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Tras la ayuda militar, EE. UU. también recorta a Ucrania el acceso a información de inteligencia: Donald Trump somete a Ucrania a una presión cada vez mayor, con consecuencias directas para la situación en el país.Prácticamente no pasa un día sin que suenen las sirenas en algún lugar de Ucrania, caigan misiles y haya muertos o heridos. En el futuro, Kiev podría tener aún más dificultades de las que ya tiene para interceptar los ataques aéreos rusos.
Hasta ahora, el Ejército ucraniano ha recibido apoyo masivo de Estados Unidos. Pero, por ahora, eso se ha acabado. Para obligar a Zelenski a sentarse a la mesa de negociaciones con el objetivo de alcanzar un alto el fuego, Donald Trump suspendió la ayuda militar estadounidense a principios de semana. Solo un día después, cortó también la transferencia de información de inteligencia estadounidense a Ucrania.
Para el analista político Dmitry Alperovich, del Silverado Policy Accelerator, un think tank de geopolítica estadounidense, las consecuencias de esta decisión se notarán de inmediato: «Recibirán muchos menos datos sobre lanzamientos de misiles de crucero y drones en su territorio, (información) que podría ayudar a su propia defensa antiaérea».
Gustav Gressel, experto militar de la Academia Nacional de Defensa austriaca, lo expresa de forma aún más drástica: «No transmitir directamente información de inteligencia implica más muertos y heridos en el lado ucraniano», destaca en conversación con DW. Si no dispone del reconocimiento por satélite de EE.UU., la defensa aérea ucraniana pierde un valioso tiempo de alerta sobre las rutas de vuelo y los objetivos.
¿Se acabó el reconocimiento de los movimientos de tropas?
Los datos satelitales recogidos por Estados Unidos y las señales de telecomunicaciones interceptadas ayudan al Ejército ucraniano a vigilar los movimientos de las tropas rusas cerca del frente.
También ayudan a descifrar las posibles tácticas de ataque y los objetivos de las ofensivas terrestres rusas a lo largo de los más de 1.000 kilómetros de frente en el este de Ucrania.
La capacidad de Ucrania para llevar a cabo contraataques militares selectivos en el interior también se vería considerablemente limitada. Estados Unidos también ha suministrado anteriormente numerosos datos para el funcionamiento de sus propios sistemas de misiles y misiles de crucero. «Ahora los ucranianos también recibirán menos información para poder llevar a cabo por sí mismos misiones en el interior del territorio enemigo, por ejemplo contra depósitos de municiones, centros de mando y objetivos en Rusia», explica a DW el analista político Alperovich.
¿Mayor aprovechamiento de Starlink?
Hasta ahora, Estados Unidos no sólo ha proporcionado equipamiento militar e información de inteligencia, sino también acceso a Internet para el Ejército ucraniano. Dado que Rusia ha estado atacando la infraestructura de comunicaciones desde el comienzo de la guerra, el Starlink estadounidense ha demostrado ser prácticamente indispensable para el Ejército ucraniano.
Gracias a su extensa red de satélites, Starlink permite utilizar Internet incluso en regiones muy remotas o en lugares donde otros puntos de acceso a la red han sido destruidos. Lo único que necesitan las fuerzas armadas ucranianas son pequeños terminales portátiles con los que establecer una conexión con los satélites Starlink. Gran parte de las comunicaciones, la determinación de objetivos y el control de drones se realizan a través de esta red.
Existe el temor de que Estados Unidos también pueda denegar a Ucrania el acceso a Starlink. Elon Musk, propietario de Starlink y cercano confidente de Trump, ya ha rebatido con firmeza esas informaciones en X, su propia plataforma de comunicación. Lo cierto es que el cierre de Starlink provocaría casi de inmediato un colapso al menos parcial de la infraestructura de comunicaciones ucraniana en la línea del frente.
¿Qué pueden hacer los europeos?
De momento, no se sabe nada sobre cuánto va a durar el embargo de inteligencia. El analista estadounidense Dmitry Alperovich está seguro de algo: «Otros podrían intervenir, los británicos, los holandeses y otros tienen fantásticas capacidades para recopilar datos dentro de Rusia. Podrían cerrar parte de esta brecha».
Pero, debido a la falta de equipos técnicos, es dudoso que los países europeos puedan proporcionar datos en la misma medida que Estados Unidos. El sistema de satélites Iris2, por ejemplo, la respuesta europea al Starlink de Elon Musk, no estará terminado hasta 2030. No está claro hasta qué punto el operador franco-británico Eutelsat podría intervenir con sus 650 satélites actuales. En comparación, Starlink tiene más de 7.000, y los europeos no tienen la misma capacidad que Estados Unidos en lo que se refiere al reconocimiento militar.
Según la propia Ucrania, ya está trabajando en un acceso alternativo a la información de inteligencia de otros países. Por su parte, el ministro de Defensa francés, Sebastien Lecornu, ha ofrecido a Ucrania la posibilidad de intercambiar información de inteligencia con Kiev.
«Sin embargo, llevará tiempo que todo esto se lleve a cabo técnicamente», subraya a DW el experto militar Gustav Gressel. «Ahora hay que encontrar soluciones para muchas cosas, y eso será difícil. (…) Pero estamos trabajando en soluciones, aunque sean peores que las disponibles hasta ahora».
(ms/ers)