Copyright 2020-2021 Veneportal.com
Se aprobó el inicio de un juicio político contra el presidente de Chile, en el marco de denuncias divulgadas por los Pandora Papers. Todo el proceso, que podría no tener éxito en el Senado, refuerza a la oposición.Un diputado socialista, arengado por una parlamentaria comunista y otra humanista, habla durante quince horas para que un congresista del Frente Amplio salga a medianoche de su cuarentena por haber sido contacto estrecho de un contagiado con SARS-CoV-2, y recorra los 120 kilómetros que separan Santiago de Valparaíso para votar a favor de la acusación constitucional contra el presidente Sebastián Piñera. Mientras, un miembro de la Democracia Cristiana esquiva un control sanitario para estar presente en el hemiciclo y respaldar la moción. Una muestra tan contundente de convicción y unidad opositora no se había visto en la Cámara de Diputados de Chile en años.
La razón de tanto esfuerzo sobrehumano, simbolizado en la figura de Jaime Naranjo, el hombre que habló las quince horas este martes (9.11.2021), era sacar adelante la acusación, que sostiene que el mandatario afectó el «principio de probidad y el derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación», además de comprometer «gravemente el honor de la Nación». Esto, por una denuncia de los Pandora Papers que vincula al jefe de Estado y a su familia con la construcción de un megaproyecto minero en una zona de conservación ecológica, el «proyecto Dominga». Finalmente el juicio político fue aprobado en la Cámara Baja y ahora debe ser estudiado por el Senado. Si pasa esa valla, Piñera podría ser destituido.
Más allá de las posibilidades reales de éxito que tiene la acusación en el Senado, lo cierto es que todo este proceso podría mellar más la imagen de Piñera, cuya popularidad se hunde en las profundidades de las encuestas, y dar un segundo aire a una oposición que enfrenta, dividida, con cuatro candidatos las presidenciales del próximo 21 de noviembre.
Ganadores y perdedores
«Aquí gana la figura de Yasna Provoste”, dice a DW el académico del Doctorado en Comunicación de la Universidad de la Frontera y la Universidad Austral, Mario Álvarez. «Los protagonistas de las jugadas con las que se ganó la acusación son viejos líderes de la Concertación, esa coalición de partidos que derrotó a Pinochet y ahora, muy debilitada, apoya a Provoste para las presidenciales. Ella puede capitalizar esto y proyectar una imagen de política capaz de ejercer liderazgo y autoridad”, pondera el especialista.
Gitte Cullmann, directora de la Oficina Regional para el Cono Sur de la Fundación Heinrich Böll, lo mira desde otro ángulo. «La acusación debilita al presidente y a su gobierno, y deteriora aún más su imagen nacional e internacional, pero también tiene un efecto negativo para la candidatura presidencial de Sebastián Sichel, la más cercana al gobierno de Sebastián Piñera”, estima la socióloga y economista alemana.
«La verdad es que la imagen de Piñera no tiene valor y su fuerza política es cero. Basta ver el nombramiento del comandante en Jefe del Ejército, en que la institución impuso al mismo general que contradijo públicamente al mandatario durante el estallido social de 2019. Piñera no tiene el respeto de la oposición ni tiene ascendiente en su propio sector. Si se salva de esta acusación será solo por el halo de sacralidad que aún parece tener la investidura de la presidencia de la República”, sostiene Álvarez. «Quizás cuando sea un simple ciudadano, en cambio, las causas judiciales podrían ir sobre él», agrega.
Unidad en la oposición
La unidad opositora a pocas semanas de las presidenciales puede tener un significado para la segunda vuelta, donde -según los sondeos- deberían verse las caras el candidato de izquierda Gabriel Boric y el derechista José Kast. «Esa unidad puede ser muy relevante para ganar el balotaje. En la acusación los grupos opositores mostraron una homogeneidad pocas veces lograda durante el período presidencial de Piñera”, recuerda Cullmann. Álvarez complementa: «Esta acusación puede asegurar la reelección de varios parlamentarios en las votaciones del 21 de noviembre. Piñera es un árbol caído desde hace tiempo, ahora queda por ver quiénes serán capaces de hacer leña de él. Acá habrá mucha ganancia para quienes impulsaron esta acusación y quienes la pusieron en acción y ganaron figuración mediática”, pondera.
Si bien hay analistas, e incluso parlamentarios opositores, que estiman que la acusación puede poner en riesgo la estabilidad democrática o ser inconducente, toda vez que, seguramente, en el Senado no contará con los dos tercios necesarios para su aprobación, los expertos consultados por DW afirman que el debate no debe ir por ahí. «La molestia por la actuación del presidente (en el proyecto Dominga) ha sido mayor que en otras oportunidades, eso quizás explique la unidad opositora, y si bien la acusación desvía la atención sobre las elecciones, ese es el marco del debate nacional actual”, dice Cullmann.
«Muy probablemente la acusación carece de fundamento jurídico”, concede Álvarez, «pero no parece ser un tema relevante en este caso, porque este es un juicio político”. Para el académico y también periodista, «el problema grave es que el presidente no tiene credibilidad, y ahora espera que la ciudadanía le crea que él no sabía nada de un negocio millonario que hicieron sus hijos con su mejor amigo. La desconfianza en su figura es demasiado grande y es un problema político porque Piñera no tiene poder para dar vuelta eso”.
(cp)