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América Latina y la UE: en busca del área marina protegida más grande del mundo

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Está en la mira de Argentina, Chile y Uruguay, pero su importancia es global. Su protección está entre las prioridades de biodiversidad de la UE. No todos los que tienen que ver con la Antártida lo ven así.»Trabajamos para garantizar la protección del océano Antártico y para crear el área marina protegida más grande del mundo”, declaró en varias ocasiones el comisario europeo de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, Virginijus Sinkevicius, durante su gira por Argentina y Uruguay. «Tenemos que asegurarnos de que los ecosistemas oceánicos sean protegidos”, resaltó. ¿Cómo? Avanzando, por ejemplo, en las propuestas de proteger vastas áreas marinas en la Antártida.

Según fuentes de la Comisión Europea, en los encuentros en Argentina y Uruguay (mayo 2-5) se trató de allanar acciones y posiciones conjuntas con miras a un nuevo acuerdo global acerca de los plásticos que están afectando los océanos y también en una convención para la protección de la biodiversidad enáreas que se encuentran más allá de las jurisdicciones nacionales.

En el horizonte cercano están la Conferencia sobre los Océanos, en Lisboa (junio 27-julio 1), y la Conferencia sobre la Biodiversidad (COP15) en Kunming, China (octubre 11-24). También el siguiente encuentro de la Convención para la Conservación de los Recursos Marinos Vivos Antárticos (CCAMLR por sus siglas en inglés).

Recursos marinos vivos, la clave

«Esta comisión es clave para proteger la Antártida y sus mares circundantes, al igual que el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio ambiente”, explica a DW César Luena, vicepresidente de la comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo.

Este, conocido como el Protocolo de Madrid porque ahí fue firmado en 1991, «designa a la Antártida como reserva natural, consagrada a la paz y a la ciencia, que es como debería seguir siendo. En este marco se está negociando la creación de un Área Marítima Protegida en la Antártida Oriental y otra en el mar de Weddell, que tendrían un tamaño de unos 3 millones de kilómetros cuadrados. Hay otra propuesta, deArgentina y Chile de proteger otra área de 650.000 kilómetros cuadrados. Las dos primeras están en fase de desarrollo avanzado; la última, en uno más bien incipiente”, detalla Luena.

Según información de Greenpeace España, «muchas especies están sufriendo los impactos del cambio climático, la contaminación y la sobrepesca. Los santuarios marinos proporcionan alivio para las especies y los ecosistemas para recuperarse. Y no se trata solo de proteger majestuosas ballenas azules y colonias de pingüinos. Los beneficios son globales: los océanos sanos desempeñan un papel esencial en la absorción de dióxido de carbono y ayudan a evitar los peores efectos del cambio climático”.

Tareas hasta 2030

Por eso, la creación de áreas marinas protegidas es una prioridad en la estrategia de Biodiversidad 2030, como en la de Gobernanza Oceánica de la UE. En esa misma línea argumenta Greenpeace, que se suma al llamado de organizaciones no gubernamentales y científicos que piden a los Estados proteger al menos un 30% de los océanos del mundo hasta el 2030. En este momento, solo un 3% estarían protegidos. Avanzar rápidamente en las áreas marinas protegidas en la Antártida, así Greenpeace, sería lo más eficiente en este momento, puesto que, desde 1961, existe el Tratado Antártico que prohíbe toda actividad militar y estableció el entorno para la investigación científica. No obstante, aunque la masa terrestre está protegida, los océanos circundantes no lo están.

En torno al krill

«Se han hecho algunos esfuerzos para proteger la zona, como la prohibición de actividades relacionadas con los recursos minerales antárticos. Pero ante la creciente presión acumulativa en el Océano Antártico a causa de la contaminación marina, el cambio climático, la «pesca ilegal, no declarada y no reglamentada” (INDNR), la acidificación de los océanos y el aumento de las temperaturas oceánicas, la necesidad de proteger el vulnerable ecosistema marino es aún más imperiosa”, resalta Luena. En su opinión, avanzar en la designación de áreas marinas protegidas es crucial para que actividades como el turismo se gestionen adecuadamente y se regula la pesca del krill.

Al parecer, en ese pequeño crustáceo radica la clave de la protección de la Antártida: fundamental para el ecosistema y para la captación de toneladas de carbono anualmente, sus beneficios alimentarios han llevado a su captura excesiva en los bancos antárticos.

«A pesar de que proteger la Antártida urge, en la última reunión del CCAMLR no se logró el consenso”, sigue Luena, impulsor de una resolución al respecto en el Parlamento Europeo, en julio de 2021.

¿Por qué? «Rusia y China quieren mantener sus derechos de pesca dentro de estas áreas protegidas, especialmente de krill”, responde. A favor de las áreas protegidas estarían la UE, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Australia, Reino Unido y, precisamente, Uruguay.

Así las cosas, y aunque la guerra de Rusia contra Ucrania no permite prever un acuerdo rápido en las nuevas áreas marítimas protegidas, la esperanza se enfoca en la COP15. «Es un ecosistema único, pero lo más importante es su valor porque ninguna tecnología puede reemplazar a los océanos, ni su capacidad de absorber carbono”, recalcó durante la gira Sinkevicius, llamando a los socios latinoamericanos a apoyar para crear «el área marina protegida más grande del mundo en la Antártida”.

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