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El guitarrista argentino Baltasar Comotto culminó esta semana su gira en Alemania, una plaza que se abre cada vez más a los artistas latinoamericanos. DW habló en exclusiva con él en exclusiva.El músico argentino Baltasar Comotto, guitarrista de Spinetta, Calamaro y el Indio Solari, ha estado de gira esta semana en las ciudades alemanas de Heidelberg, Colonia y Berlín presentando su último disco: ‘Empezó la cacería’. En Berlín lo hizo en Monopol, un espacio cultural fundado por Rodrigo Lervorino. DW habló en exclusiva con el músico sobre cómo es tocar en Alemania, es vivir de la música hoy en día y mucho más.
Alemania, una plaza fija para los artistas latinoamericanos
Comotto menciona que antes los artistas argentinos que venían a Europa solían presentarse mayormente en España por la cuestión del idioma. Sin embargo, en la última década, Alemania se ha posicionado como una plaza importante para los artistas latinoamericanos. Solo por nombrar a algunos, desde 2017 Berlín ha recibido a bandas como Todos Tus Muertos, Babasónicos, Molotov, Aterciopelados y Mon Lafert,e entre muchos otros.
Los artistas independientes consiguen abrirse paso en Alemania gracias a la creciente inmigración latinoamericana, pero también por el interés del público alemán, «esperemos que se pueda abrir mucho más y llegar no solo por la lengua hispana», dice Comotto sobre romper las barreras de la lengua a través de la música y agrega que «antes de Berlín toqué en Heidelberg mi música, hecha en Argentina, para un público alemán. Al final, es la transmisión de la música y del sonido que ya trasciende a las letras».
Sobrevivir ‘de’ la música
Baltasar Comotto cuenta que durante su infancia, familiares y amigos lo nutrieron con discos de bandas como AC/DC y los Beatles, entre otros. Hoy las plataformas de streaming le permiten a las personas conocer y acceder de manera instantánea a una enorme variedad de música, pero también han cambiado el sistema y el negocio.
«La practicidad le ganó a la calidad del sonido. No creo que las plataformas de streaming puedan superar la fidelidad de un vinilo», dice Comotto. Y agrega: «las nuevas generaciones no tienen la tolerancia para escuchar un disco entero, cuando era chico (década de 1980), era muy difícil conseguir un disco (extranjero) y cuando lo conseguías, lo escuchabas doscientas veces. Hoy no creo que un pibe haga lo mismo; escucha un par de temas quizás y se arma su lista de reproducción».
Para Comotto hay un cambio de paradigma y de modelo de negocio que obliga al artista a gestionar más por cuenta propia. «Los músicos somos rehenes de las plataformas de streaming porque la retribución a muchos artistas es mínima y no es suficiente para que el músico pueda seguir haciendo discos. Las compañías tampoco financian discos como en los años noventa, cuando era más común, hoy lo tenés que hacer todo vos».
«Yo no viví una guerra»
Una de las canciones del disco, que Comotto compuso dos años atrás inspirado en la tragedia de Chernóbil, se llama ‘Kiev’. Cuenta el músico que fue una simple casualidad que la canción se estrenase en medio de la invasión rusa en Ucrania.
En los años setenta, Comotto y su familia debieron exiliarse en España, donde permanecieron hasta principios de los años ochenta, antes de volver a la Argentina. A la pregunta de cómo vive la guerra en Europa teniendo en cuenta su experiencia personal, el músico contesta que «me llama mucho la atención, pero si bien la dictadura me afectó y me cambió mi manera de vivir, yo no viví una guerra» y agrega que es difícil entender a la distancia lo que sucede. «Es increíble que esté pasando esto», lamenta.
(lgc)