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Ante el inicio de la COP26 en Escocia dentro de unos días, en DW analizamos lo que se ha conseguido -y lo que no- en el último cuarto de siglo de conferencias sobre el clima.En la ciudad escocesa de Glasgow se celebrará, del 31 de octubre al 12 de noviembre,la Conferencia de las Partes (COP), el órgano supremo de toma de decisiones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
En la primera reunión de la COP, celebrada en Berlín en 1995, los miembros ya discutían la necesidad de reducir las emisiones y acordaron reunirse anualmente para debatir cómo mantener el control sobre el calentamiento global. Pero, ¿en qué acciones concretas se han traducido hasta ahora estos 25 años de reuniones?
Según la mayoría de los activistas medioambientales, no son muchas. «En realidad, nada ha cambiado con respecto a los años anteriores. Podemos celebrar todas las COP que queramos, pero no saldrá nada real de ellas», declaró Greta Thunberg recientemente al diario británico The Guardian.
Acuerdo de París: el mayor hito de la COP
Aunque los expertos coinciden en que no se han conseguido avances importantes en todas estas reuniones anuales y el ritmo de toma de decisiones ha sido más lento de lo esperado, afirman que el logro más importante de la COP hasta ahora ha sido el Acuerdo de París de la COP21, el mayor tratado mundial contra el cambio climático hasta la fecha.
Puede que se hayan necesitado 20 años de negociaciones para llegar a él, pero, en 2015, el Acuerdo de París fue finalmente adoptado por 196 países, declarando el objetivo de limitar el aumento de las temperaturas medias mundiales a bastante menos de 2 grados Celsius (3,6 F), con un objetivo de 1,5 C por encima de los niveles preindustriales.
Y esto ha provocado un cambio importante en cuanto a la acción climática y hacia dónde nos dirigimos, según David Ryfisch, jefe del equipo de política climática internacional de la organización no gubernamental de medio ambiente y desarrollo Germanwatch.
«Creo que el Acuerdo de París es el punto de partida de toda una serie de cambios», dice Ryfisch a DW. «Es una señal que se ha enviado a la economía real, y a otros actores, de que la intención de los países es real y que tendrá implicaciones en el mundo real», agrega.
La COP y su Acuerdo de París ya se han traducido en acciones, asegura Ryfisch: desde la drástica caída del costo de las energías limpias, pasando por el alejamiento del sector financiero de los combustibles fósiles y su falta de voluntad para seguir asegurando nuevos proyectos de carbón, hasta la firma por parte de países para una rápida eliminación del carbón, así como de los motores de combustión interna.
El reto del CO2
Sin embargo, es difícil comprender el impacto tangible que ha tenido el acuerdo. El reto para la COP y el Acuerdo de París es que gira en torno al CO2, un gas de efecto invernadero que ha causado la mayor parte del calentamiento observado.
«El CO2 es nuestro principal obstáculo si queremos abordar el problema climático», explica a DW Paul Young, científico del clima de la británica Universidad de Lancaster. «El CO2 simplemente lo impregna todo, toda la economía. El dióxido de carbono no es algo que podamos cambiar por otra sustancia química», agrega.
Charles Parker, politólogo de la Universidad de Uppsala (Suecia) que ha centrado su investigación en la política del cambio climático, el liderazgo y la gestión de crisis, ofreció un análisis similar: «En última instancia, tenemos que encontrar sustitutos para los combustibles fósiles y encontrar fuentes de energía bajas en carbono o sin carbono. Pero hay muchos intereses creados o grupos de presión que no tienen interés en hacerlo», dijo.
Establecer objetivos ambiciosos
Por eso son tan importantes las negociaciones sobre objetivos en la COP. Todos los países que firmaron el Acuerdo de París tuvieron que hacer promesas, también conocidas como contribuciones determinadas a nivel nacional, o NDC, sobre cómo planean reducir sus emisiones. Con el tiempo, tienen que hacer que estos objetivos sean más ambiciosos. Por lo tanto, cada cinco años, tienen que presentar nuevas NDC actualizadas sobre cómo quieren mantener las promesas hechas en 2015.
«Lo que hemos visto entre 2015 y 2020 es que estos objetivos ya han mejorado significativamente, no lo suficiente como para estar en línea con los 1,5 grados, pero han mejorado significativamente. Esa es la primera señal clara de que algo está funcionando», afirma el especialista Ryfisch.
El problema que ven muchos críticos es que no hay sanciones financieras o legales si los países no alcanzan sus objetivos. La sanción se produce más bien a través de la presión pública, según Ryfisch, ya que los países tienen una reputación que perder.
«Entonces, en realidad, depende del papel de la sociedad civil, los movimientos juveniles y el mundo académico para cuestionar a sus respectivos gobiernos. Obviamente, eso funciona mejor en algunos países que en otros. Pero hay una simbiosis entre lo que salió de París y las acciones que vimos sobre el terreno por parte de la sociedad civil durante los últimos años», subraya Ryfisch.
