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Hacer lo mismo todos los días, la nada, el aburrimiento y anhelar cambios. Estas son algunas de las manifestaciones de las personas que buscan romper o al menos modificar su rutina para así salir de esa aparentemente interminable monotonía en la que se han sumergido sus vidas, especialmente en medio de la pandemia del coronavirus.
Pero, ¿qué es la rutina? ¿la rutina es igual a la monotonía? ¿tiene algún beneficio? Aunque la monotonía siempre ha estado allí, en los últimos meses se ha vuelto más latente a raíz de los confinamientos y de las distintas prohibiciones, por lo que esta situación ha hecho que pongamos los ojos sobre este fenómeno e intentemos entenderlo.
Para Paula Cárdena Jiménez, psicóloga con máster en psicología clínica, la mayoría de las personas siguen una rutina en su vida diaria. Una persona se levanta, se baña, va al trabajo, regresa, hace los quehaceres de la casa, se acuesta a dormir y al día siguiente vuelve a hacer lo mismo y así sucesivamente en el resto de su vida.
“Muchas veces la monotonía aparece cuando esta rutina no tiene variedad, cuando es uniforme, todos los días transcurren de la misma forma con las mismas actividades. Eso se puede aplicar en todos los ámbitos de la vida (familiar, laboral, en pareja)”, destaca la experta.
Diferentes estudios han indicado que la monotonía puede llegar a generar estrés, ansiedad, angustia, pérdida de creatividad, falta de concentración, síndrome de estar quemado y hasta depresión.
A una persona con una rutina y con pocas variaciones en esta le cuesta mucho adaptarse a los cambios, advierte Cárdenas. Según la psicóloga, cuando una persona está en la monotonía y se enfrenta a una nueva situación puede percibirla como una amenaza y eso puede generar ansiedad en todos los contextos.
“Una persona que esté en la monotonía puede disminuir la explosión a nuevos retos, a nuevos objetivos, a la realización de nuevas tareas. Una persona que está en la monotonía puede abandonar una nueva labor porque se sale de lo que ya estaba establecido e implica nueva planificación, le genera más ansiedad y la puede dejar a medias”, explica.
Y es que desde el inicio de la pandemia cientos de miles de personas en todo el mundo trasladaron sus actividades laborales y de estudio, entre otras, a su hogar, un punto que la mayoría de los casos estaba reservada para su vida familiar, su vida personal y el cual de un momento a otro se convirtió en el centro de todo.
Según explica experta, el trabajo se puede haber hecho más aburrido porque la interacción con la gente, sus compañeros de trabajo o de clases, se realiza a través del computador y eso no reemplaza el contacto personal, no reemplaza la posibilidad de hablar de otras cosas, de irse a tomar un café, la interacción social, de un contacto personal más rico.
Un artículo de la revista especializada Nature declaró que, pese a no existir una definición comúnmente aceptada sobre el aburrimiento, este era un estado mental donde la inquietud, el hastío y la apatía eran frecuentes y el cual las personas encontraban desagradable.
Este estado, según el artículo, podía modificar la mente. Las personas propensas al aburrimiento tenían un 50% más de probabilidades de empezar a fumar, beber y consumir drogas ilegales.
Una persona rodeada de monotonía, puede perder la noción de construir horizontes en el futuro, de un proyecto de vida cuando las actividades y su función pierden el sentido. “Además de esas alteraciones a nivel emocional también reduce algunos procesamientos de información, afecta la memoria, está un poco en piloto automático. Disminuye un poco la capacidad creativa y la capacidad de resolver nuevos problemas”.
Pero no toda rutina es mala ni toda monotonía tiene efectos negativos. Según Cárdenas, es por medio de la rutina que a los niños se les permite ordenar el mundo, se les permite sentir que tienen un poco de control frente al futuro. Cuando hay rutina con los niños, explica la psicóloga, como de sueño, de alimentación, actividades escolares o de familia ellos pueden empezar a anticipar qué es lo que viene, pero cuando no hay esta rutina, el niño se levanta y puede sentir ansiedad pues no tiene esa capacidad sobre cómo controlar su propia vida, de anticipar qué viene en el futuro.
Así mismo, destaca la experta, cuando una persona es consciente de sentirse en medio de la monotonía le da la oportunidad de reflexionar sobre sí misma, empezar a cuestionar su trabajo, su relación en pareja, de familia y cómo esta podría ser diferente. Se abren procesos creativos para fomentar el cambio, procesos reflexivos para transformarse.
¿Cómo lograr salir de la monotonía?
- Sé positivo.
- Haz amigos.
- Visita lugares nuevos.
- Inscríbete en actividades.
- Intenta relacionarte con nuevas personas.
- Vuelve a casa andando, por calles diferentes.
- Haz actividades constructivas durante el día.
- Demuéstrate a ti mismo que puedes hacerlo y hazlo.
No obstante, romper con la monotonía no corresponde únicamente a las personas. Las empresas, colegios y universidades tienen un rol muy importante en ello. En el caso de las empresas, ambas expertas coinciden en que estas deben aprovechar las herramientas en comunicación para crear canales virtuales, pero no solo para hablar sobre el trabajo, sino para hablar y compartir con los compañeros otro tipo de actividades como celebraciones de cumpleaños, hobbies, hablar de cine, comida, entre otros.