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Por muchos años, Occidente reaccionó a las violaciones de los DD. HH. en Venezuela con sanciones, que incluyeron a la industria petrolera. Ahora, EE. UU. considera cambiar de rumbo tras prohibir el petrolero ruso.Tras la prohibición de EE. UU. de importar petróleo ruso, la idea de que el país norteamericano compense su déficit con los suministros venezolanos está despertando emociones en Caracas. Pocos días después de las conversaciones entre una delegación estadounidense y representantes de la administración venezolana, tanto el gobierno como la oposición reaccionaron con mensajes emotivos.
«Espero que entiendan que hacer negocios con Maduro significa mancharse las manos de sangre», dijo la política opositora Delsa Solórzano en alusión al posible paso de Washington. Por su parte, el mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro, disfruta al máximo de los acontecimientos políticos: «Venezuela está a la vanguardia de las iniciativas para estabilizar los mercados del petróleo, el gas y la energía», afirmó ante la televisión oficial venezolana a comienzos de esta semana.
Venezuela sale fortalecida del conflicto
Pocos días después de que comenzara la invasión rusa en Ucrania, Venezuela parece convertirse en uno de los ganadores de la crisis energética mundial. El país sudamericano -el más rico en petróleo del mundo- tiene precisamente lo que EE. UU. y otros países necesitan urgentemente de otras fuentes no rusas.
«Venezuela está en una posición clave en Sudamérica por sus recursos petrolíferos. Venezuela, marginada durante mucho tiempo por EE. UU., saldrá fortalecida de este conflicto y podrá beneficiarse tanto económica como políticamente. Estas son las paradojas de ciertos conflictos», dijo a DW el politólogo Jacques d’Adesky, de la Universidad Federal Fluminense de Río de Janeiro.
Maduro promete aumentar la producción
Maduro promete ahora aumentar la producción de petróleo hasta los dos millones de barriles diarios, es decir, casi triplicar el volumen de producción actual de 700.000 barriles. En vista de la reciente explosión de los precios del petróleo, el aumento de la producción supondría un gran aumento para los ingresos del país, que en los últimos años ha sido asolado por una crisis de la que han huido más de seis millones de personas.
La industria petrolera venezolana está deteriorada y numerosos expertos del sector han dejado el país. Asimismo, debido a sus propiedades físicas, el petróleo venezolano solo puede ser procesado en unas pocas refinerías. Algunas de ellas están en EE. UU. Sin embargo, Venezuela no tiene la capacidad de producción necesaria para sustituir a Rusia, dijo Geoff Ramsey, Director para Venezuela de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA). Además, EE. UU. ha dejado en claro que no levantará las sanciones contra Venezuela si no se producen avances en materia de democracia y DD. HH.
Graves acusaciones contra el gobierno de Maduro
Organizaciones de derechos humanos, como Human Rights Watch (HRW) o Amnistía Internacional (AI), así como la Comisaria de DD. HH. de la ONU, Michele Bachelet, han denunciado en repetidas ocasiones graves violaciones de los derechos democráticos básicos, ejecuciones sin sentencia judicial y represión estatal por parte de las fuerzas de seguridad. Por ello, la Corte Penal Internacional de La Haya ha abierto investigaciones preliminares contra Venezuela.
Estas acusaciones son también la base de las sanciones impuestas por EE. UU. y la Unión Europea contra Venezuela. A eso se debe que, a nivel político, el asunto es complicado porque, por un lado, EE.UU. renuncia al petróleo ruso por las violaciones de DD. HH. rusas en Ucrania, pero, por el otro, sustituye el suministro con otro país que también está desprestigiado en ese sentido. Por ello, la oposición venezolana en torno al presidente interino, Juan Guaidó, pide que se produzcan avances concretos en las negociaciones entre EE. UU. y el gobierno de Maduro hacia una transición democrática.
La rápida caída de la industria petrolera
En 1960, Venezuela perteneció a uno de los cinco miembros fundadores de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Las reservas de petróleo de Venezuela se estiman en más de 300.000 millones de barriles, lo que corresponde a una cuarta parte de las reservas del mundo. En 2007, la facturación anual era de 96.200 millones de dólares, y el beneficio de explotación era de 25.900 millones de dólares.
La mala gestión y el aumento de las sanciones como consecuencia de las violaciones de DD. HH. hicieron que el volumen anual de negocio se redujera a solo 12.000 millones de dólares en 2015. Entretanto, según los medios de comunicación críticos con el gobierno de Maduro, las entregas de petróleo venezolano ya se han prometido a China y Rusia. En particular, la empresa rusa Rosneft se ha convertido en un socio cada vez más influyente. Queda por ver cómo reaccionarán China y Rusia ante un giro de Venezuela hacia el mercado estadounidense. (ju/cp)