(ct/er)Ante el inicio de la COP26 en Escocia dentro de unos días, en DW analizamos lo que se ha conseguido -y lo que no- en el último cuarto de siglo de conferencias sobre el clima.En la ciudad escocesa de Glasgow se celebrará, del 31 de octubre al 12 de noviembre,la Conferencia de las Partes (COP), el órgano supremo de toma de decisiones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
En la primera reunión de la COP, celebrada en Berlín en 1995, los miembros ya discutían la necesidad de reducir las emisiones y acordaron reunirse anualmente para debatir cómo mantener el control sobre el calentamiento global. Pero, ¿en qué acciones concretas se han traducido hasta ahora estos 25 años de reuniones?
Según la mayoría de los activistas medioambientales, no son muchas. «En realidad, nada ha cambiado con respecto a los años anteriores. Podemos celebrar todas las COP que queramos, pero no saldrá nada real de ellas», declaró Greta Thunberg recientemente al diario británico The Guardian.
Acuerdo de París: el mayor hito de la COP
Aunque los expertos coinciden en que no se han conseguido avances importantes en todas estas reuniones anuales y el ritmo de toma de decisiones ha sido más lento de lo esperado, afirman que el logro más importante de la COP hasta ahora ha sido el Acuerdo de París de la COP21, el mayor tratado mundial contra el cambio climático hasta la fecha.
Puede que se hayan necesitado 20 años de negociaciones para llegar a él, pero, en 2015, el Acuerdo de París fue finalmente adoptado por 196 países, declarando el objetivo de limitar el aumento de las temperaturas medias mundiales a bastante menos de 2 grados Celsius (3,6 F), con un objetivo de 1,5 C por encima de los niveles preindustriales.
Y esto ha provocado un cambio importante en cuanto a la acción climática y hacia dónde nos dirigimos, según David Ryfisch, jefe del equipo de política climática internacional de la organización no gubernamental de medio ambiente y desarrollo Germanwatch.
«Creo que el Acuerdo de París es el punto de partida de toda una serie de cambios», dice Ryfisch a DW. «Es una señal que se ha enviado a la economía real, y a otros actores, de que la intención de los países es real y que tendrá implicaciones en el mundo real», agrega.
La COP y su Acuerdo de París ya se han traducido en acciones, asegura Ryfisch: desde la drástica caída del costo de las energías limpias, pasando por el alejamiento del sector financiero de los combustibles fósiles y su falta de voluntad para seguir asegurando nuevos proyectos de carbón, hasta la firma por parte de países para una rápida eliminación del carbón, así como de los motores de combustión interna.
El reto del CO2
Sin embargo, es difícil comprender el impacto tangible que ha tenido el acuerdo. El reto para la COP y el Acuerdo de París es que gira en torno al CO2, un gas de efecto invernadero que ha causado la mayor parte del calentamiento observado.
«El CO2 es nuestro principal obstáculo si queremos abordar el problema climático», explica a DW Paul Young, científico del clima de la británica Universidad de Lancaster. «El CO2 simplemente lo impregna todo, toda la economía. El dióxido de carbono no es algo que podamos cambiar por otra sustancia química», agrega.
Charles Parker, politólogo de la Universidad de Uppsala (Suecia) que ha centrado su investigación en la política del cambio climático, el liderazgo y la gestión de crisis, ofreció un análisis similar: «En última instancia, tenemos que encontrar sustitutos para los combustibles fósiles y encontrar fuentes de energía bajas en carbono o sin carbono. Pero hay muchos intereses creados o grupos de presión que no tienen interés en hacerlo», dijo.
Establecer objetivos ambiciosos
Por eso son tan importantes las negociaciones sobre objetivos en la COP. Todos los países que firmaron el Acuerdo de París tuvieron que hacer promesas, también conocidas como contribuciones determinadas a nivel nacional, o NDC, sobre cómo planean reducir sus emisiones. Con el tiempo, tienen que hacer que estos objetivos sean más ambiciosos. Por lo tanto, cada cinco años, tienen que presentar nuevas NDC actualizadas sobre cómo quieren mantener las promesas hechas en 2015.
«Lo que hemos visto entre 2015 y 2020 es que estos objetivos ya han mejorado significativamente, no lo suficiente como para estar en línea con los 1,5 grados, pero han mejorado significativamente. Esa es la primera señal clara de que algo está funcionando», afirma el especialista Ryfisch.
El problema que ven muchos críticos es que no hay sanciones financieras o legales si los países no alcanzan sus objetivos. La sanción se produce más bien a través de la presión pública, según Ryfisch, ya que los países tienen una reputación que perder.
«Entonces, en realidad, depende del papel de la sociedad civil, los movimientos juveniles y el mundo académico para cuestionar a sus respectivos gobiernos. Obviamente, eso funciona mejor en algunos países que en otros. Pero hay una simbiosis entre lo que salió de París y las acciones que vimos sobre el terreno por parte de la sociedad civil durante los últimos años», subraya Ryfisch.
(ct/er)ACTUALIDAD | DW