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El regreso de Ingrid Betancourt al ruedo electoral en Colombia

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Dos décadas después de haber sido secuestrada por las FARC, Ingrid Betancourt vuelve a aspirar a la presidencia de Colombia. DW consultó a analistas sobre sus posibilidades de éxito.Que 20 años no es nada, dice el tango. Pero pueden ser muchos en política, especialmente en un país como Colombia, que entretanto ha sellado un Acuerdo de Paz con las FARC y todavía recorre el arduo camino de su implementación práctica. 20 años tampoco pasan sin más en la vida de una mujer como Ingrid Betancourt, que ha vivido gran parte de ellos radicada en Francia y alejada de la política, aunque no del todo. Siguió luchando por las víctimas de la violencia, escribió y participó en conferencias. Ahora, aspira a cerrar el ciclo que empezó hace dos décadas, cuando su candidatura presidencial fue abruptamente truncada por un secuestro que duró seis años y la convirtió en la rehén más conocida de la guerrilla colombiana a nivel internacional.

Ingrid Betancourt, cargada entretanto de reconocimientos internacionales como la orden de la Legión de Honor francesa o el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, vuelve al ruedo electoral. Y lo hace en medio de un clima de incertidumbre, en una Colombia que vive el ocaso del uribismo, con una derecha en proceso de reordenamiento y una izquierda que lidera, pero se estanca en las encuestas. Acaba de anunciar su precandidatura para las elecciones presidenciales del 29 de mayo, por la Coalición Centro Esperanza. La esperanza suya es ofrecer una opción alejada de los extremos de derecha e izquierda en un país altamente polarizado.

Otra Colombia

Ariel Ávila, politólogo y subdirector de la Fundación Pares (Paz y Reconciliación), cree que tomó la decisión demasiado tarde, porque ya hay otros candidatos que se están consolidando. Además, hace notar que, durante su larga ausencia, perdió figuración en el escenario político nacional. “Hoy en día, si usted le pregunta a cualquier muchacho de 25 años, dice ‘ah, sí, la que secuestraron’. No dice más que eso”, afirma el politólogo, subrayando que el país ya está en otro debate, en otra situación, y ese no va a ser tema de campaña. “Hoy la sociedad colombiana está pensando en temas de equidad social, de lucha contra la corrupción y de ordenamiento territorial”, explica a DW.

La lucha contra la corrupción fue precisamente un aspecto que le dio notoriedad a Ingrid Betancourt en las postrimerías del siglo XX, cuando fustigó a figuras destacadas y rompió con su partido Liberal, para fundar el primer partido verde de Colombia, el Partido Verde Oxígeno. “Ella, en términos políticos, tuvo en el pasado tres banderas, que fueron adelantadas para su tiempo. En primer lugar, una bandera ambientalista, en segundo lugar, fue una líder anticorrupción en su momento, y en tercer lugar fue una candidata que apoyaba la búsqueda de una paz negociada”, apunta en conversación con DW Jorge Restrepo, director de CERAC (Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos) y profesor de la Universidad Javeriana.

Autoridad moral

“Yo diría que tiene una gran vigencia como víctima del conflicto armado, tiene una gran autoridad moral”, señala, recalcando que “es una figura emblemática, valiosísima para la reconciliación nacional, más que una líder combativa, en términos ideológicos”. Coincide con Ávila en que lo que más preocupa a los colombianos actualmente es la situación económica y social y, aunque “el tema de la paz está presente, no va a ser decisivo en la campaña”.

Ambos analistas hacen notar que otras figuras han ocupado entretanto los espacios y estiman que, en los pocos meses que faltan para las elecciones, le será muy difícil revertir esa situación. No obstante, Ingrid Betancourt no se desligó del acontecer nacional, y en sus esporádicas visitas al país no se abstuvo de opinar. Por ejemplo, en las elecciones 2018, dio abiertamente su respaldo a Gustavo Petro, quien fue derrotado por Iván Duque.

La importancia de ser mujer

Ahora es ella quien busca la candidatura presidencial. “Yo creo que ella también sabe que le va a ser difícil ganar y que está buscando más bien una vicepresidencia”, dice Ariel Ávila, aunque reconoce la importancia de su gestión para forjar la Coalición Centro Esperanza. “Ella va a jugar un papel clave de articuladora, un papel muy importante como engranaje de la coalición de centro y como puente para una coalición alternativa grande en segunda vuelta”, prevé. Su entrada en la carrera, en todo caso, trae un nuevo rostro a la contienda y podría movilizar al electorado femenino, con un mensaje de equidad de género. En eso también concuerdan los analistas: uno de sus grandes ases es justamente el hecho de ser mujer.

Una mujer que Jorge Restrepo califica como “una persona sin miedos”, o que lo fue en el pasado. Hace 20 años, su arrojo y su manera de hacer política sin ambages no estuvo exenta de controversias. Pero también en ella el tiempo también ha dejado huellas. Para el director de CERAC, “Ingrid Betancourt, como líder política y como figura pública en Colombia es muy diferente hoy a quien era antes de su secuestro. Hoy en día yo la veo como una figura mucho más reposada, conciliadora y emblemática de las víctimas de la violencia”.

(ms)

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