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La reunión entre altos funcionarios de la administración del presidente estadounidense Joe Biden y el presidente de China marcó la primera oportunidad para medir la dinámica de la relación entre estas dos grandes potencias mundiales cara a cara. El secretario de Estado Anthony Blinken y el asesor de seguridad nacional Jack Sullivan se reunieron con el máximo diplomático de China, Yang Jiechi, y el ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi.
El equipo de Biden no se hace ilusiones. Antes de la reunión, Blinken señaló que este «no es un diálogo estratégico» y «no hay intención de hacer una serie de compromisos de seguimiento en este momento». Dijo: «Si estas promesas realmente se cumplen, deben basarse en la proposición de que hemos visto un progreso tangible y resultados tangibles en los problemas de China relacionados con nosotros».
Si la «Guerra Fría» se refiere a una gran lucha de Titanes, lo que significa que dos sistemas políticos incompatibles han sacudido todos los aspectos de su poder nacional en esta lucha, entonces obviamente la competencia entre China y Estados Unidos se hace eco de la confrontación. Como se señaló en la estrategia diplomática interina lanzada por la administración Biden este mes, una China más «segura» es «el único competidor que tiene el potencial de combinar su poder económico, diplomático, militar y tecnológico para imponer desafíos sostenibles en el ámbito internacional.
En lo que respecta a China, ha adoptado una postura similar, señalando su deseo de establecer relaciones constructivas, sin dejar de redoblar sus esfuerzos para salvaguardar sus propios intereses: las restricciones no democráticas de Hong Kong y el trato desvergonzado de la minoría musulmana uigur (que Blinken tildó de «genocidio»).
Fuente: BBC News.
