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En España no ha habido financiación ni apoyo estatal para los jóvenes durante demasiado tiempo, especialmente para los estudiantes. Ahora algunos políticos han reconocido el problema y quieren cambiar la situación.Iván Rosero tiene 22 años y no se entiende bien con sus padres, con quienes vive aún. Pero no tiene ni la iniciativa ni el dinero para dejar el nido. No gana nada en su formación como técnico de video.
Esa es la situación de la mayoría de jóvenes españoles que, de media, se independizan a los 30 años. El sentido de la familia está muy extendido en la sociedad. Y eso ha sido aprovechado por políticos y empresarios para ahorrarse dinero. Y los jóvenes, aunque quizá también haya otras consecuencias, se han ido volviendo cómodos con los años. Pero esto va a cambiar.
El gobierno español ha anunciado que cien millones de euros del nuevo presupuesto irán destinados a medidas del mercado laboral y de la vivienda, especialmente para los jóvenes. Esto aumenta el esfuerzo de financiación en un 85%. Pero no es suficiente. El impulso debe venir también del mundo empresarial, dice la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
Satisfecho y malacostumbrado
Porque casi el 40% de los menores de treinta años no tiene trabajo en España, según los datos oficiales. Hace un año, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, trataba de impulsar el país como “nación startup”. Pero los jóvenes no están preparados para correr riesgos: “los que todavía viven en casa mantenidos, no tienen necesidad de salvar el mundo”, tiene que admitir Iván.
Si el Parlamento español aprueba los presupuestos, los jóvenes de entre 18 y 35 años recibirán un subsidio mensual para el alquiler de vivienda de 250 euros, siempre que no ganen más de 24.000 euros brutos anuales. Eso es un poco menos que el salario medio en España. El presidente del Gobierno también anunció un bono cultural único para los jóvenes de 400 euros.
Sin préstamos oficiales para estudiantes, sin trabajo
La madrileña Julieta Martínez, de 21 años, se encuentra actualmente en Münster, en el norte de Alemania, para cursar un semestre en el extranjero. Y está asombrada: “aquí hay pequeños trabajos para estudiantes muy flexibles, apartamentos baratos para estudiantes y préstamos oficiales para estudiar”. No hay nada de esto en España. “Al contrario: todos los empresarios españoles exigen experiencia laboral, pero ¿de dónde sacarla si no hay trabajos flexibles o a tiempo parcial para nosotros?”, se queja. Hasta ahora, la formación laboral estaba mal considerada socialmente. La hacía quien no conseguía entrar en la Universidad.
Solo por la presión de Bruselas en torno a los 140.000 euros en ayudas directas para la “próxima generación”, políticos, empresas y sindicatos en España se han sentado a negociar. Se decidió subir el salario mínimo a 965 euros mensuales, y procurar más estabilidad en los contratos laborales y formación profesional dual práctica.
Taxistas con estudios
Estos éxitos se deben a la ministra de Trabajo española Yolanda Díaz: “Tenemos que empezar a adaptar nuestro sistema de formación al mercado si queremos luchar contra el alto desempleo entre los jóvenes”. Demasiados españoles estudiaron en la universidad para luego conducir un taxi.
Esta comprometida mujer de 50 años es la estrella del gobierno. Su trabajo y el del Ministerio de Educación serán sin duda determinantes en las elecciones parlamentarias de 2023. Pues España, con un 16% de abandono escolar, está a la cola de Europa.
Un estricto sistema educativo
Esto se debe a un sistema educativo muy rígido y estricto. Repetir curso es habitual. También los exámenes de recuperación. Quienes tienen dinero, envían a sus hijos a escuelas y universidades privadas menos complicadas. Iván, por ejemplo, asistió a una escuela pública y necesitó varios intentos para finalmente obtener su diploma de secundaria.
Sin embargo, este tampoco garantiza el acceso a la universidad: sigue siendo necesario un examen, la Selectividad, que cubre todo el temario del Bachillerato y cuya nota determina las opciones para estudiar o no una carrera. Para acceder a uno de los codiciados empleos públicos, también hay procesos selectivos que pueden durar años: las oposiciones.
