. Hace entrevistas, escribe artículos periodísticos, imparte conferencias y asiste a eventos literarios. «Debo moverme para no atrofiarme”, dice, mientras se ultiman los detalles del homenaje nacional por su cumpleaños, el cual espera cerrar con una celebración en familia. «Doy gracias con reverencia, porque he tenido una vida plena, gracias a mi marido, hijos, nietos, amigos y colegas”.
(ms)