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Alemania: ¿qué consecuencias tendría dejar de importar carbón ruso?

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Alemania depende en gran medida tanto del gas y del petróleo como del carbón rusos. Las importaciones de carbón podrían reemplazarse más rápidamente, pero es clave determinar cuándo.Tras conocerse las atrocidades cometidas en la ciudad ucraniana de Bucha, la Unión Europea (UE) se encuentra elaborando a toda máquina un nuevo paquete de sanciones contra Rusia, y está debatiendo por primera vez si impone un embargo energético contra ese país. Parece haber consenso sobre la decisión de frenar todas las importaciones de carbón de Rusia a la UE. Sin embargo, parecería que aún se está discutiendo la fecha de inicio de esa prohibición a la importación.

La mitad del carbón proviene de Rusia

Casi la mitad de los 31,82 millones de toneladas de carbón que importó Alemania en 2020 provino de Rusia, según datos de la Asociación de Importadores de Carbón. A gran distancia le siguen Estados Unidos y Australia como países proveedores. Esas cifras incluyen tanto la hulla como el coque, que son usados, por ejemplo, en la producción de acero. De acuerdo con cifras del Ministerio alemán de Economía, antes de la guerra en Ucrania, el carbón ruso cubría alrededor del 50 % del consumo de hulla en Alemania.

En cuanto al total de la Unión Europea, el porcentaje de carbón ruso está en cerca de un 45 %, y la misma cifra vale para el gas. El petróleo ruso supone alrededor de un 25%. En cuanto a la importación de carbón térmico, utilizado para generar electricidad, el carbón ruso representa casi el 70%, según estimaciones del centro de análisis Bruegel, con sede en Bruselas. Entre un 20 y un 30 por ciento del carbón de coque importado que se emplea en la producción de hierro y acero proviene de Rusia.

Alemania, mayor comprador de carbón ruso

Alemania es, junto con Polonia y Holanda, uno de los mayores consumidores de carbón ruso. Desde enero hasta octubre de 2021, un 53% de las importaciones de carbón de Alemania provinieron de Rusia; un 17%, de EE. UU.; un 13%, de Australia; un 5% de Colombia, y otras cantidades más pequeñas, de Canadá, Polonia, Sudáfrica y la República Checa.

Pero en Alemania ya se está reduciendo el porcentaje de carbón ruso. El Ministerio alemán de Economía señaló a finales de marzo en su Informe de Avance de la Seguridad Energética que gran parte de los operadores de centrales energéticas desistirán por completo del uso de carbón de Rusia hasta comienzos del verano boreal, o al menos lo utilizarán en una medida mucho menor. Se espera que, en las próximas semanas, la dependencia del carbón ruso se reduzca en Alemania de un 50% a un 25%, para acabar con esa dependencia definitivamente en el otoño.

Sin embargo, un informe de ese ministerio, citado por la agencia DPA, indica que aún no se ha llevado a cabo la conversión de las cadenas de suministro, por lo cual, si hubiese un freno inmediato de entregas de carbón, podría haber escasez luego de pocas semanas. Eso, a su vez, podría tener consecuencias en el abastecimiento de electricidad.

Si los volúmenes de importación de carbón ruso cayeran a corto plazo, para generar electricidad se recurriría a las reservas de carbón almacenadas en las centrales y en los puertos alemanes. Pero luego de que esas reservas se terminasen, habría que cerrar algunas plantas generadoras de energía.

Alternativa: países proveedores como Colombia

Al contrario de la dependencia de petróleo y gas rusos, Alemania puede reducir más rápidamente sus requerimientos de carbón de Rusia. En pocos meses, este podría ser reemplazado completamente por el carbón de otros países. En especial, de Estados Unidos, Colombia y Sudáfrica, que podrían suministrar mayores cantidades de carbón, según informó a principios de marzo la Asociación de Importadores de Carbón. El buen funcionamiento y la fluidez del mercado actual lo harían posible, así como la posibilidad de mezclar diferentes calidades de carbón.

Mayor proporción de lignito que de hulla en Alemania

El único combustible fósil que Alemania no necesita importar es el lignito. De 107,4 millones de toneladas de lignito que fueron extraídos en 2020, casi la mitad provino de la región minera de Renania (oeste de Alemania), según la Asociación Alemana del Lignito. Cerca de un 40% se extrajo de la región de Lusacia (este de Alemania), y un 12% de Alemania central. El porcentaje de lignito usado para el consumo de energía primaria en Alemania fue del 9,3% en 2020. En cuanto a la hulla, este fue del 8,6%, y el del gas natural, del 26,7%. Alemania cubrió cerca de un 29% de su demanda energética con fuentes naturales propias, según datos del Consejo Mundial de Energía. Las energías renovables, como la solar y la eólica, así como el lignito, son las fuentes más importantes con las que cuenta el país. El restante 71%, se importa. Eso inluye el 100% de la hulla y más del 95% al gas natural.

Casi la mitad de toda la hulla utilizada en Alemania se destina a la producción de acero. La otra mitad se emplea para generar electricidad o calefacción.

La combustión de carbón produce las mayores emisiones de dióxido de carbono (CO2), perjudicial para el clima del planeta. En Alemania, todavía algunas centrales de energía funcionan con hulla o lignito. El lignito que utiliza, por ejemplo, la planta de RWE en Renania es más contaminante que la hulla, pero no tiene que ser importado. Los precios del carbón de importación, así como el del gas, explotaron en los últimos meses. Analistas del banco de inversiones UBS parten de que habrá alzas de precio incluso mayores en los próximos dos años.

Según dijo a la agencia Reuters el consorcio energético alemán EnBW, el abastecimiento actual de carbón es normal. Los grandes grupos productores de energía cuentan con reservas, de modo que el suministro de electricidad y calefacción a los consumidores finales estaría asegurado. EnBW se encuentran en proceso acelerado de búsqueda de alternativas de compra en otros países. A mediano plazo, además de los contratos con países como Colombia, Sudáfrica y EE. UU., se podrían cerrar tratos también con Australia, y otros países de África y Asia.

Planes de abandono del carbón

Para Alemania, esto podría significar que los planes de abandono del carbón se aceleren. En lugar de 2038, el gobierno de coalición lo concretaría “idealmente” en 2030. Pero eso depende de si tiene éxito la ampliación masiva de la producción de electricidad a partir de energía eólica y solar. Sin embargo, ante el panorama de la guerra en Ucrania, se dejarán más centrales carboníferas en reserva, y de ese modo podría aumentar la importancia del uso del carbón.

En lo referente al efecto climático, a corto plazo es de esperar que Alemania emita más gases de invernadero, según el secretario de Estado para el Clima, Patrick Graichen. “En el mercado de la electricidad se verá en 2022 una tendencia al aumento de las emisiones, pero eso no significa que pase lo mismo en cuanto al total de emisiones”, explicó. Asimismo, aseguró que el Gobierno alemán quiere seguir impulsando más decididamente la protección del clima. También Greenpeace prevé que en el próximo invierno boreal de 2022/2023, Alemania reemplace las centrales de gas por las de carbón para producir electricidad, en principio, por motivos económicos, debido al incremento del precio del gas. Por eso, las emisiones de CO2 también aumentarían.

(cp/ers)

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