Los fondos de la “próxima generación” ya han conseguido mucho
El gobierno tiene hasta diciembre para convencer al Parlamento de votar a favor de sus presupuestos. No tiene mayoría y la división ideológica está retrasando muchas reformas
“Mi hermana aún vive en casa y tiene 26 años. De alguna manera tengo la sensación de que no vamos a ninguna parte”, dice Iván Rosero. Como muchos de su edad, no está especialmente interesado en la política, pero le gusta Yolanda Díaz. La ministra de Trabajo advierte: “tenemos que asegurarnos de que nuestra sociedad pueda ofrecer oportunidades para todos, de lo contrario alimentaremos los conflictos y la violencia en las ciudades”.
A su lado tiene a la ministra de Vivienda, Raquel Sánchez. Las viviendas desocupadas pagarán un impuesto más alto, lo que debería sacar más pisos al mercado de alquiler y bajar los precios. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en España hay 3,4 millones de pisos vacíos.
Vivienda social y fundaciones privadas
Una nueva “Ley de Vivienda” impulsará las viviendas sociales con más fuerza, sobre todo para ayudar a familias jóvenes y a mujeres solteras. El exbanquero Conrado Giménez ha renunciado a su exitosa carrera para ayudar a mujeres jóvenes necesitadas. Su organización, Fundación Madrina, hace lo que el Estado no ha hecho durante años: “La administración española es demasiado complicada para los jóvenes necesitados. Se quedan solos, sobre todo las madres y eso en un país cristiano”, se queja.
Giménez cree que vive en un “país machista”. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, también se ha quejado de esto en varias ocasiones. Quiere abrir nuevos caminos: “Los jóvenes fueron las principales víctimas de la crisis de los noventa, de la crisis financiera de 2010 y ahora, nuevamente, con la pandemia… no podemos cargar todo a sus espaldas”, advierte.
(lgc/er)En España no ha habido financiación ni apoyo estatal para los jóvenes durante demasiado tiempo, especialmente para los estudiantes. Ahora algunos políticos han reconocido el problema y quieren cambiar la situación.Iván Rosero tiene 22 años y no se entiende bien con sus padres, con quienes vive aún. Pero no tiene ni la iniciativa ni el dinero para dejar el nido. No gana nada en su formación como técnico de video.
Esa es la situación de la mayoría de jóvenes españoles que, de media, se independizan a los 30 años. El sentido de la familia está muy extendido en la sociedad. Y eso ha sido aprovechado por políticos y empresarios para ahorrarse dinero. Y los jóvenes, aunque quizá también haya otras consecuencias, se han ido volviendo cómodos con los años. Pero esto va a cambiar.
El gobierno español ha anunciado que cien millones de euros del nuevo presupuesto irán destinados a medidas del mercado laboral y de la vivienda, especialmente para los jóvenes. Esto aumenta el esfuerzo de financiación en un 85%. Pero no es suficiente. El impulso debe venir también del mundo empresarial, dice la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
Satisfecho y malacostumbrado
Porque casi el 40% de los menores de treinta años no tiene trabajo en España, según los datos oficiales. Hace un año, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, trataba de impulsar el país como “nación startup”. Pero los jóvenes no están preparados para correr riesgos: “los que todavía viven en casa mantenidos, no tienen necesidad de salvar el mundo”, tiene que admitir Iván.
Si el Parlamento español aprueba los presupuestos, los jóvenes de entre 18 y 35 años recibirán un subsidio mensual para el alquiler de vivienda de 250 euros, siempre que no ganen más de 24.000 euros brutos anuales. Eso es un poco menos que el salario medio en España. El presidente del Gobierno también anunció un bono cultural único para los jóvenes de 400 euros.
