Copyright 2020-2021 Veneportal.com
Dos años han transcurrido desde que se declaró la pandemia del COVID-19 y aún no se ve su fin. La actual guerra en Ucrania ha desplazado al virus a un segundo lugar. Al respecto, DW habló con el doctor Felix Drexler.Esta semana se cumplieron dos años de la declaración de emergencia sanitaria por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) debido al nuevo coronavirus. Desde entonces se han reportado 455 millones de contagios y 6 millones de muertes en todo el mundo. Y una de las regiones más castigadas fue América Latina.
En estos dos años, se han visto avances inimaginables a nivel científico, pero también inequidad en el acceso a vacunas y tratamientos. Sobre lo que traerá este nuevo año pandémico, DW habló con el virólogo Felix Drexler, de la Clínica Universitaria Charité de Berlín
La pandemia todavía no ha terminado
DW: Doctor Drexler, se han cumplido dos años de la pandemia, ¿qué nos espera en este tercer año, sobre todo en América Latina, donde muchos países entran en otoño e invierno?
Felix Drexler: Tanto en América Latina como en Europa, la pandemia todavía no ha terminado. Al menos en Europa, seguimos teniendo incidencias muy elevadas debido a ómicron y su subvariante. El gran temor de que surja una nueva variante de ómicron, que logre burlar la protección de los tratamientos y escapar a la inmunidad que logramos con la vacunación, sigue siendo muy latente. Debido a la imprevisibilidad del coronavirus, es difícil saber qué sucederá en las estaciones frías en la región. Pero lo cierto es que mientras no disminuya la transmisión, el virus seguirá mutando.
Sin embargo, en América Latina, los contagios siguen disminuyendo…
Esto se debe probablemente a que mucha gente en América Latina ya se contagió en las primeras fases de la pandemia, a diferencia de lo que sucedió en Europa. Por lo tanto, la inmunidad por esa infección y la de las vacunas ha dejado una protección más amplia en los latinoamericanos. Pero, obviamente, eso no significa que no se van a volver a infectar. En este tercer año, hay que seguir manteniendo una cierta cautela y seguir atentamente el desarrollo de las vacunas contra ómicron, que saldrán en unos meses.
Olvidaremos las mascarillas, pero no ahora
Hasta hace poco se decía que la pandemia estaba camino a una fase endémica y que nos íbamos a olvidar de las mascarillas. ¿Se ha descartado esto por completo?
En algún momento nos olvidaremos de las mascarillas, pero me parece que aún no estamos en esa fase. Con los niveles altos de transmisión en varios países no se puede hablar ahora de endemicidad. El estado de endemia no está garantizado. Posiblemente tengamos que pensar, al menos, en un nuevo refuerzo contra la variante ómicron. Mientras tanto, con la mascarilla se evita la transmisión o hace que la propagación del virus se ralentice. Los estudios indican que las mascarillas ayudan enormemente en ese sentido. Además, el precio de una mascarilla es muy bajo en comparación con los gastos que implica un tratamiento contra la infección.
Alemania también registra récords de contagios y, a pesar de eso, se planea eliminar la mayoría de restricciones, ¿es mejor esperar?
Creo que ciertamente debemos seguir teniendo cierto cuidado. En el verano que se aproxima, quizá bajen los caso; pero, en otoño e invierno, veremos probablemente un nivel de transmisión tan elevado que rápidamente tengamos otra vez problemas. Y aún más si el virus cambia y, como ya mencioné, escapa a la inmunidad generada. Para ese tiempo, la inmunidad de los refuerzos de la vacuna también habrá bajado.
Todos los días sigue muriendo gente por COVID-19
¿Ya se puede decir, entonces, que el coronavirus es estacional?
En invierno la gente está más en lugares cerrados y ahí, ciertamente, hay más transmisión. En ese sentido es estacional. Para los virus respiratorios endémicos hay estaciones bien establecidas y, en algunos meses del año, prácticamente no hay circulación. Entonces, no se puede decir que el coronavirus es estacional como la gripe.
Otro indicador a tener en cuenta es el brote récord en China, donde 30 millones de personas de distintas ciudades están ahora confinadas. ¿Por qué está ocurriendo esto y por qué no se debería ignorar?
Esto se debe a ómicron. Además, la tasa de vacunación en muchas regiones de China no es muy alta. Pero, por ejemplo, el uso de la mascarilla allí debido a la gripe tiene una tradición mucho más larga que en Europa. Ellos siguen teniendo varias medidas de precaución. Pero, a pesar de eso, se han contagiado porque ómicron es muy transmisible.
Eso debería ser un espejo para cualquier país. Los rebrotes pueden ocurrir en cualquier parte. Hay que monitorear de cerca lo que ocurra en los próximos meses. Todos los días sigue muriendo gente por COVID-19. Por eso, no entiendo a quienes dicen que la pandemia terminó.
La guerra en Ucrania ha desviado la atención del COVID-19 y la OMS ha advertido que el conflicto podría empeorar la situación de la pandemia, ¿en qué sentido?
Siempre que hay una movilidad de individuos tan grande se espera un incremento de las enfermedades transmisibles. Este flujo hace que también surjan nuevas variantes y eso puede empeorar la situación de la pandemia. La tasa de vacunación de COVID-19 en Ucrania era de apenas un 35 por ciento.
Muchas veces se ha recomendado que los continentes deben aprender el uno del otro. Ahora quizá vale la pena mirar lo que ha ocurrido, por ejemplo, con los migrantes en América Latina. Específicamente en el caso de venezolanos y centroamericanos.
Debido a su vulnerabilidad, estas personas están altamente expuestas a enfermedades muy transmisibles como COVID-19. En la frontera entre Colombia y Venezuela, por ejemplo, he visto personalmente que hay un gran porcentaje de sífilis congénita en bebés. Una enfermedad de transmisión sexual que es transmitida a un feto a través de la placenta. Esto es medieval porque la enfermedad se puede tratar simplemente con penicilina. Un medicamento barato de los años 1950.
(rml)