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La diplomacia entre Chile y Argentina está tensa por los límites marítimos

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La discusión, que ha enfrentado a los dos países desde hace más de un siglo, se reactivó después de que el Gobierno chileno actualizara esta semana sus fronteras marítimas en las aguas australes, agregando 200 millas que Argentina alega que le pertenecen.

El debate, que casi los lleva a la guerra a finales de la década de los 70, se volvió a encender luego de que Chile actualizara esta semana su Carta Náutica 8, que es la que establece qué parte de las aguas australes es suya y cuál no. Y en esa actualización agregó un pedazo que históricamente Argentina ha defendido como propio.

Pero hasta ahora, Chile se ha mantenido en su postura, diciendo que ha sido su reclamo histórico y que esa zona sureña que incluyó en su carta náutica siempre le ha pertenecido. «Nadie se apropia de lo que le pertenece», respondió el canciller chileno Andrés Allamand, mediante un comunicado.

¿Cuáles son las 200 millas que Chile reclama como propias?

Durante más de un siglo, cada país ha defendido la misma postura frente a los accesos marítimos que dan vía al estrecho de Magallanes y el paso de Drake, y que dan control sobre el acceso a los océanos Pacífico y Atlántico.

Argentina ha propuesto que debajo de las islas que quedan al sur del canal Beagle –como Evout, Barnevelt y Hornos–, se trace una línea recta hacia el sur. Así, los argentinos se quedarían con las aguas del océano Atlántico y los chilenos con las del Pacífico como, según ellos, dicta el principio bioceánico de diferentes tratados internacionales.

Pero Chile siempre ha alegado que ese principio bioceánico no existe y que, en cambio, esos tratados les dieron a ellos las islas al sur del canal Beagle. Bajo ese pretexto es que afirman que su plataforma del límite continental está 200 millas más hacia el este de lo que plantea Argentina. Y fue justo esa adición la que hizo el Gobierno de Piñera esta semana actualizando la Carta Náutica 8.

El ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Felipe Solá, resumió el debate señalando en rojo la extensión que quiere hacer Chile de sus aguas australes, zona que los argentinos sostienen que les pertenece.

La disputa que casi lleva a la guerra a Argentina y Chile

Ese mismo argumento fue el que tensó las relaciones entre ambas naciones hace más de 30 años. En 1977, Argentina propuso que las islas australes que Chile reclama como propias fueran de dominio de los dos países y que, a partir de ellas, se marcara el límite conjunto. Chile rechazó la proposición y poco a poco la situación escaló hasta que, un año después, la relación entre ambos países estaba tan deteriorada que muchos gobiernos creían que «la guerra era inminente», como lo explicó en un artículo Hermán Santis, profesor del Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Las tensiones se elevaron tanto que incluso el papa Juan Pablo II intervino enviando una comisión para intentar que los dos países dialogaran. El resultado fue que, en 1984, Chile y Argentina firmaron el Tratado de Paz y Amistad, con la mediación del sumo pontífice. Allí no solo se comprometieron a solucionar sus diferencias de manera pacífica sino que, además, pactaron sus delimitaciones marítimas trazando seis puntos concretos. A cada uno lo nombraron con una letra del abecedario. El último de ellos era el Punto F que, a pesar de tener coordenadas específicas, es el que se han disputado desde entonces.

Entre 2009 y 2020, Argentina dio varias peleas para que su apuesta por la línea recta fuera la ganadora. En abril de 2009, el entonces Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner formuló una petición a la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de la ONU para que le otorgara una parte de lo que Chile conoce como su Antártica.

Aunque la Comisión no especificó áreas geográficas, en marzo de 2016, la Cancillería argentina publicó un comunicado diciendo que con base en ese concepto internacional definía cuál era su plataforma continental e incluyó como propia la zona que históricamente ha peleado Chile.

Cuatro años después, los argentinos reforzaron su apuesta en el Congreso, cuando los legisladores aprobaron la ley para trazar el límite exterior de dicha plataforma y blindaron su decisión indicando que tomaron «como base las Recomendaciones de la Comisión de Límites de la Plataforma Continental». Dentro del trazo estaban las 200 millas que los chilenos señalan como suyas.

Ahora, la Cancillería argentina alega que Chile no objetó ni la decisión de la Comisión de 2016 ni la presentación de la ley de 2020. Por eso, los argentinos no consideran válido la más reciente movida de su vecino chileno.

Pero el Ministerio chileno de Relaciones Exteriores sostiene que desde 2009 ha declarado todas las pretensiones argentinas como inoponibles, es decir que afectan a terceros. Y defiende su actualización de los límites marítimos diciendo que es una política de Estado que responde a una «una continuidad histórica en la posición y en el planteamiento chileno».

En su pronunciamiento, el canciller Allamand rememoró los momentos más álgidos de su historia para hacer un llamado al diálogo: «Si en el pasado, en la década del setenta, tuvimos posiciones encontradas, ambos países hemos dado un ejemplo de cómo de esas posiciones encontradas se pueden dejar atrás y cómo se puede construir una relación bilateral sólida, estable y potente en el tiempo».

Sin embargo, a día de hoy no se ha avanzado en una solución diplomática por la histórica disputa de las aguas australes.

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