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Alemania y la amenaza de las armas nucleares

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Alemania no es una potencia nuclear, pero sí parte de la estrategia nuclear de EE. UU. Con la guerra en Ucrania y el fin del control de armas nucleares de la Guerra Fría, el país se ve bajo presión.Si la Guerra Fría se hubiera vuelto nuclear, quizás habría comenzado en suelo alemán. Geográficamente, Alemania se ubicaba entre Estados Unidos y sus aliados de la OTAN por un lado, y la Unión Soviética y los países del Pacto de Varsovia por otro. Políticamente, estaba dividida entre Occidente y Oriente. Estratégicamente, aquí estaban desplegados los Ejércitos de EE. UU. y la Unión Soviética, a ambos lados de la Cortina de Hierro.

Alemania aún se beneficia de la supuesta seguridad que ofrece el paraguas nuclear estadounidense, al tiempo que enfrenta el riesgo directo de una escalada nuclear. Y, mientras la antigua Alemania Occidental ha albergado históricamente un fuerte movimiento pacifista, muchos en la otrora Alemania Oriental tienen una visión menos hostil de Rusia.

“Alemania sigue claramente comprometida con el control de armas, el desarme y la no proliferación. Incluso teniendo en cuenta el cambio de condiciones”, asegura a DW un funcionario del Ministerio de Exteriores alemán, refiriéndose específicamente a la invasión rusa de Ucrania.

Analistas militares temen ahora que el presidente ruso, Vladimir Putin, rompa el “tabú nuclear” (ese acuerdo no escrito de no usar armas nucleares desde que EE. UU. lo hizo dos veces contra Japón, poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial en 1945). El Gobierno alemán y sus socios se oponen “inequívocamente” a cualquier paso en ese sentido, insiste el funcionario alemán de Exteriores.

Acto de equilibrismo nuclear

Pero esta oposición de Alemania a las armas nucleares contradice la expectativa de que apoye la estrategia de seguridad de la OTAN. El reparto nuclear, esa política de la alianza militar liderada por EE. UU. que permite el estacionamiento de armas nucleares estadounidenses en territorio no estadounidense, significa que aviones de combate alemanes podrían transportarlas en caso de guerra nuclear.

Hasta 20 ojivas nucleares permanecen en la Base Aérea de Büchel, en el oeste de Alemania, estima la Iniciativa de Amenaza Nuclear (NTI, por sus siglas en inglés). Y el grupo de expertos con sede en Washington calculó que hubo otras 130 en la base aérea de Ramstein, hasta que fueron retiradas entre 2001 y 2005.

Este acto de equilibrismo nuclear añade tensión tanto a la política interna alemana como a la alianza euroatlántica. Sin embargo, los desacuerdos pasaron a segundo plano desde la invasión de Rusia contra Ucrania. Algunos políticos del partido Los Verdes, tradicionalmente crítico de las armas nucleares en Alemania, esta ahora entre los más vehementes partidarios de Ucrania en el país.

Riesgo nuclear, pasado y presente

“Claramente, estamos en un punto de inflexión”, dice a DW John Erath, director sénior de política del Centro para el Control de Armas y la No Proliferación. Rusia ha amenazado con el uso de armas nucleares para tomar el control de Ucrania, con miras a frenar el apoyo de EE. UU. y la OTAN. Y, si bien el uso de semejante amenaza como “herramienta diplomática” no ha sido totalmente efectiva, sí ha conseguido moderar ese apoyo, opina Erath.

EE. UU. trata de evitar una escalada que podría llevarlo a un conflicto directo con Rusia. Y los funcionarios alemanes a menudo expresan su preocupación por cruzar una línea que convertiría a Alemania en parte oficial de la guerra. “El peligro real radica en que el conflicto concluya con la percepción de que Rusia tiene éxito, de que esta herramienta es efectiva”, advierte Erath. Otros estados con armas nucleares, como Corea del Norte, podrían hacer amenazas más audaces con sus propios arsenales.

“Las diferencias en la tolerancia al riesgo nuclear entre los aliados de la OTAN pueden ser un punto de presión a explotar por Rusia”, señala a DW Jonas Schneider, experto en seguridad de la Fundación de Ciencias y Política (SWP), en Berlín.

90 vs. 10 por ciento

Los acuerdos sobre control de armas están en su punto más bajo, desde que Rusia suspendió el New START, que limitaba los sistemas nucleares rusos y estadounidenses. Pero los tratados son solo un elemento del control de armas. La transparencia, el diálogo y la recopilación pública o clandestina de datos son otros. Las armas nucleares son costosas y llamativas, así que los cambios en número o despliegue son fáciles de detectar.

Además, hasta ahora, los tratados solo han incluido a las fuerzas rusas y estadounidenses. Y, aunque estas controlan cerca del 90 por ciento de las armas nucleares del mundo, la ausencia de China en estos tratados es preocupante. Hay varios Estados pequeños y medianos con armas nucleares, pero con China, EE. UU. carece de líneas de comunicación como las construidas con Rusia durante décadas: “Si hubiera una crisis por Taiwán, sería más difícil conseguir esa línea directa con Pekín”, alerta Erath.

La mayoría de los países no poseen armas nucleares y 92 han firmado el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares. Sin embargo, sin ninguna de las potencias nucleares del mundo a bordo, ese acuerdo es sobre todo simbólico. Mientras, en Alemania, que asistió como observador a una reunión del tratado en 2022 en Viena, las aspiraciones antinucleares siguen compitiendo con su compromiso con la doctrina nuclear estadounidense.

(ers/rml)

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