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El desencuentro por las invitaciones a la Cumbre de las Américas pone en evidencia la falta de una política regional para lidiar de manera efectiva con los regímenes autocráticos del continente, opina Ramón Cardozo.A pesar de las recurrentes críticas y cuestionamientos de la opinión pública sobre lo poco útil o productivas que pueden resultar las cumbres presidenciales de las Américas, lo cierto es que estas reuniones periódicas de Jefes de Estado y de Gobierno del hemisferio occidental han servido como referente para la construcción de políticas interamericanas dirigidas a enfrentar problemas claves de alcance regional.
De sus reuniones han emanado una serie de mandatos para la Organización de Estados Americanos (OEA) que han derivado en relevantes instrumentos de política en el hemisferio. No es de extrañar, por tanto, que el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, considere estos encuentros presidenciales como el principal foro político del continente americano.
Hasta la fecha se han realizado ocho Cumbres de las Américas. La primera de ellas se llevó a cabo en diciembre de 1994 en la ciudad de Miami, Estados Unidos, y la última se realizó en abril de 2018 en Lima, Perú. La próxima cumbre tendrá lugar en la ciudad de Los Ángeles del 6 al 10 de junio de 2022.
Dentro del marco de estos encuentros, además de la «Cumbre de Líderes”, donde se dan los intercambios entre jefes de Estado y de Gobierno, también se realizan el «Foro de la Sociedad Civil”, el «Foro de Jóvenes de las Américas” y la «Cumbre de ‘CEO’ de las Américas”. La OEA, a través de su Secretaría de Cumbres, sirve como secretaría técnica de estas reuniones.
Segunda Cumbre de las Américas en EE. UU.
La novena Cumbre de las Américas se realizará bajo el lema «Construyendo un futuro sostenible, resiliente y equitativo”, y su agenda estará enfocada en buscar compromisos para «mejorar la respuesta y la resiliencia ante la pandemia, promover una recuperación ecológica y equitativa, construir democracias fuertes e inclusivas y abordar las causas fundamentales de la migración irregular.”
Esta será la segunda ocasión en la que una Cumbre de las Américas se realice en suelo norteamericano. Para Joe Biden, como presidente anfitrión, este encuentro reviste una importancia especial, ya que será la primera vez que el mandatario norteamericano tendrá una reunión multilateral presencial con sus homólogos del hemisferio. «Es el evento de mayor prioridad del Presidente Biden para la región”, declaró recientemente Brian A. Nichols, Subsecretario de Estado de EE. UU. para Asuntos del Hemisferio Occidental. Sin embargo, y a pesar de las expectativas que alberga el Gobierno de Biden, han surgido controversias que ponen en peligro el éxito de este encuentro hemisférico.
Duro revés para la Cumbre en caso de ausencias
Las controversias tienen su origen en la lista de los líderes que serán invitados a la Cumbre. A principios de este mes de mayo, Brian Nichols declaró que, aunque todavía no se había tomado una decisión definitiva, los mandatarios de Cuba, Venezuela y Nicaragua no serían invitados a la Novena Cumbre. A partir del anuncio del Subsecretario norteamericano, diversos gobiernos de la región, incluidos México, Argentina, Bolivia, Honduras, Chile y países de la Comunidad del Caribe (CARICOM), han manifestado su desacuerdo con la posible exclusión de estos tres países.
Los presidentes López Obrador de México y Luis Arce de Bolivia, incluso, han amenazado con no asistir a la Cumbre en caso de confirmarse la exclusión. El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, aunque al parecer por otras motivaciones, también ha puesto en duda su participación en la cumbre. Sin duda, la eventual ausencia de los jefes de Estado de dos países clave del hemisferio, como lo son Brasil y México, sería un duro revés para la cumbre. La ausencia de López Obrador debilitaría los acuerdos sobre migración irregular y la de Bolsonaro restaría mucha fuerza a los posibles acuerdos sobre ecología. Migración irregular y recuperación ecológica, es preciso recordar, son dos de los cuatro puntos centrales de la agenda.
La democracia en el centro
El argumento esgrimido por el Subsecretario Nichols para justificar la posible no invitación a Miguel Díaz-Canel de Cuba, Nicolás Maduro de Venezuela y Daniel Ortega de Nicaragua se basa en el hecho de que los líderes hemisféricos siempre han colocado la democracia en el centro de cada Cumbre: «Es un momento clave en nuestro hemisferio, un momento en el que estamos enfrentando muchos retos a la democracia, y los países no respetan la Carta Democrática de las Américas, y por eso no se espera su presencia”.
En efecto, este fue el criterio que privó en el año 2017 durante la octava Cumbre de las Américas. En aquella oportunidad, el Gobierno de Perú, anfitrión de esa cita, le retiró la invitación a Nicolás Maduro sobre la base de lo pautado en la Declaración de Quebec adoptada en la tercera Cumbre de las Américas, la cual establece que «cualquier alteración o ruptura inconstitucional de orden democrático en un Estado del Hemisferio constituye un obstáculo insuperable para la participación del Gobierno de dicho Estado en el proceso de Cumbres de las Américas». Esta decisión fue respaldada por los países miembros del Grupo de Lima, dentro del cual participaban los gobiernos de Chile, México, Argentina, y Honduras.
Una posición distinta
En esta oportunidad, sin embargo, los actuales gobernantes de esos mismos países han adoptado una posición distinta a la que sus antecesores habían asumido en el 2017 en Perú. Por ejemplo, López Obrador, actual presidente de México opina que «si hay diferencias, que se expongan, que haya diálogo, o por qué vamos a excluir, que nadie excluya a nadie”.
El Gobierno de Chile coincide con López Obrador respecto a la necesidad de ampliar el diálogo: «Independientemente de las diferencias e incluso de las condenas que puedan existir en materia de derechos humanos respecto de algunos gobiernos, creemos que postpandemia y con crisis económica, es un momento también de tener un espacio de diálogo más allá de las diferencias”. Y, según el Gobierno de Honduras, «de no estar todos los países en la reunión… no podría denominarse Cumbre de las Américas”. Por otra parte, el Gobierno de Cuba sostiene que su no participación en la novena Cumbre de las Américas representaría un retroceso en relación con las cumbres séptima y octava, a las que sí fue invitada y asistió.
Ausencia de política regional
El desencuentro por las invitaciones a esta novena Cumbre vuelve a poner en evidencia la falta de una política regional para lidiar de manera efectiva con los regímenes autocráticos del continente. A 21 años de haber sido adoptada la Carta Democrática Interamericana de forma unánime por los gobiernos del hemisferio, todavía sus postulados en defensa de los principios fundamentales de la democracia están sujetos a los vaivenes de la política interna de los países americanos.
Pareciera que hace falta algún tipo desarrollo ulterior de los mecanismos institucionales de la Carta Democrática para darle mayor efectividad y autonomía frente a los pareceres u orientaciones ideológicas de los distintos gobiernos de turno del hemisferio. ¿Habrá voluntad política para que la novena Cumbre haga adelantos en esta tarea?
(ms)