Sin préstamos oficiales para estudiantes, sin trabajo
La madrileña Julieta Martínez, de 21 años, se encuentra actualmente en Münster, en el norte de Alemania, para cursar un semestre en el extranjero. Y está asombrada: “aquí hay pequeños trabajos para estudiantes muy flexibles, apartamentos baratos para estudiantes y préstamos oficiales para estudiar”. No hay nada de esto en España. “Al contrario: todos los empresarios españoles exigen experiencia laboral, pero ¿de dónde sacarla si no hay trabajos flexibles o a tiempo parcial para nosotros?”, se queja. Hasta ahora, la formación laboral estaba mal considerada socialmente. La hacía quien no conseguía entrar en la Universidad.
Solo por la presión de Bruselas en torno a los 140.000 euros en ayudas directas para la “próxima generación”, políticos, empresas y sindicatos en España se han sentado a negociar. Se decidió subir el salario mínimo a 965 euros mensuales, y procurar más estabilidad en los contratos laborales y formación profesional dual práctica.
Taxistas con estudios
Estos éxitos se deben a la ministra de Trabajo española Yolanda Díaz: “Tenemos que empezar a adaptar nuestro sistema de formación al mercado si queremos luchar contra el alto desempleo entre los jóvenes”. Demasiados españoles estudiaron en la universidad para luego conducir un taxi.
Esta comprometida mujer de 50 años es la estrella del gobierno. Su trabajo y el del Ministerio de Educación serán sin duda determinantes en las elecciones parlamentarias de 2023. Pues España, con un 16% de abandono escolar, está a la cola de Europa.
Un estricto sistema educativo
Esto se debe a un sistema educativo muy rígido y estricto. Repetir curso es habitual. También los exámenes de recuperación. Quienes tienen dinero, envían a sus hijos a escuelas y universidades privadas menos complicadas. Iván, por ejemplo, asistió a una escuela pública y necesitó varios intentos para finalmente obtener su diploma de secundaria.
Sin embargo, este tampoco garantiza el acceso a la universidad: sigue siendo necesario un examen, la Selectividad, que cubre todo el temario del Bachillerato y cuya nota determina las opciones para estudiar o no una carrera. Para acceder a uno de los codiciados empleos públicos, también hay procesos selectivos que pueden durar años: las oposiciones.
Los fondos de la “próxima generación” ya han conseguido mucho
El gobierno tiene hasta diciembre para convencer al Parlamento de votar a favor de sus presupuestos. No tiene mayoría y la división ideológica está retrasando muchas reformas
“Mi hermana aún vive en casa y tiene 26 años. De alguna manera tengo la sensación de que no vamos a ninguna parte”, dice Iván Rosero. Como muchos de su edad, no está especialmente interesado en la política, pero le gusta Yolanda Díaz. La ministra de Trabajo advierte: “tenemos que asegurarnos de que nuestra sociedad pueda ofrecer oportunidades para todos, de lo contrario alimentaremos los conflictos y la violencia en las ciudades”.
A su lado tiene a la ministra de Vivienda, Raquel Sánchez. Las viviendas desocupadas pagarán un impuesto más alto, lo que debería sacar más pisos al mercado de alquiler y bajar los precios. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en España hay 3,4 millones de pisos vacíos.
Vivienda social y fundaciones privadas
Una nueva “Ley de Vivienda” impulsará las viviendas sociales con más fuerza, sobre todo para ayudar a familias jóvenes y a mujeres solteras. El exbanquero Conrado Giménez ha renunciado a su exitosa carrera para ayudar a mujeres jóvenes necesitadas. Su organización, Fundación Madrina, hace lo que el Estado no ha hecho durante años: “La administración española es demasiado complicada para los jóvenes necesitados. Se quedan solos, sobre todo las madres y eso en un país cristiano”, se queja.
Giménez cree que vive en un “país machista”. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, también se ha quejado de esto en varias ocasiones. Quiere abrir nuevos caminos: “Los jóvenes fueron las principales víctimas de la crisis de los noventa, de la crisis financiera de 2010 y ahora, nuevamente, con la pandemia… no podemos cargar todo a sus espaldas”, advierte.
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