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El periodista turco exiliado Can Dündar se reúne con la periodista mexicana Anabel Hernández. Ambos han pagado un alto precio por su lucha por la verdad. Este es el comienzo de una nueva serie documental de DW.El reputado periodista Can Dündar se reúne con exiliados y disidentes de todo el mundo para hablar del destino que él mismo comparte con ellos. Junto con la editora de DW Linda Vierecke realizó la serie documental de DW «Guardianes de la verdad». Se muestran impresionantes biografías de personas que defienden sin miedo la libertad de expresión en muchos países. Comenzamos con una visita a la periodista Anabel Hernández.
Estamos sentados en un coche, en medio de la metrópoli de Ciudad de México. Es la tarde del 1 de noviembre. Todo está decorado con colores, los cementerios a lo largo del camino están iluminados. Todo México celebra el Día de los Muertos.
#EstáMuerto: especulaciones en Twitter
Can Dündar está sentado a mi lado y revisa los mensajes de Twitter. Sigue un hashtag: #EstáMuerto. Se refiere a Recep Tayyip Erdogan. Un seguidor ha colgado en Internet un video siniestro, alimentando las especulaciones de que el presidente turco ha muerto.
Hace meses, cuando empezamos este proyecto juntos, Can ya me había dicho: «Cuando Erdogan dimita, estaré en el primer avión de vuelta a Estambul». El destino de Can Dündar está estrechamente ligado al de Recep Tayyip Erdogan. Fue Erdogan quien condenó a Can en ausencia a 27 años de prisión. La razón: Can había hecho pública la entrega de armas de Turquía a Siria. Sin embargo, el periodista solo hacía su trabajo como redactor jefe de Cumhurriyet, uno de los diarios más importantes del país. Por ello, lleva cinco años viviendo en el exilio en Berlín.
Can no tomó un vuelo a Estambul esa noche. Nuestro rodaje en México continuó. Trabajamos juntos en esta producción durante casi un año. Puso a prueba algunas cosas que eran evidentes para mí.
¿Viajar sin límites?
Viajar con Can Dündar significa comprobar en cada frontera su seguridad. Esto se debe a que Erdogan ha intentado que la Interpol emita una «notificación roja» para él. Se trata de la solicitud de informar sobre el paradero de una determinada persona y detenerla temporalmente. Cuando se escanea el pasaporte, se enciende una luz roja en cada frontera.
Suelen ser terroristas y delincuentes buscados internacionalmente los que reciben una nota de este tipo. La Interpol se opuso en el caso de Can, pero nuestro miedo aún no había desaparecido del todo. También tuvimos que comprobar los acuerdos bilaterales entre países antes de cada salida. ¿Existe un tratado de extradición que pudiera enviar a Can Dündar a Turquía? ¿Puede entrar y salir del país libremente? Eso juega un papel importante en la búsqueda de protagonistas para nuestra serie de documentales.
Valor para superar los límites
Las autoridades policiales que protegen a Can en Alemania incluso nos aconsejan no viajar a Italia. Estoy asustada, porque confío en el criterio de la policía por el momento. Más vale prevenir que curar, es mi primer pensamiento. Sin embargo, Can defiende su libertad. «Si Italia me encierra, ¿qué significa eso para la libertad de prensa en Europa?», dice y se desentiende.
Lo sopesamos todo críticamente, pero pronto sabemos también que la seguridad al cien por cien solo existe para los que se esconden del mundo. Decidimos que queremos hacer nuestro trabajo y viajar.
México y la seguridad
México no tiene ningún convenio de extradición con Turquía. Sin embargo, los viajes para los periodistas son una ardua tarea. Ningún país del mundo es más peligroso para nuestra profesión que México. Desde el año 2000, casi 150 periodistas han sido asesinados. Los asesinatos rara vez se resuelven.
La protagonista de nuestro documental, Anabel Hernández, se juega la vida por su investigación al escribir sobre el narcotráfico, la corrupción y el abuso de poder del gobierno.
Cuando un día once hombres armados se presentan en su puerta y ella por casualidad no está en casa, decide exiliarse por el bien de su familia. Pero incluso en el exilio, los numerosos crímenes sin resolver no la dejan tranquila. Viaja regularmente a su país de origen para hablar con informantes o entrevistar a víctimas de delitos violentos. Las 24 horas del día está vigilada por guardaespaldas durante estos viajes. Nosotros también viajamos con dos guardaespaldas que en su día sirvieron en el ejército. En la semana anterior a nuestra llegada, otros dos periodistas fueron asesinados en México.
En la pequeña ciudad de Tixtla, en el estado de Guerrero, hombres armados vigilan la entrada a la ciudad. La pregunta siempre es: ¿qué podemos filmar? ¿Qué es lo que no podemos filmar? ¿Cuándo se vuelve una situación realmente peligrosa para nosotros?
Nos encontramos con Mario, que está perforando la tierra con un palo, buscando los restos de su hermano, que fue secuestrado hace unos años y nunca volvió a aparecer. Hernández intenta resolver casos como éste y así aliviar un poco el sufrimiento de los familiares. Los guardaespaldas nos instan a terminar antes de que anochezca, porque los robos a mano armada de vehículos son algo cotidiano en esta zona.
No duermo bien estos días, no me siento segura. Pero para nosotros es una semana de emergencia. Para muchos periodistas en México, las amenazas forman parte de la vida diaria.
Crear confianza
Al rodar el documental sobre la periodista de investigación mexicana Anabel Hernández, siempre hay que sopesar las cosas: ¿qué podemos mostrar? Lugares, personas, rutas, detalles, todo se analiza con precisión. Porque, por supuesto, no queremos ponerla en peligro ni a ella ni a su familia. Los exiliados suelen dejar atrás a sus familiares y amigos, que quedan expuestos a los peligros.
Hernández también protege a sus informantes: solo podemos recrear una entrevista, porque mostrar a los informantes en imagen pondría en peligro su seguridad. Nos damos cuenta de la gran confianza que tiene en nosotros cuando nos lleva a casa de su madre. Rosa María está infinitamente orgullosa de su hija, pero también llena de preocupación. Pero su madre nunca la ha frenado. Sabe que la verdad es más importante para Anabel Hernández que su propia seguridad.
(gg/er)