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La lenta muerte de los pueblos de España

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En España, la economía se concentra cada vez más en las grandes ciudades. Y hay políticos que prefieren ignorar que cada vez más pueblos se están quedando vacíos en el país.Ninguna sociedad de Europa envejece tan rápido como la española: su tasa de natalidad es una de las más bajas del mundo y, al mismo tiempo, la gente allí vive más que en muchos otros países. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la población española ha pasado de 34 a 47 millones de personas entre 1975 y 2022. Pero eso solo gracias a la inmigración procedente de América Latina, Europa del Este y el norte de África.

Un estudio del banco español La Caixa muestra que alrededor del diez por ciento de la población de los municipios de menos de 10.000 habitantes en España es de origen extranjero. Inmigrantes de Mali, Marruecos o Senegal trabajan allí principalmente en la agricultura. Otros lugares, literalmente, se están quedando vacíos: la provincia de Zamora, por ejemplo, con sus pequeños e idílicos pueblos, ha perdido el 31 por ciento de su población en las últimas décadas. Según cifras oficiales, 840 pueblos en España están a punto de desaparecer del mapa. En cambio, las grandes ciudades de Barcelona y Madrid han crecido enormemente y los alquileres allí se han vuelto inasequibles.

Dos pájaros de un tiro

“No tiene sentido la forma en que vivimos en España”, dice Conrado Giménez, un exbanquero de 60 años y director de “Fundación Madrina”, que ayuda a madres solteras, pero, sobre todo, a la revitalización de los pueblos del país. La densidad poblacional en España es inferior a 100 personas por kilómetro cuadrado, mientras que en Alemania esta es de 230 personas. En las zonas especialmente vacías del país, que los expertos llaman “la España vaciada”, hay solo 14 habitantes por kilómetro cuadrado.

Sin embargo, España está actualmente demasiado endeudada como para conectar los pequeños pueblos con las ciudades lejanas por tren y seguir financiando las escuelas públicas allí. En las ciudades, por otro lado, hay poca ayuda, sobre todo para mujeres jóvenes con hijos, y tampoco existe una amplia oferta de centros de acogida para ellas. De ese modo, la vida en el pueblo es una alternativa real para las jóvenes madres solteras.

Por ese motivo, Giménez ofrece una solución con su proyecto “Madrina”. “Al menos devolvemos personas jóvenes al campo y matamos dos pájaros de un tiro: las madres pueden vivir con sus hijos en un entorno seguro y muchos pueblos vuelven a tener futuro”, afirma Giménez, que ya ha trasladado a más de 300 familias de esa manera. La mayoría de ellas son de origen extranjero y han experimentado situaciones de extrema violencia.

España envejece y es cada vez más desigual

Pero la iniciativa “Madrina” es apenas una gota de agua en el mar. Probablemente se necesiten décadas para repoblar una España vacía. Actualmente, 1.500 municipios representan el 90 por ciento de la población de España y el 30 por ciento de su territorio. En otra perspectiva, esto significa también que el diez por ciento de los españoles debe mantener económicamente al 70 por ciento restante del territorio del país.

Una y otra vez, nuevos partidos políticos de orientación local como “Teruel existe”, “Soria Ya” o “Jaén merece más” intentan poner el tema en la agenda del parlamento nacional. Recientemente, la compañía energética Iberdrola anunció que construirá la primera fábrica de hidrógeno verde en Puertollano, en la comunidad autónoma de Castilla La Mancha, que se ha visto especialmente afectada por el éxodo. Allí se crearán 300 nuevos puestos de trabajo.

¿Los refugiados como solución?

Mientras tanto, el Gobierno español también ha reconocido la necesidad de cerrar las “brechas” del país para no perder aún más votantes y hacer que España sea más sostenible económicamente. El presidente, Pedro Sánchez, dijo en los últimos días que las instituciones públicas también deben estar cada vez más repartidas por todo el país y que no todo debe concentrarse en la capital.

Mientras tanto, el exbanquero Giménez acaba de recoger a cientos de huérfanos de Ucrania con un empresario español y los ha colocado en instituciones y familias de pueblos españoles: “En la situación actual, no podemos permitirnos el lujo de no usar las infraestructuras que tenemos sin utilizar”, señala Giménez. Por eso, todos deberíamos trabajar “para que el pueblo de nuestros padres sobreviva para las próximas generaciones”. Giménez lo tiene claro: “Hay que salvar los pueblos, aunque eso signifique que pocos habitantes sean realmente de allí”.

(ct/ms)

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